Capítulo 21

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Trampa

Antonella

La cola peluda de Dexter se enreda una y otra vez en mi pierna, en busca de la atención que inmediatamente le doy. Hoy es un día al que todos llamarían tranquilo; es domingo, el cielo está nublado y apenas se siente el molesto ruido de los coches pasar por la carretera. Sin embargo, aquí estoy yo, sentada con mi gato en las piernas, la televisión prendida en un canal de realitys y con el aburrimiento consumiéndome.

Suspiro y fijo la vista en la ventana, la ciudad está parcialmente oscura y pequeñas gotas de agua comienzan a estamparse contra el cristal. Genial. Ahora me siento aún más sola.

Ya han pasado ocho meses desde que Ian y yo iniciamos nuestra relación. Y, simplemente, no tengo nada por lo que quejarme. Ian es el hombre más atento que pueda existir, y aunque no lo parezca, también es el más cariñoso. Estos últimos meses han pasado demasiado rápido, aún me siento flotando en esta nube de amor, de la cual tengo miedo caer en cualquier momento.

Como si mis pensamientos lo invocaran, el tono de llamada que le puse al contacto de Ian suena y me levanto disparada a tomar mi celular de encima de la mesa. El pobre Dexter fue el que sufrió los daños ya que estaba en mis piernas.

-Lo siento, Dex -susurro antes de contestar -. ¡Hey! ¿Ya llegaste a Dublín? ¿Estás bien?

La risa ronca de Ian me eriza la piel y no sé porqué mis ojos se humedecen. Supongo que mi período me pone así de sentimental.

-Estoy bien, duendecillo, no te preocupes.

Sonrío aliviada de escuchar su voz. Últimamente ando un poco paranoica y desde que me dijo que tendría que salir de viaje por tres días, mi instinto de novia enamorada y sobreprotectora se activó. Eso fue el viernes en la noche, agradezco que ya tan solo falten horas para el lunes y para su regreso.

-Regresarás mañana, ¿cierto?

-Según lo planeado, sí. Dentro de una hora será la reunión con los socios de Dublín y posiblemente, salga en la madrugada para Estados Unidos.

Esa noticia me emociona. Joder, nunca había extrañado tanto a alguien que no fuera mi hermana.

-¿Ya regresó Eric de su viaje de enamorado? -pregunta con burla.

-Nop. Al parecer, también retornará el lunes. Así que solo me acompaña Dexter y las hermanas Kardashian a través de la tele -ríe ante mi último comentario -. ¿Y Alex?

-Salió hace unos minutos a contestar una llamada. No tengo ni la menor idea de donde coño está ahora -bufa -. Y como se le ocurra llegar tarde a la reunión, lo voy a matar.

Me río al imaginarme la arruga que siempre aparece en su frente cuando se enfurruña.

-Pues intenta tenerle paciencia, Alex me cae bien y no quiero tener que visitarte a la cárcel -me mofo.

-Ja ja ja, muy graciosa -ironiza.

El timbre suena, haciéndome saltar. Miro hacia la puerta, confundida. ¿Quién visita a otra persona bajo plena lluvia? Tal vez sea algún vecino.

«O un asesino serial»

Mierda.

-¿Nella? ¿Sigues ahí?

-¿Eh?... Digo, sí, estoy aquí. Es que tocaron el timbre.

Vuelven a tocarlo, pero esta vez con más insistencia y me tenso. Excelente, ahora me da miedo abrir la puerta.

-¿Y por qué no abres?

-Porque está lloviendo.

-¿Y eso qué tiene que ver? -pregunta divertido.

Dulce TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora