CAPÍTULO 1

7.4K 250 20
                                    

Narrador omnisciente

Daniela observaba en un completo silencio como María José conversaba con emoción con un joven de cabello negro, el chico con rasgos latinos rápidamente ejecutó su maniobra especial tomando el atrevimiento de tomar uno de los mechones de la peli negra para dejarlo detrás de su oreja, la castaña bufó, un tanto irritada de ver en aquella semana más de diez veces el mismo movimiento, ¿Es que acaso no conocían otra cosa?.

Se preguntó mientras echaba su cuerpo hacia atrás, Calle apretó la quijada alzando la mirada hacia otra dirección, ya no quería ver más a su amiga coqueteando con medio mundo, ni siquiera sabía el por qué había aceptado en esperarla, ¿Por qué hacerlo si ella está feliz con él? Decidida se levantó, sacudió sus jeans del gras rastro de césped que cubría la parte trasera se su vestimenta para luego girar sobre sus talones comenzando a caminar de regreso a su hogar. La morena observó cómo el sol comenzaba a esconderse dejando que las nubes tomaran aquel característico todo anaranjado que tantas tardes de dedicó en admirar. Calle soltó un suspiro al notar a una pareja cruzándose en su camino, ambas se veían bien, felices por estar al lado de la persona que amaban, la morena apretó los puños, los celos y la envidia carcomiendo su alma, que tenía aquella pareja que no poseyera.

- ¡Daniela! - llamó una dulce voz logrando que los vellos de la nombrada se erizaran por completo.

La morena se quedó inmóvil manteniendo sus ojos fijos en la nada misma. De repente su mano fue envuelta por un agradable calor que la hizo ponerse de los nervios, por inercia giro su rostro observando por sobre su hombro el hermoso rostro de la oji-verde, ahí estába ella María José Garzón, la causante de todos sus males. Calle se quedó en silencio perdiéndose en los bonitos labios de la mayor, aquellos apetecibles labios que no dejaban de moverse, ¿Como era posible que fuesen tan bellos? Se preguntó sintiendo como sus tímpanos se encargaban de aislar el sonido de su alrededor, la morena parpadeo confundida en el instante que sintió como la mayor la sacudía con algo de fuerza.

- ¿Mmmh? ¿Qué? - preguntó Dani completamente confundida.

Poché solto el brazo de la menor cruzándose rápidamente de brazos dejando ver su ceño fruncido.

- No me estás escuchando - bufó la mayor un tanto irritada. - te estaba preguntando el porqué te habías ido - aclaró observando cómo las facciones de la menor cambiaban en arrepentimiento.

- Te veías muy cómoda con Sebastian, no quería estar ahí de entrometida - admitio Calle girando rápidamente su rostro hacia el frente.

Su cuerpo se paralizó al sentir los brazos de la mayor rodeando su cintura, su mente quedó en blanco ante el cálido aliento que golpeaba su cuello.

- ¿No estarás celosa, verdad? - Insinuó Poché besando de forma provocadora el hombro de la castaña - Solo somos amigas calle, las amigas no se tiene celos.

Dani agito su cabeza en asentimiento, porque ella tenía razón aún cuando era más que conciente de las tantas noches donde ambas compartieron la misma sábana, el mismo calor corporal, pero lamentablemente para ella aquello ya no importaba, no cuando María José siempre tenía razón.

- Lo sé, no estoy celosa - Mintió la menor sintiendo como de apoco el dolor de su estómago comenzaba en aumento - Es tarde, debería volver - avisó dejando en claro que ya no quería estar ahí.

- ¿Me esperas? Solo déjame despedirme de Sebastian - avisó la joven notando como su amiga simplemente asentía - Eres la mejor - halago besando la mejilla de la castaña - ¡No tardare! - aclaro alejándose rápidamente.

Calle giro sobre sus talones sintiendo su corazón caer hacia la boca se su estómago, sus ojos quedaron fijos en la pareja, miró como la muchacha se colocaba de puntillas para besar al joven de cabello oscuro, nuevamente sintiendo los celos invadir su cuerpo, ¿Pero que más daba? No importaba cuantas veces le insinuaba cuanto la amaba, Poché jamás aceptaría que le gustaba una mujer, que amaba a un fenómeno.

- Vamos - dijo la oji verde tomando de la mano a la castaña.

Una fuerte corriente eléctrica envolvió el cuerpo de ambas chicas, ninguna de las dos fue capaz de decir lo que aquella energía les hizo sentir, simplemente hicieron como si jamás hubiera pasado. Calle trago saliva entrelazando sus dedos con los de la mayor, con la mirada posada en el suelo la castaña emprendió camino tirando levemente del cuerpo de la mayor. Quizá, solo quizá, ahora podían seguir fingiendo que todo está bien, ¿Pero hasta cuánto podría llegar su farsa?

SOLO AMIGAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora