Capítulo 27

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Svegliati

Ian

2 meses después

El aire frío me hace sobar las manos y ajustar mi abrigo, mientras que camino por las coloridas calles de Génova. El mes de septiembre está llegando a su fin y con él los días cálidos.

Hoy salí más tarde de lo habitual debido a que el domingo es el día en que Alessia, Fiorella, Ivanka y Eric visitan a Nella; sí, cada viernes Ivanka y Eric toman un vuelo comercial desde Los Ángeles para estar presentes el domingo desde temprano; a veces acompañados por Alex, aunque este se está haciendo cargo de la empresa en mi ausencia por lo que no tiene tanto tiempo libre como antes.

Antonella debe sentirse la persona más amada de este mundo y estoy seguro de que todos estamos sufriendo con el pasar del tiempo, que no trae más que la angustia de pasar otro día más sin obtener respuesta por su parte. Según los médicos, la inflamación de su cerebro bajó bastante rápido y debió de despertar dos semanas después de lo ocurrido, cosa que no sucedió desgraciadamente. La herida de bala ya sanó por completo y su embarazo va viento en popa; solo falta que ella despierte.

Suspiro con pesadez, como hago siempre que pienso en ella, en que se está perdiendo los primeros meses de vida de nuestro hijo. Hace dos días cumplió las quince semanas de embarazo y se le debió hacer una ecografía, pero quise esperar a hoy para que todos lo viéramos juntos; o casi todos.

Me detengo al pasar por delante de una mesa cubierta por arreglos florales y de inmediato la señora me sonríe.

—¿Ne prendi uno?

(¿Se lleva uno?)

Me quedo mirando la mesa y mis comisuras se elevan un poco al ver el ramo de tulipanes que varían entre los colores rosa, naranja, amarillo y blanco; si el duendecillo fuera un ramo de flores, definitivamente sería este.

Tulipani, per favore —le digo con un italiano fluido.

(Los tulipanes, por favor)

Sí, he estado estudiando. Digamos que cada día que he estado acompañando a Nella en esa fría habitación me dediqué a aprender el idioma y a practicar, hablándole a ella. Es un poco triste pensar en que todas esas veces esperé escuchar su voz burlándose de mi espantoso acento.

Una gran elección, los tulipanes son símbolo de pasión y de amor sincero; son flores increíblemente románticas —me extiende el ramo sin borrar la sonrisa —. Estoy segura que le encantarán a tu chica.

Eso espero.

Le pago y sigo mi recorrido hasta la cafetería más cercana del hospital, la misma que he visitado durante estos dos meses. Me adentro y voy directo al mostrador, topándome con Zena.

Buongiorno, Zena.

(Buenos días, Zena)

Buongiorno, bombón —me devuelve el saludo con su encantadora sonrisa —. ¡Oh! Que bellas flores. A Nella le encantarán.

Sonrío un poco, su entusiasmo es contagioso.

La doctora me dijo que ella nos escucha y que tal vez lo confunda con un sueño —divago —. Supongo que tendré que describirle los tulipanes.

Me muestra sus dientes y un gracioso hoyuelo aparece.

¿Lo mismo de siempre? —pregunta y asiento.

Comienza a preparar mi café y acomodo las flores con cuidado sobre el mostrador.

¿Y qué tal está el bebé?

Dulce TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora