CAPÍTULO 4

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Narrador omnisciente

Daniela entreabrió sus labios en un vano intento por excusarse ante lo inevitable, la peli negra en cambio simplemente se quedó de pie sintiendo cada poro de su cuerpo ardiendo ante la ira que la envolvía. María José sentía celos, celos por ver a su mejor amiga con otra mujer. Calle era suya, o eso solía decir. La castaña sonrió de aquella manera adorable al mismo tiempo que hacia un tierno sonido que desprendía de su garganta como un ronroneo, la joven necesitaba hacer de todas las formas posible que pochesita se calmara, pero al parecer no lo estaba logrando.

La morena observó un tanto atemorizada como la oji verde tomaba el atrevimiento de dar un paso hacia el interior de la casa, por inercia retrocedió dándole el suficiente espacio para que Poché pudiese entrar al lugar.

- Haré como que no he visto a esa perra - comentó la mayor mientras ingresaba en el hogar de la menor.

Calle apretó sus puños, se sentía fatal, enojada consigo misma por permitir que ella hablará de aquella manera. -...- la joven tragó saliva cerrando la puerta detrás de sí

- Su nombre es Matu, Matu Garcés - aclaró logrando que la joven detuviera su caminar.

Poché comenzó a reír al mismo tiempo que se giraba alzando sus dos cejas de forma incrédula, Calle sintió que cada fibra de su cuerpo se contraía ante la dura mirada de la muchacha siendo está camuflada por sus encorvados labios. La castaña tragó saliva dando un paso hacia atrás, la colombiana se estaba acercando, parecía un animal a punto de lanzarse contra su cuerpo, porque sí, Calle se sentía como una vil presa en esos momentos. Su aliento quedó atrapado en su garganta cuando el suave dorso de la joven rozó su quijada, su corazón estaba apunto de salir de su garganta, se sentía asfixiada, atrapada entre la puerta y el majestuoso cuerpo de la mayor.

- Poché... - murmuró Calle sintiendo su cuerpo ardiendo ante las cálidas manos de la nombrada - Q~Qué se supone que estás haciendo? - preguntó tragando el nudo que se había creado en su garganta.

La colombiana le sonrió mientras que posicionaba sus dos manos contra las caderas de la menor.

- ¿Qué qué hago? Pues nada - respondió acercando su rostro contra el cuello de la castaña - hueles a ella - comentó escuchando la suave risa de su acompañante.

Daniela agachó la mirada notando el bonito cabello de la peli negra, sus ojos le jugaron una mala pasada viajando más de la cuenta.

- ¿Ahora tienes complejo de perro? - preguntó la castaña a la vez que se relajaba.

Poché entreabrió sus labios soltando una inocente carcajada, sus suaves labios rozaron la piel expuesta de la castaña sintiendo como el cuerpo de la joven se paralizaba por completo.

- No... Pero si quieres puedo serlo - contestó la colombiana con un toque provocativo en sus lascivas palabras las cuales provocaron un inminente ahogo en la castaña - ¿Sabes? - murmuró brindándole un par de besos al cuello de la menor - Puede que seas una chica, y creeme amiga, eres una chica muy sexy, pero lo que tienes entre las piernas te obliga a reaccionar como un chico -- comentó alejando su rostro de aquella zona para ver directamente las facciones de la menor - Y yo sé cómo controlar a un chico.

Calle se sentía indefensa, las suaves palabras de la oji verde le habían provocado una fuerte pulsación en su entrepierna, y para su mala suerte el bonito cuerpo de la mayor se hallaba apresado contra el suyo logrando que su miembro se mantuviera rozándose contra el muslo de la colombiana. María José no era estúpida, podía sentir la dureza de Calle rozando contra su cuerpo, por instinto sonrió de forma egocéntrica, le encantaba provocar aquello en los hombres, pero aunque jamás lo admitiese a viva voz, le fascinaba provocar eso en la castaña.

Calle tragó saliva apretando sus manos contra la madera de la puerta, ya no tenía escapatoria, estaba acabada. Su corazón se detuvo mientras que su respiración había quedado atrapada en su garganta, la colombiana la besaba como si estuviera necesitada por probar sus labios. La castaña no se resistió, amaba demasiado a la oji verde para dejar que hiciese lo que se le pagara la gana con su cuerpo. Calle suspiro contra la boca de su mayor, Poché la estaba dejando sin oxígeno, ¿Pero que más daba? Era su amiga quien la besaba como si no tuviese un mañana. Poché despegó sus labios apoyando su frente contra la de la castaña. Se quedaron así, en un completo silencio sintiendo como sus respiraciones se mezclaban entre sí.

- Esto está mal... Somos amigas - susurró la mayor mientras que su cuerpo se paralizaba por el tacto de la menor.

Calle le sonrió, con rapidez elevó una de sus manos tomando uno de los mechones de la muchacha para luego echarlo hacia atrás, lo hizo, ocupó la misma técnica que los demás idiotas hormonales.

- Tu y yo, no somos amigas María José Garzón - contesto la castaña para luego estampar sus labios contra los de la mayor.

Poché se dejó, porque a pesar de todo, Daniela tenía su corazón. La cataña se giró de forma posesiva, empujó a la colombiana manteniéndola atrapada entre su cuerpo y la puerta, su afiliada mirada se conectó rápidamente con la de la mayor logrando poner de los nervios a la joven.

- Veo que estás nerviosa - comentó Calle con un toque divertido en sus palabras - ¿A qué le temes Poché ?

La nombrada elevó una de sus cejas con diversión mientras que estiraba su rostro hacia el de la castaña, le sonrió de forma coqueta demostrándole las diferentes sensaciónes que solo ella era capaz de provocar en el frágil cuerpo de la morena. Calle le devolvió la sonrisa terminando por cerrar la brecha que las separaba, sus bocas se sellaron, sus lenguas comenzaron una acalorada danza por mantener el dominio, hasta que la mayor tomó la decisión de empujar con suavidad los hombros de la contraria.

- Poché-ah...- susurró calle a la vez que comenzaba a hacer un adorable mohín.

Poché mordió su labios observando las bonitas facciones de la castaña, sin esperar más, la joven alzó sus dos manos apoyándolas contra las mejillas de la castaña.

- No llores - comentó de forma burlona para luego tirar del rostro de la menor contra el suyo; se quedaron así, con los labios sellados mientras que ambas se hallaban con los ojos cerrados..

Poché la alejó relamiendo su labio inferior para saborear el exquisito sabor que el beso de Calle le había dejado.

- Será mejor que bajes a tu amiguito antes de que tu madre llegué - comentó al mismo tiempo que comenzaba a correr hacia las escaleras - ¡Y yo que tú me doy prisa porque la acabo de oír! - agregó desapareciendo por el segundo piso.

Calle frunció el ceño ante las palabras de la joven, por instinto dio un par de pasos hacia atrás negando con su cabeza divertida. La joven guardó por un par de minutos silencio temiendo que las palabras de Poché hubiesen sido ciertas. Cuando se percató del silencio que la envolvía no pudo evitar girarse mirando hacia las escaleras.

- ¡Sí claro, como tú digas! - alzó la voz mientras reía divertida.

De repente para su mala suerte, su cuerpo entró en un pequeño colapso al oír el característico crujido de la puerta dando a entender que está estaba por abrirse, sintió sus piernas congeladas a la vez que, por instinto llevaba sus dos manos a su zona intima intentando tapar fallidamente su miembro activo.

- ¡Calle! ¿Por qué estás gritando? - habló su madre detrás de la muchacha completamente confundida ante la actitud de su hija - Olvídalo, ¿Puedes ayudarme con las bolsas? -preguntó moviendo un par de bolsas hacia la dirección de la castaña - Daniela, te estoy hablando - comentó tirando su mano para atrapar el brazo de la nombrada.

Calle se giró con sus párpados cerrados al igual que los labios, se esperaba lo peor, pero para su sorpresa lo único que escucho fue un pequeño

- "oh" - siendo acompañado por un - "ve a tu habitación y arregla el desastre que tus hormonas causaron" - la muchacha agitó su cabeza con rapidez para luego desaparecer con la mayor velocidad posible, sintiendo como el rozamiento de sus jeans lastimaban su miembro.

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