Narrador omnisciente
Daniela se encontraba cenando siendo acompañada por su madre y su hermano menor, la joven apoyó su codo sobre la madera aun cuando era del todo consciente que aquello estaba mal, su madre, mientras tanto se dedicó en observar las bolsas oscuras debajo de los apagados ojos de la joven, sintiendo nuevamente la pesadilla comenzar, la Sra. Calle suspiró intentando no recordar el día de la catástrofe, deseaba olvidar el triste rostro de su hija, olvidar su ojerosa mirada y el rastro de lágrimas que aun pertenecíanvivamente plasmadas en sus recuerdos.
- Madre, puede alcanzarme la sal, por favor - pidió Julián
logrando que la joven mujer parpadeara confundida. Sin decir nada al respecto tomó el frasco y se lo entregó - Gracias.Nuevamente el silencio reinó en el lugar logrando poner de los pelos a la madre de los jóvenes, María Fernanda pasó su mirada de las tristes facciones de su pequeña para luego posarla en el joven castaño notando rápidamente como; aquel par brillante intentaba a toda costa no posarse en los ojos ajenos. Con tan solo ver la incomodidad plasmada en su hijo menor, supo que algo estaba mal, algo realmente malo sucedió entre sus polluelos. La Sra. Calle dejó los cubiertos de lado para tomar la postura que le correspondía, con fuerza la mujer carraspeó logrando que la mirada de los jóvenes se posara en sus facciones, Daniela se mantuvo quieta, con los hombros tensos y los puños cerrados, seguía con la furia envuelta en sus pensamientos -realmente no había sido capaz de aliviar su tristeza- en cambio Julián se sentía aterrado ante sus pensamientos que lo obligaban a disculparse.
- ¿Qué sucedido entre ustedes dos? - preguntó la Sra. Calle entrelazando sus dedos sobre la mesa - ¿Ah? - insistió observando con paciencia como los hombros de su pequeña se hundían con mayor fuerza - Daniela... cariño -
llamó disolviendo su agarre para estirar su mano hacia la dirección de la nombrada, su corazón se estrujó a la vez que soltaba un fuerte jadeo de sorpresa.Por primera vez en la vida la castaña esquivaba su tacto. Mafe apretó sus labios observando atentamente como su hija arrastraba la palma de sus manos hacia la dirección de sus muslos, dejándola en aquella posición desprotegida; la misma que utilizaba años atrás.
- No ha pasado nad...
- Lo siento Dani - hablaron los dos jóvenes a la vez teniendo el resultado de quedarse al mismo tiempo en silencio.
La Sra. Calle observó a cada uno de los muchachos posando por un par de segundo su oscura mirada en las facciones arrepentidas del castaño, para luego, pasar al rostro de su pequeña notando la ira y el desagrado plasmada en sus apagados ojos.
- ¿Por qué te disculpas, cariño? - cuestionó su madre observando con determinación como el nombrado se encogía en su asiento, siendo completamente cobarde en admitir su error.
- No ha pasado nada, verdad Julian - contestó Daniela con los dientes apretados, mientras que con furia posaba sus ardientes ojos en la mirada asustada del menor.
El castaño murmuró un par de incoherencia a la vez que asentía con su cabeza, deseando de todo corazón huir de esa incomoda habitación. La Sra. Calle apretó sus manos observando con molestia las duras facciones de la castaña, intentando descifrar que había sido el detonante de su mal humor.
- Julián... - llamó su madre luego de que el silencio nuevamente hiciese acto de presencia, el mencionado alzó su quijada sintiendo el pavor envuelto en su brillante mirada quiero la verdad - Responde, y no mires a tu hermana - ordenó observando como el castaño entreabría sus labios para luego cerrarlos dejando pasar la saliva por su tráquea.
- No es necesario, déjalo así - gruñó Daniela con su filosa mirada posada en el aterrado rostro del menor - Julián ni se te ocurra - amenazó importándole bien poco el hecho de que sumadre estuviese presente.
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SOLO AMIGAS
FanfictionDaniela amaba en completo silencio a María José ya que era consiente de que esta solo la veía como una amiga más. Adaptación cache Calle gip Original de: @Meltwinter