SOLO AMIGAS

CAPÍTULO 33

Narrador omnisciente

Daniela mantenía sus dedos aferrados al volante mientras que, sus brazos y mandíbula se mantenían completamente tensos ante lo que sus crueles pensamientos osaban en cuestionarle. La castaña bufó con los dientes apretado a la vez que, veía por el rabillo de sus ojos como María José le observaba. Todas las presentes podían sentir la tensión en aquel pequeño lugar, Daniela con su mirada oscura fija en la carretera, el silencio de la peli negra con sus ojos fijos en el perfil de su amada y Aida y Alba quienes habían decidido que mirar por la ventana era mas entretenido que conversar en aquel incómodo lugar. Nadie estaba dispuesto en arreglar la situación, pensaban firmemente que, continuar con el silencio sepulcral era lo mejor para todos. Aida se apoyó en el hombro de Alba desviando por fin sus ojos hacia la pareja que compartían los primeros asientos, no podía dejar de lado lo que había sucedido minutos atrás, la forma en que María José le observó cuando Alba comentó lo del embarazo le hizo pensar firmemente que, tal vez, solo tal vez, Alba no estaba tan mal de la cabeza como la peli negra le había hecho entender. La castaña soltó un suspiró, sabia que estaba mal, que, su próxima pregunta podría conllevar una fuerte discusión entre "Caché" pero es que, por más que Aida intentaba dejar de lado el posible bebé, su mente no se lo permitía perforando con mayor vehemencia el "Le fue infiel" aquello le dolía, a pesar de que no tenía relación con lo sucedido, no podía dejar la culpa de saber que, ella sabia que el bebé-lógicamente- no era de su amígala castaña. Aida mordió su labio, estaba molesta con María José, ¿Cómo era posible? Se cuestionó la castaña al recordar las innumerables veces en que la oji verde hablaba sobre aquella misteriosa chica que le volvía loca, aun cuando en aquellos tiempos estaba en una relación con Sebastian. ¿En que estaba pensando? Se pregunto deseando poder decirlo en alto para oír la respuesta de la morena. Los ojos de la castaña se desviaron hacia Daniela, sintió pena por ella, ¿Qué sucedería con Daniela? Se cuestionó teniendo miedo de que la tristeza consumiera a la joven, pero es que la castaña lo veía, veía cuanto amor Daniela desbordaba con tan solo observar a la oji verde.

Alba frunció el ceño al percatarse del sonido que hacían los dientes de la menor al atrapar sus uñas, la chica mayor inclinó su rostro observando en silencio el nerviosismo que emanaba el cuerpo de la joven. Alba quiso preguntar que era lo que atormentaba la mente de su fiel amiga, pero el silencio del lugar era tan abrumador que, prefirió dejar que Aida siguiese sumergida en sus pensamientos, quizás, más tarde le preguntaría que era lo que le sucedida.

María José suspiró cerrando sus ojos, nuevamente los mareos vinieron a ella bombardeándola sin ningún tipo de piedad. Mientras tanto, Daniela tomaba grandes bocanadas de aire intentando no enfurecer contra la peli negra o alguna de las chicas, pero, sinceramente se le estaba haciendo realmente difícil el poder tranquilizarse, sus pensamientos no la dejaban en paz, ¿Qué hubiese sucedido con María José y su padre? La idea le erizaba la piel, no quería pensar en la morena a solas con su progenitor, aquello simplemente la abrumaba hasta el punto que su cabeza comenzaba a doler.

- ¿Poché... estas bien? - preguntó Daniela logrando que su suave voz rompiera el silencio del lugar.

Alba y Aida observaban en silencio como la castaña estiraba su mano sin despegar su mirada de la carretera, las chicas no iban a mentir, se sentían realmente sorprendidas en el instante que observaron como María José le daba un manotazo a la palma ajena cruzándose rápidamente de brazos.

- Como si te importara - gruñó María José sintiendo la molestia inexplicable burbujeando en todo su ser.

Daniela entreabrió sus labios a la vez que sus nudillos tomaban un tono pálido al ejercer presión alrededor del volante.

- ¿Qué mierda te pasa ahora? Primero la bofetada y ahora el manotazo, ¿Qué te hice? - cuestionó la castaña manteniendo sus ojos en la calle queriendo mantenerse completamente enfocada en su conducción y no en el extraño berrinche que la peli negra le estaba armando - Si despertaste de mal humor, es tu maldito problema, ya tengo suficiente con los míos para que te quieras unir.