CAPÍTULO 6

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Narrador omnisciente

Daniela y Matu quedaron en un silencio sepulcral luego de las palabras que la castaña soltó, ambas jóvenes se mantuvieron sentadas sobre el frío suelo de madera escuchando atentamente sus entrecortadas respiraciones, Calle murmuró por lo bajo al sentir otra punzada dolor en su entrepierna, rápidamente la muchacha tragó saliva intentando acomodarse en el hombro de la pequeña en un vano intento por dejar de sentir aquel incómodo malestar. Aun para su mala suerte Daniela podía sentir las intensas pulsaciones que recorrían su miembro caliente, por cada sensación de escozor la muchacha insultaba en sus pensamientos la existencia de Poché.

De repente, una traviesa mano se apegó contra el botón de su jeans logrando que, por instinto la castaña soltara un fuerte jadeo cerrando sus puños y apretando los párpados. Matu al percatarse de la reacción de la mayor, rápidamente alejó su inocente tacto de aquella sensible zona, sintiendo a su vez, el intenso calor que envolvía sus mejillas y las puntas de sus orejas.

- Lo siento Dani - se disculpó la menor colocando sus dos manos sobre sus muslos para tener una mayor comodidad al hacer la Tierna cara de disculpa - No ha sido mi intención lastimarte.

La castaña soltó un suspiro echando su cuerpo contra los pies de su cama, se escuchó un seco sonido de su cabeza colisionando contra el borde de madera, rápidamente la peli negra abrió sus ojos con fuerza llevando sus dos manos hacia la cabeza de la mayor.

- ¿Dani, te encuentras bien? - preguntó Matu desbordando preocupación ante el estremecedor sonido que el golpe de calle ocasionó.

La castaña se mantuvo en silencio con sus labios fruncidos ante el dolor que envolvía su cabeza, tanto era el malestar que, había olvidado por completo su escozor en la entrepierna. Daniela jadeó inclinando su torso hacia adelante al sentir a la pequeña peli negra subiendo a horcajadas sobre su cuerpo, la castaña abrió rápidamente sus párpados sintiendo su mirada siendo sumergida por el bonito par de la joven.

- ¿Q~Qué haces? - preguntó Calle intentando concentrarse para no despertar a su amiguito. - Matu, bájate -. ordenó tragando a su vez aquella inexistente masa que obstruía en su garganta - Lo digo en serio - intentó sonar dura, pero lo único duro que su cuerpo transmitía era lo que se mantenía debajo de la intimidad de la peli negra - Matu... - jadeó en el instante que la susodicha se inclinó rozando su sexo contra el sensible miembro de la contraria.

- ¿Te duele? - preguntó la menor acariciando rápidamente la nuca de la castaña

- mmh - ronroneó logrando que todos los sentidos de calle se colocaran alerta

- ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor? - preguntó con una clarainsinuación en su bonito tono de voz.

Daniela no pudo resistirse, adhirió sus palmas contra la cadera de Matu ejerciendo todas sus fuerzas para rozar de forma intencional su entrepierna contra la de ella. Rápidamente la escuchó jadear contra su oreja logrando un gruñido por su parte. La castaña era consciente que aquello estaba mal, que no debería estar jugando de aquella forma con la pobre de Matu, nadie más que ella sabía que, a quien amaba no estaba presente en esa habitación, nuevamente Calle comenzó a razonar intentando alejar a la joven. Realmente no quería hacer nada con la peli negra, la castaña en sus pensamientos no abandonaba la bonita imagen del rostro de Poché.

- No... Matu - susurró Calle en un vano intento por alejarla, teniendo como resultado algo que no estaba en sus planes - de verd... - rápidamente se calló al sentir la lengua de la menor chocando contra el interior de su boca, robándole un exquisito beso prohibido.

La castaña jadeó moviendo sus manos hacia la espalda de la peli negra, por instinto la joven intentó brindarle más comodidad a la contraria inclinando su torso hacia adelante. Daniela pudo sentir las palmas de Matu adhiriéndose contra su quijada y parte de las mejillas tirando de su rostro en otro apasionado beso, la castaña sintió las piernas de la contraría envolviéndose contra sus caderas logrando otro excitante rozamiento de ambos sexos. Daniela no se quejó al sentir su camiseta siendo lentamente desabotonada por los traviesos dedos de la menor, no se interpuso, en el instante que sintió las yemas de Matu rozando sus senos para luego comenzar un ardiente recorrido a su abdomen hasta terminar al borde su bóxer.

Se quedó ahí, estática en el momento que sus hinchados labios dejaron de devorarse de forma mutua, la mayor alzó su mirada posando sus oscuros ojos en el brillo travieso que la peli negra poseía, la castaña tragó saliva al notar las veloces manos de la contraría adhiriéndose a la tela de sus jeans, Daniela era más que consciente de lo que iba a suceder, pero si lo sabía, ¿Por qué no estaba haciendo nada por detenerla?.

- He deseado por mucho tiempo probar diferentes cosas contigo - confesó Matu provocando que, muy en el interior de Daniela oír aquello la encendiera más de la cuenta.

- ¿No te molesta lo que hago, verdad? - cuestionó ganándose unos bonitos ceños fruncidos por parte de la castaña - Ven - habló levantándose del cuerpo de la contraria notando el gran bulto que, fallidamente la castaña intentaba ocultar.

Daniela gruñó el instante que se levantó sintiendo su entrepierna dolor como el infierno, Matu al ver sus dolidas expresiones no pudo evitar estirar su mano libre para acariciar el definido abdomen de la contraria brindándole calma. La castaña suspiró en el momento que su trasero colisiono contra el colchón, ni siquiera pudo reaccionar al sentir las juguetonas manos de la peli negra apoderándose del botón de sus jeans, desabrochando el único seguro que la mantenía alejada de su miembro.

La castaña entreabrió sus labios al sentir las manos de la pequeña Matu tomando de forma posesiva la tela de sus pantalones, tirando de aquella prenda hacia los tobillos. Matu guardó silencio relamiendo su labio inferior al quedar frente a la única tela que la separaba de su gusto culpable, del causa de sus noches en vela.

- Matu.. - llamó Calle con la voz dependiendo de un hilo ahogado, de una desesperación tan grande por alejarla que, ya no estaba pensando con claridad.

- Te demostraré que no soy una niña - habló la menor tomando posesión del elástico, para luego simplemente bajar la tela del bóxer exponiendo el miembro de la contraria.

- Ahh - la castaña gimoteo al sentir el tronco de su pene chocando contra su abdomen ante la liberación de éste. Daniela quiso detenerla, quiso decirle que aquello no estaba bien, que no era necesario, pero no pudo hablar, parecía que había perdido por completo el habla al sentir la húmeda lengua de la contraria chocando contra la punta de su sensible miembro. La castaña jadeó apoyando sus codos contra el colchón mientras maldecía en sus pensamientos, aquella pecadora boca tomó posesión de su pene comenzando un fuerte pero placentero bombeo de sus labios Contra el tronco de su miembro, sintiendo la húmeda y caliente lengua de la peli negra acariciando su sensible cabeza inferior.

La castaña no pudo más, sus ojos rápidamente se llenaron de lágrimas al creer que se estaba aprovechando de la menor, con toda la fuerza de voluntad que había podido recolectar posó sus dos manos contra los hombros de Matu dándole un ligero empujón para liberar su caliente miembro de su húmeda boca. La menor completamente confundida intentó acercarse de nuevo para seguir con su excitante trabajo, pero Daniela ya se había decidido así que, por más que intensase acercarse a su entrepierna la castaña no se lo permitió.

- No - habló Calle de forma firme observando el desordenado cabello de Matu adheridos en sus sonrojadas mejillas. - No te hagas esto - susurró aprovechando su confusión para subirse los bóxer y sus jeans.

- ¿Hice algo mal?, ¿No te gustó? Puedo mejorar - propuso apoyando sus manos sobre los muslos de la castaña.

Daniela comenzó a negar estirando sus brazos para atrapar con suavidad los antebrazos de la peli negra, la castaña no quería que ella lo hiciera, no quería que se denigrara de aquella forma.

- No, Matu, peque.. - intentó Calle hablar siendo rápidamente callada por el chillido de la mencionada.

- ¡No soy una niña pequeña!, ¡Tengo 16!, ¡Te la he chupado, las niñas no hacen eso! - contestó sintiendo sus ojos llorosos ante la mirada de la castaña.

Daniela se levantó colocándose rápidamente de rodillas frente a la peli negra, sin siquiera importarle recibir un golpe por su parte, velozmente la joven estiró sus manos envolviendo sus brazos contra el cuerpo de la contraria apegando a la menor contra su pecho.

- Lo sé, soy consciente que no eres una niña, pero... yo, yo lo siento - se disculpó calle sintiéndose culpable de ver hasta donde había sido capaz de llegar con la pequeña Matu. - Te quiero matu, te quiero muchísimo, pero no vuelvas a hacerlo, te lo pido, no te hagas esto - susurró besando la coronilla de la mencionada para luego simplemente apoyar su mentón.

Volvieron a quedar en silencio, sintiendo como sus crueles pensamientos se encargaban en sumergirlas en una oscuridad que ninguna de las dos estaba dispuesta en huir.

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