La serena lluvia de inicio de temporada envolvía a toda la ciudad, entre la oscuridad de la noche y los suaves vientos que provocaban que las cabelleras de aquel par de hombres se movieran como si fueran las mismas olas de un mar tranquilo. Sus risas y quejas alegres se mezclaban con el chapoteo de sus pasos al pisotear entre los múltiples charcos creados por esa inesperada tormenta que los atrapo. Obligándolos a conseguir un refugio antes de terminar aun empapados.
¿Cuántos años han pasado desde que no sonreían así? Ya eran un par de adultos como para volver a ser aquel par de mejores amigos que vivían en un pueblo olvidado en las costas del norte de Italia.
El más bajo miro a su compañero; quien corría con una enorme sonrisa en su rostro. Su sonrisa no ha cambiado en nada, pensó.
–¡Ahí! –la voz alegre del hombre con barba bien cuidada lo saco de sus pensamientos.
Alberto apunto al fondo de aquel abandonado estacionamiento donde se podían apreciar unas escaleras escondidas en un pequeño callejón. Él solo asintió y juntos corrieron hacia aquel oscuro lugar.
¿Por qué se sentían tan cómodos juntos después de casi diez años sin verse? Cuando ya ambos habían hecho su vida muy lejos del otro.
Al llegar, se detuvieron al instante para recuperar el aire perdido. La risa de su viejo amigo lo saco de sus pensamientos. Lo miro desconcertado, pero Alberto simplemente seguía riéndose mientras se dejaba caer lentamente apoyado con la pared del edificio. Ya estaba viejo para ese tipo de cosas. Su risa era una mezcla entre sufrimiento, falta de aire y ¿diversión?
Nunca llegara a entenderlo...
–Y-a...no pue-do –exclamaba exhausto al mismo tiempo que sostenía la parte inferior de su vientre. Le dolía.
Lo miro también cansado; apenas podía ver su rostro gracias a la luz artificial del estacionamiento abandonado. Trago saliva al verlo tan agotado, con su ropas húmedas pegadas a así pecho, su cabellera revuelta y su respiración pausada al igual que pasada. El cuerpo de su mejor amigo de la infancia había cambiado.
Ya no eran jóvenes...
Desvió la mirada y se alejó un poco. Rezo en su mente que no se hubiera visto como un pervertido. Del bolsillo de su pantalón saco una cajetilla de cigarrillos Andersen, el preferido de ambos cuando eran adolescentes. Lo coloco en sus labios, pero cuando estaba dispuesto a encenderlo escucho su voz de nuevo.
–Luca –susurró.
Él solo respondió con un ruidito mientras su rostro se iluminaba con la pequeña llama del encendedor. Alberto sonrió cansado y cerró levemente su mirada.
–Me alegra volverte a ver, amigo.
Lo miro extrañado, pero él lo ignoro. Luca guardo su encendedor para darle una larga calada al cigarro, expulso el humo sobre él.
–...También me alegra –murmulló.
Otra vez la risa del mayor se escuchó pero esta vez más calmada y pacífica. Las palabras no eran necesarias, tampoco las miradas...la simple presencia del otro lograba hacer que sus corazones latieran como si de nuevo fueran aquellos jóvenes que estuvieron enamorados de su mejor amigo.
Pero lo callaron por su amistad...
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Entre Nosotros || Luberto
FanfictionEra la temporada de lluvias en la ciudad italiana de Génova e inicios del año 2001. Luca Paguro un reconocido profesor de las ciencias astrofísicas de una de las universidades más prestigiosas de Europa, tenia una vida común y llena de logros para s...