Entre Nosotros || Luberto

||Ventisette||

|27|Una familia

No podía dejar de mirarlo, su sonrisa alegre era como un sol en un mar de estrellas. Sonrió inconscientemente al verlo reír junto a su hija; quien soltaba uno que otro gritito de emoción cuando Luca Coria con ella en brazos para perseguir el balón que tenía su hermano. Él junto con Miguel jugaba con los niños descalzos en lo que preparaban todo para jugar los adultos. Era divertido ver a Leo y a los gemelos batallando con las faldas de sus vestidos, más su hijo que tenía uno esponjado de estilo princesa, no obstante todos tenían las sonrisas divertidas en su rostro.

Giro su vista a su costado en los escalones de al fondo donde podía ver a las parejas conviviendo; desde Mirabel riendo dulcemente ante las caricias y besos que le daba su esposo a su vientre hasta no muy lejos de ellos, Giulia y Ercole hablando con tranquilidad sobre el tema de su boda y ahora embarazo mientras los acariciaban el vientre aun plano de la pelirroja. Podía notar la seriedad como la preocupación que tenían; un embarazo no era fácil y mucho menos uno triple siendo padres primerizos. Verlos le hizo recordar lo emocionado y asustado cuando Carina –no muy feliz– le dio la noticia que estaba embarazada.

Miro a Leo riendo mientras pateaba con poca fuerza el balón a la portería donde estaba Miguel como portero. Jamás entendería ese odio que tiene su esposa a su primer hijo. Dio un leve brinco del susto al sentir una mano posar en su hombro, rápidamente voltio su vista encontrándose con un calmado Guido; quien no dudo en sentarse a su lado y ver a los niños.

–Puedes creer que esos idiotas lograron tres a la primera –se burló mientras le daba un sorbo a su cerveza de lata para después acomodar su (flojo y vacío) escote–. Ercole sí que fue por todo. No sé si decir si el desgraciado tiene suerte o deberían echarle agua a ese par de calenturientos.

Alberto rio levemente mientras sacaba un cigarrillo de su cajetilla y lo coloco en su boca antes de encenderlo.

–Me reiré cuando ellos nazcan y no lo dejen dormir, es mi momento de burlarme de él como lo hizo cuando no podía dormir por culpa de Leo –comentó dejando salir el humo de sus labios.

Guido alzo los hombros dándole la razón.

–Dos Scorfano y pronto tres Visconti, sí que están llenando de nietos a tu padre –dijo sonriente en lo que seguía bebiendo–. Ya quiero ver como intenta matar a Ercole por profanar a su niña.

El menor se quedó callado un momento, mirando de reojo a su hermana; quien seguía hablando con preocupación con Ercole.

–Giulia no le dirá, al menos no le dirá hasta después de la boda –miro la punta de su cigarro y exhalo–. No quiere que papá y su mamá se enteren que se embarazo antes de casarse.

La sonrisa de Guido se desvaneció lentamente, bajo la mirada a la lata de su mano con melancolía. Entendía que su amiga no quería darles una mala imagen a sus padres que sentía que estaba en deuda con ellos, que tenía que ser una hija ejemplar, a pesar que ahora ella es una adulta con menos de una semana para casarse. Decepcionarlos la haría sentirse fatal y ahora lo que menos querían era alterarla.

–Ella estará bien, está en buenas manos –lo animo un poco Guido al verlo tan pensativo. Le quito el cigarrillo de su mano y le dio una calada, haciendo rápidamente una mueca al sentir el sabor característico de los cigarrillos Andersen.

–No es eso lo que me preocupa, sé que ella estará bien con el maldito pez gato, mi preocupación esta...–suspiro estresado peinando hacia atrás su cabello con su mano libre– quiero decirle a mi papá de mi relación con Luca.

El castaño lo miro sorprendido, no dijo nada solo giro su cabeza a donde miraba su amigo. Alberto estaba perdido en la sonrisa de su novio. Paguro se veía realmente feliz ayudando a Mina a "caminar" sobre el pasto de la cancha, sosteniéndola con sus manos mientras la bebé sonreía y gritaba queriendo "patear" también el balón. Leo la animaba y le mostraba como patearlo, aunque ella no le entendía y seguía gritando de la emoción.