XVI

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Octubre 2020.

Eleonor.

El día de la cena llegó.
Llevaba todo el día pensando en como, por decirlo así, vengarme de Tom por hacerme ir a cenar con sus padres.
Es verdad, que mi padre lo saludó aquella vez que me llevó a su casa, pero aún no había hecho las presentaciones oficiales, por decirlo así.
Me miré en el espejo. Me había vestido con un pantalón pitillo en color verde caqui, una blusa de manga larga en color beige y mis convers blancas. Había recogido mi pelo en un sencillo moño bajo. Unos bonitos y sencillos pendientes de perlas, adornaban mis orejas.
Me sonreí a mí misma a través del espejo, mientras me aplicaba el rímel en las pestañas. Apliqué un poco de gloss en los labios justo en el momento que la pantalla de mi móvil se encendía y veía que llegó un mensaje de Tom, quien me indicaba que ya estaba en la puerta de casa.
Le respondí que ya iba. Me puse algo de perfume, cogí el bolso y bajé.
Encontré a mamá en la cocina. Me despedí de ella y salí al encuentro con mi novio.
Subí a su coche y lo saludé con un corto beso en los labios.
- Estás muy guapa - me halagó.
- Gracias, tu también lo estás - dije echándole una mirada.
Aquel día, Tom llevaba una camiseta beige, con cazadora vaquera y unos pantalones algo más oscuros que la camiseta.
Arrancó el coche y nos dirigimos a casa de sus padres. No me soltó de la mano casi en ningún momento del camino, ni cuando nos bajamos del coche y se dispuso a llamar al timbre en la casa de sus padres.
Se giró hacia mí antes de llamar al timbre, al oírme suspirar.
- Tranquila, todo estara bien- dijo y me besó en la cabeza.
Apreté más su mano al oír como abrían la puerta. Una mujer, algo más baja que él y rubia, apareció en la puerta.
- ¡Cariño!- exclamó la mujer y se abrazó a Tom, quien no me soltaba de la mano.
- Hola, mamá. Mira, ella es Eleonor, mi novia.
Mi cuerpo se tensó cuando la mirada de aquella mujer se posó en mí. En su cara se dibujó una sonrisa sincera. Se acercó a mí y me abrazó también.
- Es un placer, hija. Soy Sharon.
- Un placer, señora- dije tímidamente.
- No me llames señora. Tuteame- dijo aún sonriendo.
- Está bien - dije también con una sonrisa.
- Entrar para casa. Papá está en el salón, tom.- dijo Sharon entrando en la casa.
Entramos detrás de ella y cerró la puerta. Yo, aún sujeta de la mano de Tom, lo seguía por la casa hasta que llegamos al salón, donde había un hombre sentado en un sillón, leyendo un libro.
- Hola, papá- dijo Tom y aquel hombre levantó la mirada.
- ¡Hijo!- exclamó el hombre levantándose del sillón. - ¿Quién es esta belleza que te acompaña?- preguntó al verme.
Me sonrojé, mientras notaba las miradas de Tom y de su padre.
- Ella es Eleonor, mi novia, papá.- dijo Tom, quien me miraba con una sonrisa.
- Un placer, Eleonor. Soy Peter, el padre de Tom- dijo el padre de mi novio.
- Es un placer, señor- dije sonriendo o, eso intentaba.
- Llámame Peter, estamos en confianza- dijo Peter sonriendo.
Yo asentí de nuevo y sentí como Tom apretaba nuestras manos y me sonreía. La madre de Tom, llegó al salón indicando que la cena estaba lista.
Pasamos al comedor y, Sharon nos hizo sentar mientras entraba en la cocina. Me senté al lado de Tom y cuando la vi aparecer con los platos, le pregunté:
- ¿Te ayudo, Sharon?
- No hace falta, querida.- respondió con una amable sonrisa.
Yo asentí y, Peter habló, mientras se levantaba de la mesa:
- A tu esposo no le negarás la ayuda, ¿no?
Sharon lo miró con las cejas levantadas, mientras repartía los platos. No le dijo nada y Peter entró en la cocina, seguido de su esposa.
- Mis padres siempre están así, no te preocupes- dijo Tom en un susurro.
Yo asentí y los padres de mi novio terminaron de colocar las cosas necesarias para la cena encima de la mesa.
Tom me sirvió un poco de agua en el vaso, mientras su madre servía la cena.
- Espero que te guste- dijo la mujer.
- Huele exquisito- dije.
- Pues a comer- dijo Peter cogiendo el tenedor.
Comenzamos a cenar. Realmente la comida estaba muy buena. Debo de admitir que me encantó. No soy muy delicada a la hora de comer, vamos a ser sinceros.

Cuando terminamos de cenar, pasamos al salón de nuevo, donde estuvimos hablando un buen rato. Me parecieron un matrimonio muy simpático y agradable. Se estaba muy bien en su compañía. Ahora entiendo de dónde le viene a Tom ser tan buena persona.

A eso de las once de la noche, Tom y yo, nos fuimos. Nos despedimos de sus padres y nos dirigimos hacia el coche.
- No ha estado mal la cosa, ¿no?- preguntó Tom mirándome y esperando mi reacción, una vez que nos montamos en el coche.
- No, sinceramente, no- respondí sonriendo.
Tom relajó el rostro y soltó un suspiro. Cogí su mano y la apreté.
- Me alegro que no hayas pasado un mal rato- dijo él besando mi mano.
- No, no ha estado mal. Tus padres han sido muy amables- respondí.
- Son unas magníficas personas y no porque sean mis padres.
- Se nota.
- ¿Nos vamos?- preguntó.
Asentí y él arrancó el coche.
Al llegar a mi casa, aparcó en la puerta de la misma. Nos despedimos con un beso largo antes que yo me bajara del coche.
Abría la puerta, cuando Tom me retuvo. Me giré hacia él, aún con la mano para abrir la puerta.
- Te quiero, Eleonor.
Sentí como se me paraba el corazón y, luego, me empezaba a palpitar de nuevo, a mil por hora.
- Yo también te quiero mucho, Tom.- dije con una sonrisa.
Vi como mi novio sonrió también y volvió a acercarse a mí, para unir sus labios, de nuevo, con los míos.
Acaricié su mejilla antes de bajarme del coche. Salí del mismo y, al cerrar la puerta, hice un gesto con la mano. Me encaminé hacia la puerta de casa y vi como Tom se marchaba. Suspiré y entré en casa.
Había veces que me costaba aún asimilar que era su novia. Y menos después de lo de hoy, que me había presentado a sus padres.

Los días pasaban, y mi relación con Tom iba viento en popa. Todo iba demasiado bien, diría yo. Aquella nota que recibí hacia unas semanas, no se había vuelto a repetir, quedando así como en una anécdota.

Noviembre llegó con frío y bastante lluvia. Tom estaba grabando una nueva película, así que ahora lo veía algo menos, pero lo entendía.

Me habían llamado los productores de la película que había echo con Tom y Daniel, para decirme que teníamos que hacernos algunas fotos para la promoción de la película, que se estrenaría poco antes de Navidad. La verdad es que tenía ganas de ver a Daniel, finalmente habíamos quedado como buenos amigos y no quería recordar aquel mal entendido entre los dos.
Además, Tom me dijo que en unos días también teníamos que presentar el disco con las canciones de la película, así que lo vería pronto.

En fin, la vida me sonreía demasiado bien últimamente, solo pedía eso. Felicidad para los míos y para mí. Nada tenía que salir mal, ¿no?

Noches de Plata (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora