|35|¿Bailamos?
Su sonrisa no tenía comparación, era radiante a pesar que durmió algo incómodo en el asiento del conductor con su amado acurrucado en su pecho. Lo habían hecho, había cumplido uno de sus mayores sueños húmedos que tenía cuando era un adolescente. Y lo mejor de todo es que a Luca le gusto, se lo dijo cuando terminaron, cuando despertó y al momento de dejarlo en el portón de la granja de su familia.
Esa sonrisa no se iría por nada en el mundo.
Se acercó a la mesa donde estaba su esposa leyendo el diario que compro en la misma estación con su capuchino en mano, la sorprendió al entregarle su bebida y la hizo reír con dulzura al besarla en la mejilla –aún tenía que estar metido en su papel de esposo perfecto–. Carina dejo su diario para mirarlo con una sonrisa hermosa, no lo negaría, pero ya no le provocaba nada. No se comparan con las de Luca, pensó.
Afuera de la estación de trenes terminaba de llover, solo dejando un ambiente frio y húmedo. Ella lo acompaño esa tarde para la espera de la llegada de Ercole junto con la mamá de su hermana y los amigos de su amante.
–Te levantaste muy feliz hoy, amore –dijo ella acariciando su mejilla–. Pareciera que solo muestras alegría.
–¿Tú crees? –inquirió algo sorprendido, sabía que sonreía, pero no tanto.
Ella asintió.
–Me gusta verte así de contento –comentó dejando un pequeño beso en sus labios. Algo sin importancia para Alberto.
No respondió, ya que no podía evitar pensar el "motivo" de su felicidad. Se despidió de ella con un beso en su cabello y se fue hacia donde estaba su hermana y amigo: Giulia parecía impaciente por la llegada de su prometido mientras que Guido le sonreía a Mina; quien lo miraba atentamente desde su carriola. Ella estaba abrigada con su conjunto de oso polar, que intentaba quitárselo como toda su ropa. Leo por su parte estaba sentado en el banco frente a las vías junto con la hija de Ciccio que los acompaño. Su hijo le mostraba y explicaba con emoción su libro de astronomía, ella parecía fascinada.
–¿Ya nos dirás? –exclamó Giulia al verlo llegar, desde el desayuno se comportaba muy raro. Demasiado sonriente para su gusto.
–¿Qué cosa? –preguntó extrañado.
–¡¿Qué maltita mosca te pico?!
–Estás muy feliz como para no darte cuenta que veras a tu cuñado de nuevo –añadió Guido dejando de jugar con la bebé.
–No es nada, solo amanecí contento –respondió rascando su nuca.
Giulietta se acercó a él de forma amenazante.
–No es eso –lo miro detalladamente de pies a cabeza poniéndolo nervioso–, sonrisa tonta, brillo en tu mirada y felicidad por donde quiera que vayas... ¡Oh, por Dios, tuviste sexo!
–¡¿Qué?! ¡NO! –mintió con la cara completamente sonrojada mientras intentaba callarlos antes de que Carina los escuchara–. ¿Uno tiene que tener motivos para ser feliz?
–No sé tú, pero "motivos" –hizo comillas con sus dedos– acaba de llegar con el vaquero –se burló Guido apuntando hacia la entrada de la estación.
Al voltear se encontró a Luca hablando tranquilamente con Antony mientras que él cerraba el paraguas entre risas encantadoras. El menor de los Paguros se aferraba al brazo de su acompañante –era más como si se apoyara de este para caminar bien–. Si hubiera visto esa escena antes le dolería, el rubio tenía un encanto natural, era mucho más atractivo que él y siempre estaba atento de Luca. Pero ahora se sentía seguro sabiendo que debajo de esa camisa de cuadros azul con blanco estaban ocultas las marcas que dejo la noche anterior.
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Entre Nosotros || Luberto
FanfictionEra la temporada de lluvias en la ciudad italiana de Génova e inicios del año 2001. Luca Paguro un reconocido profesor de las ciencias astrofísicas de una de las universidades más prestigiosas de Europa, tenia una vida común y llena de logros para s...