Narrador Omnisciente
Habían transcurrido ocho meses desde el fatídico accidente que cambió la vida de dos familias. Una linda tarde de otoño María José caminaba junto a la señora Mafe rumbo al cementerio, la joven morena mantenía su mano aferraba al brazo de la mujer mientras que, con su otra mano sostenía su vientre sintiendo como los pies de su pequeña bebé presionaban sobre su palma, la peli negra tragó saliva en el instante que su pequeña volvió a presionar la planta de sus pies sobre su mano intentando avisarle que ella estaba despierta y rebosando de una espléndida alegría. La señora Calle ayudó a la morena subir los escalones que daban a las grandes puertas metálicas, con un poco de esfuerzo ambas mujeres ingresaron al lugar sintiendo el característico sudor descendiendo por sus espaldas que se les solía crear cuando las suelas de sus zapatos tocaban el sombrío ambiente de aquel lugar, a pesar de que no era la primera vez que visitaban el cementerio seguían sintiendo la misma angustia que recorría su piel como les había sucedido en la primera visita.
Ambas mujeres caminaron en silencio observando el sombrío lugar acoplado de tumbas de diferentes portes y colores, María José no iba a negar que le intimidaba el lugar y la forma silenciosa en la que solía estar, intranquila la muchacha llevo sus manos a su vientre comenzando a dar suaves masajes sobre la tela de su abrigó queriendo relajar a su despierta hija. La morena estiró su mano atrapando nuevamente el brazo de la señora Calle en el instante que sintió sus piernas tambalear, últimamente le costaba más poder subir lugares empinados, y debía admitir que agradecía de todo corazón que la madre de Daniela hubiese tomado el valor suficiente para acompañarle. María José giró su rostro al oír un extraño suspiro entrecortado por parte de la mujer, rápidamente la preocupación vino a su mente tomando el instinto de detenerse observando como Mafe comenzaba a limpiar sus húmedas mejillas.
- Mafe... - llamó la morena acariciando con su pulgar el dorso de la mujer intentando reconfortarla del dolor que debía estar padeciendo - No es necesario que me acompañes, puedo hacerlo sola, estaré bien - admitió observando cómo Mafe negaba pasando su palma libre por sus húmedos ojos logrando limpiar el rastro de lágrimas que había descendido segundos atrás.
- No, yo... necesito hacer esto, llevo ocho meses huyendo de su tumba - admitió la mujer a la vez que intentaba sonreír estirando la misma mano que había utilizado al limpiar la humedad de su rostro para posar su palma sobre el vientre de la castaña - ¿Antonia nuevamente esta intranquila? - preguntó observando como la morena sonreía asintiendo con su cabeza - Jamás le ha gustado que vengas a este lugar - comentó sintiendo como el pequeño bebé se movía bajo su tacto.
- Lo sé - admitió la morena a la vez que sentía como Mafe alejaba sus palmas de su vientre para comenzar nuevamente a caminar rumbo a las tumbas que iban a visitar.
María Fernanda suspiró sintiendo su corazón latiendo con demasiada vehemencia, mientras tanto intentaba relajarse comenzando nuevamente a acariciar su vientre notando como habían rápidamente llegado a su destino, la joven se mantuvo quieta releyendo el nombre de la lapida sin poder creer que aquello realmente estuviese sucediendo, la morena tragó saliva observando como la señora Calle observaba con asco la lapida de su ex esposo sintiéndose por fin realizada de verlo tres metros bajo tierra.
- Ese capullo destruyó a mi familia - y María José no podría estar más sorprendida de oír la forma en que la mujer se había expresado, notando rápidamente sus manos empuñadas y las cortas uñas encajándose en sus palmas - Realmente espero que se este revolcando en el infierno.
La morena guardo silencio teniendo rápidamente el vivido recuerdo de la policía tocando a la puerta. La peli negra sentía una gran admiración por la abuela de su hija, a pesar de la forma en que la mujer le había dado la noticia, ver con sus propios ojos como Mafe caía de rodillas al suelo llorando por lo sucedido, y aun así la señora Calle había sido capaz de levantarse del sufrimiento y estar de pie observando con verdadero odio al responsable de todo sus males. María José se estremeció ante el recuerdo de Julián abandonando su casa, como había decidido huir mientras que las lágrimas eran su única compañía, y a pesar de que verdaderamente la joven había estado en todo ese lapso de tiempo en un completo estado de shock, todavía no era capaz de asimilar la palabra accidente y Daniela siendo unidos, porque su Daniela jamás hubiese hecho eso, jamás la hubiese abandonado como lo hizo, ella no era así, y pesar de todo María José todavía creía en lo que sus pensamientos seguían reafirmando. María José metió sus manos en los bolsillos de su abrigó releyendo el nombre de su padre escrito en la sucia lapida, nadie más que ella veían a visitarlo, y sinceramente la joven no tenía forma de enojarse con su madre, él había cambiado, o quizás solo había decidido mostrar su verdadero ser. La peli negra sintió las lágrimas descendiendo por sus mejillas, a pesar que una parte de ella realmente seguía odiando al hombre que la trajo a la vida por todo lo que había causado, la otra simplemente no podía dejarlo de lado, al fin y al cabo seguía siendo su padre; el hombre que estuvo a su lado en los malos momentos, quien la arropaba en las noches frías brindándole aquella sonrisa de confianza pura. María José lloró por extrañar al hombre que jamas fue, sollozó pensando que, toda su vida había sido presa de la mentira y el engaño.
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SOLO AMIGAS
FanfictionDaniela amaba en completo silencio a María José ya que era consiente de que esta solo la veía como una amiga más. Adaptación cache Calle gip Original de: @Meltwinter