CAPÍTULO 5

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Narrador omnisciente

Daniela se encontraba en su habitación con sus piernas estiradas en dirección de la pared mientras que, entre sus manos sostenía una pelota de color azul, se dedicó a lanzar aquel objeto hacia el techo teniendo la mala suerte de más de una vez recibir el impacto contra su rostro.

La muchacha bufó en el instante que sintió como las manos de Poché hacían acto en arrebatarle su juguete distractor, molesta la castaña bajó sus piernas acomodándose sobre su cama para hacerle frente a la oji verde. Cuando tuvo el valor de girar su rostro su cuerpo se tensó a la vez que sus pensamientos se quedaban como piedra; frente a ella estaba el ser más hermoso que jamás en su vida había sido capaz de observar, -o tal vez estaba demasiado enamorada para creer que Poché era perfecta-.

La mayor comenzó a reír en el instante que notó la ausencia mental de la menor, de pura maldad la joven se levantó colocándose sobre el regazo de la castaña dejando su intimidad muy próxima a la de su acompañante. Calle jadeo abriendo sus bonitos ojos ante la sorpresiva actitud de Poché, rápidamente entreabrió sus labios intentando de una forma fallida y vergonzosa en alejar a la muchacha de su cuerpo. La castaña al percatarse de la cruel fricción que Poché intentaba ejercer por la única necesidad de joderla tuvo la decisión de darle un pequeño empujón para que, de esa manera ella podría ser capaz de levantarse y tranquilizarse.

- ¿Qué haces? ¿Estás loca? - preguntó Calle completamente molesta mientras que, por instinto se llevaron a cabo sus dos manos hacia la intimidad. - Mi madre esta abajo, y tú estás pensando en coger, ¿Me estás jodiendo Garzón? - sus palabras salieron de forma brusca, realmente la joven estaba furiosa por las acciones de la mayor.

Poché alzó una de sus cejas sintiendo la molestia reflejándose en sus facciones al escuchar las palabras de la castaña, rápidamente la joven se cruzó de brazos dando un paso hacia la dirección de Calle. Daniela frunció el ceño al notar como Poché se relamía su labio inferior asomando una lasciva sonrisa burlesca.

- ¿Me llamaste loca? - preguntó la joven al mismo tiempo que atrapaba con sus dientes su labio inferior soltando con rapidez, para que así, de esa manera esa provocativa imagen se quedara rondando en los pensamientos de la contraria. - Esto hará una loca - aclaró tener sus dos manos hacia sus bonitos pechos para luego echar su cabeza hacia atrás. - ¡Dios sí .., Dani sí ..! - gimió en alto logrando que la castaña se abalanzara contra su cuerpo para taparle la boca a la enana desquiciada que estaba debajo de ella.

La castaña, con el corazón desbocado tomó la bonita anatomía de la peli negra logrando que ambos cuerpos terminen sobre el suave colchón. Rápidamente Calle intentó retener a Poché quien, rápidamente intentó revelar sus labios para continuar con sus provocativos gemidos.

- Cállate, ¿Acaso eres estúpida? - preguntó la castaña arrepintiéndose con rapidez al ver a la contraria elevando sus dos cejas para luego sentir aquel fuerte y agonizante caloría subir desde su entrepierna hasta la zona baja de su abdomen - Ayy .. hija .. de.. - calló las últimas palabras ante el dolor que envolvía su miembro.

Daniela la soltó llevándose por instinto sus dos manos hacia la zona del golpe, rápidamente se removió sobre la cama maldiciendo entre dientes ante el dolor que Poché le había provocado. La creadora de su sufrimiento se envió en la esquina de la cama observando completamente divertida las palabras agonizantes de la castaña sintiendo bien obtenido aquel daño por decir lo que no debía. La sonrisa de Poché se borró en el instante que vio las lágrimas descendiendo por los bonitos ojos de la menor, con rapidez la culpa comenzó a consumirla obligando acercarse a la joven lastimada.

- Me llamaste estúpida, Calle, tu sabes que nadie puede llamarme de esa forma - se excusó la joven estirando una de sus manos hacia el cabello de la castaña, brindándole suaves caricias a su cuero cabelludo. - A la próxima mide tus palabras - aconsejó alejando su tacto para apoyar sus palmas sobre la cama. - ¿Tanto duele? - preguntó de forma burlesca sintiendo la penetrante mirada de Daniela posada en sus facciones.

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