||Quarantasette||

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|47|Entre Nosotros: Una vida juntos (parte 2)

Hincado frente a él, los ojos esmeraldas de Leo estaban concentrados en lo castaños de su papi. Sentados en la banqueta fuera del edificio donde vivía Luca, papá e hijo se despedían por esa noche.

–¿Me prometes que te portaras bien y cuidaras de tu hermanita? –le preguntó en un tono autoritario y serio mientras acomodaba la falda de su vestido.

Leonardo asintió con firmeza, como si de un pequeño cadete se tratara. Luca sonrió, lo tomó con cariño de sus regordetas mejillas levemente pecosas y comenzó a repartir múltiples besos que hacían reír a su hijo.

–Papi, ya –el niño intentaba zafarse de él ya que su pancita comenzaba a doler de tanta risa.

No obstante el mayor lo envolvió en sus brazos y lo atrajo a su pecho.

–Te amo demasiado, mi pequeña burbujita –le dio un enorme beso en su mejilla antes de soltarlo.

Se levantó del suelo para ver como su niño corría –alzando entre sus manos la falda de su vestido para no pisarlo– hacia el señor Rivera; quien lo esperaba en la puerta de su camioneta con Mina dormida en sus brazos. Leo se despidió moviendo su manita a lo que Luca correspondió con una pequeña sonrisa. Giro su vista hacia su costado donde Alberto le terminaba de entregar la pañalera de Mina a Hiro.

Ambos se despidieron con un apretón de manos para después alejarse cada quien a su camino. Alberto se colocó a un costado de Luca observando como la camioneta se iba hasta el final de la avenida. Luca suspiro, obteniendo la mirada curiosa de su novio. Había sido un día pesado, pero valió la pena por su hija. Había regresado al departamento para dejarle su habitación a Guido y Antony y de paso cambiarse como también dejar los regalos de Mina. La cerdita de la pequeña  –cual Leo la llamó Olivia– se quedó con sus padres y abuela en la residencia de los Marcovaldo. Era la primera vez por más de veinte años que Massimo y Lilian vivirían juntos, al parecer retomaron su relación después de darse cuenta que sus sentimientos revivieron y más con la llegada de sus nietos. Algo que hizo felices a sus dos hijos; en especial Giulia fue la más emocionada que termino llorando por más de dos horas por culpa de sus malditas hormonas. Por otro lado Ciccio y su familia se quedarían con el matrimonio Visconti, dejando a Alberto y Luca ahí en la calle.

Realmente Camilo ofreció su casa para que se quedaran, pero Alberto se interpuso diciendo que quería pasar la noche con Luca en una especie de cita; a lo que él lo había mirado sorprendido ya que no tenía idea que tendría una cita. Tampoco es que le molestara.

–Ahora me dirás; ¿Por qué no estuve enterado que teníamos una cita? –le interrogó alzando su ceja e intentando descifrar el comportamiento de su novio.

Alberto rio nervioso antes de exhalar y con su mano libre sostenerlo de la cadera y atraerlo hacia su pecho; acto que sorprendió y ruborizó al menor, lo miro a los ojos dejando ver aquel hermoso brillo de la luz anaranjada de los faros. Scorfano mantenía el equilibrio con su bastón al mismo tiempo que miraba algo avergonzado a su amado.

–Simplemente quería pasar tiempo a solas con el otro padre de mis hijos.

–Hace mucho que no tenemos un encuentro así –musitó decaído mientras se acurrucaba en el pecho de su novio–, amo a mis hijos, pero también quiero pasar un momento romántico contigo.

Alberto lo abrazo contra él aprovechando que no había nadie a esas horas y no tardaría en llover por las nubes oscuras que invadían el cielo de aquella noche. Luca levanto su rostro dejando ver un ligero rubor en sus mejillas.

–Quiero acostarme contigo –dijo directamente.

–Luca... –se quejó completamente rojo de la vergüenza.

Entre Nosotros || LubertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora