|42|El pasar del tiempo
Lenta y pesadamente comenzó a despertar; su habitación aún se encontraba levemente iluminada por la luz templada antes del amanecer. Se sentía el frio en el lugar tras la tormenta de esa madrugada. Aun soñoliento giro su cabeza a la mesita de noche donde reposaba su reloj digital. Eran las 5:05 de la madrugada, se había levantado casi media hora antes de que la alarma sonase. Intento moverse para preparar sus cosas, pero rápidamente se dio cuenta que estaba acorralado por sus dos hijos. Su amada Mina dormía profundamente en su pecho mientras que dulce Leo lo abraza a su costado, había olvidado que los tres cayeron dormidos después de leerles uno de los capítulos de la novela de Moby-Dick. La novela favorita de Leo y al parecer de Mina también.
Suspiro y pensativo acaricio delicadamente los ahora largos y ondulados cabellos castaños-rubios de su pequeña, ella creció tanto estos últimos meses, que hasta ya sabía caminar. Sonrió con melancolía antes de besar su frente. Movió a la niña como a Leo para poder salir de su cama y preparar el uniforme de su hijo como el vestuario de Mina para la guardería. Se había convertido en su rutina, al igual aquella cesación de vacío en su pecho.
Desde hace meses que sentía que algo andaba mal.
Giro su vista hacia la empañada ventana de su habitación, hoy se cumplía otro día más.
–Hoy se cumplen cinco meses...–musitó decaído.
Observo como los dos niños dormían profundamente sobre su cama, los amaba tanto que temía a que algo le quitara aquella tranquilidad que se convirtió en vida. Alberto ha estado actuando raro, desde hace tiempo aunque cumplía su promesa de llamar todos los días a la misma hora, sentía que se alejaba de él.
Cansado prefirió seguir con su rutina, arreglar sus cosas como la de los niños, bañarse y despertarlos para ir a desayunar junto a Tyler. Al entrar al baño de su habitación no se sorprendió ver una caja de juguetes sobre la taza del inodoro o un banco frente al lavamanos, su cepillo ya no estaba solo al tener uno pequeño de Buzz Lightyear a su lado. Y como olvidar aquel pequeño cambiador de temática de princesas en la esquina donde tenía todo lo necesario para vestir a Mina. Su departamento y su vida no volvieron a ser la misma al volver de Portorosso.
Con calma y agotado se desvistió. Algo estresado sobó su cuello, estiró sus brazos antes de entrar a la bañera, abrió el grifo dejan que el agua helada cayera sobre él y lo terminara de despertar. El insomnio comenzaba a torturarlo, la simple idea que Alberto ya no sienta nada por él o que consiguió a alguien le hacían perder la cabeza. Sus llamadas no eran las mismas que en el inicio, pero nunca decía nada por miedo de agobiarlo cuando él se fue a Roma para mejorar sus problemas de autoestima y amor propio. No importa cuántas veces le diga que lo ama, los demonios de su amado lo torturaban, siempre fue así.
Golpeo la pared con fuerza sintiéndose un completo idiota, mientras el agua aun caía sobre él, no podía estar quejándose de su comportamiento cuando el mismo le había dado motivos a para no confiar en que se quedara. Ya lo había abandonado una vez y por diez años. ¿Y si se habida dado cuenta que no valía la pena estar con alguien como él?
Sentía como sus ojos comenzaron a llorar de nuevo. No quería perderlo ni a sus hijos. Sabía que era un egoísta, pero no se atrevía a dejarlo ir. Nadie como Alberto lo habían hecho tan feliz, sentía que pertenecía a un lugar...a una familia.
Escuchó unos golpecitos en la puerta que lograron sacar de su tormento matutino, que por desgracia también se convirtió en su rutina. Rápidamente cerró el grifo y talló con fuerza su rostro al escuchar la voz soñolienta al igual que dulce de Leo.
–Papi, Mina ya despertó.
–Ya voy, puedes cuidarla mientras me cambio y preparo la bañera para que te bañes –dijo intentando que su voz rota se notara.
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Entre Nosotros || Luberto
FanfictionEra la temporada de lluvias en la ciudad italiana de Génova e inicios del año 2001. Luca Paguro un reconocido profesor de las ciencias astrofísicas de una de las universidades más prestigiosas de Europa, tenia una vida común y llena de logros para s...