Extra 2

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Un insecto elegante como yerno

Ian

Hoy se podría definir como una de mis mejores mañanas. Acabo de firmar un nuevo contrato que me hará aún más millonario y que expandirá mi legado hasta Asia; no habrá rincón en el mundo donde el apellido Black no sea conocido.

Y si sumamos el buen mañanero que tuve con mi esposa, creo que es suficiente motivo para no dejar de sonreír hoy.

O eso pensé hasta que recibí la llamada de mi preciosa e insoportable hija. Ver su nombre de contacto y la foto de nosotros juntos en las navidades pasadas me estruja el corazón.

Marica

—Princesa —la saludo dulcemente.

Papi.

¿Papi? ¿Esta quiere algo? Ese apodo es demasiado dulce para ser Hayley.

—¿Ocurre algo? ¿Por que no estás en clases? —reemplazo mi curiosidad inicial por la usual sobreprotección que impongo a mi familia. Aunque pasen los años, jamás me recuperaré de esos días con Nella desaparecida.

Estoy bien, papá —sin verla sé que está volteando sus enormes ojos grises —. Estoy en mi horario de descanso y aproveché para hablar con el mejor papá del mundo.

Debo apretar los labios para no reírme ante su descaro.

—Solo dime qué quieres Hey-Hey, tus halagos no harán que caiga más rápido.

Es mentira y ella lo sabe, por eso suelta su típica sonrisa de "no te lo crees ni tú".

Verás, mamá me dijo que ella te diría, pero debes comprender que ya no soy una niña, entonces necesito que abras tu mente y...

No —sentencio.

¡Papá! —reclama —. No seas inmaduro.

Soy tu padre, respétame.

La escucho gruñir y ese gesto es tan típico de Antonella que por un momento olvido que mi hija quiere pedirme algo que no es acorde a su edad.

Ni siquiera sabes lo que te voy a decir y ya estás rechazándolo. Además estoy segura que en cuanto lo conozcas vas a cambiar de opinión.

¿Rechazándolo? ¿Conozcas? ¿Pero de qué...?

«Oh, no»

—Hayley...

Tengo novio y hoy lo invité a cenar para presentárselos.

—Hayley, ni se te ocurra...

¡Ciao, papá. Ti amo!

Que utilice el idioma natal de su madre en mi contra solo hace que me enfade aún más con las dos -Antonella se encargó de que los tres aprendieran italiano-, por eso Aiden e Isaac siempre serán mis favoritos.

«Claro...»

A la mierda mi mañana perfecta. Y todo por una adolescente hormonal y su madre que le vive dando libertades.

"Tiene 17 años, Ian. Ya no es una niña" o sino con su típico "Debemos darle libertad y confianza, son nuestros hijos, no prisioneros"

Pues no voy a permitir que un imbécil aprovechado se acerque a mi hija y me da igual Antonella y sus discursos de paternidad liberal. Me levanto enfadado y voy directo al ascensor que me lleva a la oficina de Alex. Al entrar debo tomar una larga respiración para no estallar en contra del idiota que se encuentra jugando con una Playstation de última generación que supuestamente pidió como regalo para su hijo.

Dulce TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora