XII

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Agosto 2020.

Eleonor

Agosto llegaba a su fin, parecía mentira lo pronto que pasaban los días.
Me miré al espejo. Aquella noche salía a cenar con Tom. Me había invitado a cenar, con la excusa de que se iba a pronto a grabar no sé que a California. No me dijo donde iríamos, solo que me iba a gustar, y que sería algo especial. Para los dos solos.
Suspiré.
Me veía... Guapa.
Dejé mi cabello tal cual como lo tenía. Me lo había lavado y los rizos, al secarse el pelo al natural, se habían quedado bastante bien.
Me había puesto un bonito vestido estampado de pequeñas flores en tonos burdeos, con unas sandalias planas, Tom me dijo que me pusiera zapatos cómodos. Sólo me puse algo de rímel y gloss. Busqué mi perfume favorito y me puse un poco.
Estaba lista.
Miré mi móvil y solo faltaban diez minutos para que Tom llegara. Bajé al salón.
No había nadie en casa, últimamente mi familia se pasaba los días de un lado a otro. Eso me daba algo más de tranquilidad para mí.
Mi móvil empezó a sonar y en la pantalla apareció el nombre de la persona que más anhelaba, Tom.
Desde que terminó el rodaje, hacia un par de semanas, no había día que no hablásemos o que él hiciera lo posible para vernos. Pero seguimos en el mismo punto. Sólo alguna que otra caricia, o gesto o quizás un beso rápido.
Respondí la llamada.
- Dime, Tom.
- Eli, estoy llegando. Te recojo en la puerta.- dijo.
- Está bien, voy- respondí.
- Vale, ahora te veo.
- De acuerdo- dije y colgué.
Cogí el bolso, que estaba en el sofá y salí de casa. Cerraba la puerta de casa, cuando oí un claxon.
Me giré y vi a Tom saludándome con la mano desde su coche, sonriendo. Una sonrisa tonta se esbozó en mi boca y me dirigí a su coche.
Abrí la puerta y entré.
- Hola, Eli- saludó él.
- Hola, Tom- respondí yo.
- ¿Preparada para una noche inolvidable?- preguntó él empezando a conducir.
- Si. - respondí sin saber la noche tan especial y tan llena de momentos y sensaciones que me esperaban.

Tom.

Llegamos al sitio que quería ir con Eleonor. Se trataba de un bosque con zona de acampada cerca de Londres. Apagué el coche y salí, seguido de Eleonor, quien miraba alrededor asombrada. Aún no había anochecido del todo, y el sol le daba una luz bastante bonita a aquel lugar.
Mientras Eleonor miraba el paisaje, me acerqué al maletero del coche y saque un mantel, una cesta donde, llevaba la comida, y también un par de mantas, para taparnos por si refrescaba.
- ¡Ains, Tom! Déjame ayudarte.- dijo ella tomando el mantel.
Lo extendió en el suelo. Yo dejé las mantas a un lado, hasta que nos hicieran falta y dejé la cesta en medio del mantel, para sacar la comida.
Me senté y Eleonor hizo lo propio. Me dispuse a sacar las cosas de la cesta.
- Este sitio es precioso, Tom- decía Eleonor.
- Si, he venido aquí algunas veces de acampada con amigos para desconectar- dije.
Coloqué la comida entre los dos (una empanada, ensalada, unos filetes, algo de pan y, por supuesto, vino), saqué un par de copas y los cubiertos. Le extendí una copa a Eleonor y ella la cogió. Abrí la botella y le serví un poco de vino en su copa, después, hice lo mismo con mi copa.
- ¿Brindamos?- propuse.
- ¿Por qué?- preguntó ella sonriendo.
- Por nosotros.- dije sonriendo.
Ella asintió y chocamos nuestras copas. Comenzamos a cenar, hablando de cosas sin importancia, hasta que vi el momento adecuado de pedirle lo que tanto llevaba pensando, cuando terminamos de cenar y de recogerlo todo.
- ¿Eleonor?- la llamé colocando los últimos trastes en la cesta.
- Dime.- respondió ella sentandose mejor en el mantel.
- Me estaba preguntando algo...- suspiré.
- ¿Qué sucede, Tom?- preguntó ella levantando las cejas.
- Verás... Sé que te dije que iríamos poco a poco, y así a sido. Pero quería preguntarte algo- ella seguía mirándome con las cejas levantadas. Cogí una de sus manos y le dije- Eleonor, ya sabes todo lo que siento por ti, me encantas, me tienes enamorado de tu forma de ser y de ti hasta lo más hondo de mi alma. Por eso, Eleonor, ¿te gustaría ser mi novia?
Me quedé mirando su reacción. Abrió la boca en forma de sorpresa, llevándose la mano libre hacia ella. Suspiró y habló.
- Claro que si. Me encantaría, Tom.
- No sé, pero tenía la sensación que me ibas a decir que no.
- ¿Por qué?- dijo ella mirándome divertida.- Tom, siento por ti lo mismo que tú por mí. Llevamos un tiempo tonteando, yo ya pensaba lo mismo que tú...
La callé con un beso, que ella aceptó gustosamente.
Lentamente, nos fuimos tumbando sobre el mantel. Puse mi mano sobre sus caderas, mientras ella, colocaba las suyas sobre mi cuello, mientras yo besaba el suyo y mi mano fue bajando por su vestido y colándose debajo de este, dejando mi mano sobre su muslo.
Paré ahí, no quería que la cosa fuera a más allá. Nuestras respiraciones estaban alteradas, cuando me separé de ella. No era ni el lugar ni el momento.
- ¿Tom?- me llamó.
- Dime.
- ¿Puedes coger una manta y taparnos a los dos? Y por favor, abrázame.- pidió.
- Claro, cielo, lo que quieras- respondí.
Y eso hice.
Nos tapé a ambos y la abracé, dejando su espalda sobre mi pecho. Besé su cabeza y suspiró.
Apreté el abrazo, sabiendo que no podía pedir más. Sabía que había hecho bien en pedirle a Eleonor que fuéramos novios.
Nada podía salir mal.
¿O si?

Perdonar que este capítulo sea más corto. Prometo que los siguientes serán algo más largos.
Ahora viene lo bueno de la historia.
Os leo en comentarios.
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Noches de Plata (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora