CAPÍTULO 15

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Narrador omnisciente

María jose rápidamente tomó asiento a la primera clase de su largo calvario estudiantil, sus ojos se posaron por un par de segundos en el vacío puesto de al frente, sintiendo aquel característico pinchazo en su corazón ante sus crueles pensamientos que la culpaban por la ausencia de la castaña- la echaba de menos y eso que solo llevaba tres días sin verla, lentamente se hundió en su puesto ante el sufrimiento que comenzaba a torturarla sin tener algún indicio de querer dejar de hacerlo, la morena cerró sus ojos por un par desegundos intentando acostumbrarse a aquel vacío que se adueñaba de sus pulmones, ¿Tanto le dolía?, Se preguntó deseando tener una respuesta concreta ante aquella duda.

De repente, su cuerpo reaccionó estremeciéndose ante la fuerte voz de su profesor, aquel buen hombre fue su boleto de salida ante aquella agonía que la envolvía, con lentitud abrió sus párpados fijando su apagada mirada en aquel canoso adulto prestando rápidamente atención a lo que él comentaba con sumo interés. Luego de casi dos horas de sufrimiento, el timbre resonó en las viejas paredes del edificio dando el paso para que, una marea de estudiantes salieran de sus respectivas aulas, mientras tanto, María José esperó con paciencia a que el cúmulo de hormonales abandonaran la pequeña habitación. Rápidamente se puso de pie, recogiendo con calma sus cosas para luego posar su bonito bolso sobre uno de sus delicados hombros, por instinto se quedó observando el vacío puesto, el cual hace unos días atrás Daniela ocupaba ¿Por qué se quedó quieta?, Se cuestionó, aun sabiendo que una parte de ella anhelaba esperar a la castaña, aun siendo más que consciente que aquella muchacha no había asistido a clases.

Luego de sentirse estúpida, pero sobretodo avergonzada de quedarse de pie observando con determinación el vacío banco, la joven sacudió su cabeza disponiéndose a ser una, más del montón en salir de aquella calurosa aula, María jose mordió su labio agachando la mirada, sus pensamientos se hallaban fijando de aquí hacia allá, culpándola más de una ocasión por el dolor que el corazón de la menor debía estar padeciendo. Derepente, su anatomia colisionó contra otra provocando que su cuerpo se tambaleara y su bonito bolso terminase por hacer contacto con el sucio suelo del lugar, los músculos de sus hombros se contrajeron al sentir unas fuertes manos posadas alrededor de sus huesos, estaba asustada, el mal presentimiento de que se trataba de su ex novio comenzaba apoderarse de sus pensamientos colocándola de los nervios.

- ¿Majo, te encuentras bien? - preguntó Julián preocupado, provocando que la contraria alzara su mirada al oír su dulce voz, hablándole con calma - ¿Te he astimado?, Lo siento mucho, iba distraído, no te he podido ver antes que tu bonito rostro golpeara mi pecho - agregó disculpándose para luego soltar una suave carcajada al terminar de hablar.

Julian estaba avergonzado de sus propias palabras, casi intimidado por la forma en que María José lo estaba observando no le quedó más remedio que girar su rostro intentando enfocar, aquel bonito par de ojos en cualquier parte del pasillo menos en la felina mirada que la mayor poseía.

- Estoy bien, gracias por preocuparte - contestó Maria José observando cómo el joven frente a ella, mantenía su rostro girado, exhibiendo una pequeña parte de su quijada sonrojada - ¿Julian? - preguntó logrando que su voz fuese como un mar calmante para el joven avergonzado.

El castaño creyó firmemente que su nombre jamás había sonado tan bien en los labios ajenos, por instinto se giró encarando el rostro de la mayor, se sentía valiente, tal vez, el éxtasis de oir a la morena llamándolo le habían dado la dosis necesaria para dejar la vergüenza de lado.

- ¿Sí? - preguntó el castaño notando como la joven frente a él, comenzaba a juguetear con sus manos en una actitud para el gusto del menor, adorable - ¿Qué sucede? - insistió teniendo la necesidad de saber qué era lo que pesaba por la mente de la muchacha.

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