Enero 2022.Eleonor.
Las fiestas navideñas pasaron y enero pasó casi tan rápido que ni siquiera me di cuenta. Fueron unas navidades demasiado bonitas junto a Tom. Debo de añadir que me encantó ver con él el especial de los veinte años de Harry Potter. Terminé llorando a lágrima viva con Tom.
La vida con Tom era perfecta, me mimaba demasiado diría yo. O era el amor que sentimos el uno por el otro.
Pero me alegraba mucho el haber vuelto con él. Quisiera recuperar todo el tiempo perdido pero, me era imposible. Solo podía disfrutar cada instante con él en esta nueva oportunidad que nos brindaba la vida.Ocupaba mi tiempo libre en casa, haciendo las típicas tareas (aunque teníamos una chica que nos ayudaba, pero a mí me gustaba hacerlas también), componiendo canciones (retomé mi hobby de escribir y Tom me dejaba tocar con su guitarra, pues la mía se rompió en el viaje a España) y estudiando algunos proyectos cinematográficos en los que Tom quería que colaborara.
En fin, no podía quejarme de esta nueva oportunidad que me brindaba la vida.Aquel último sábado de enero, dormía plácidamente junto a Tom, quién ahora no estaba trabajando, cuando me desperté con una sensación extraña en el estómago.
Me levanté de la cama y me tuve que sujetar en el sillón que estaba cerca de los pies de la cama. Noté como me daba vueltas la habitación y como el estómago lo tenía revuelto.
Me sentía mareada, pero no quise llamar a Tom, quién aún dormía.
Fui poco a poco, como pude, al baño.
Me senté en el vater, sujetándome la cabeza, pues me estaba dando vueltas todo. Respiré hondo, para ver si se me pasaba, pero no.
En ese instante, oí hablar a Tom, aún medio dormido.
- ¿Estás bien, Eli?
- No muy bien que digamos - dije y me levanté de dónde estaba, sujetándome en el lavabo.
Tom se acercó rápidamente, sujetándome por las caderas. De repente, sentí una arcada y vomité en el lavabo.
- ¡Joder, que asco!- exclamé abriendo el grifo.
- Tranquila, ¿te habrá sentado mal la cena de anoche?- preguntó Tom, aún con sus manos en mis caderas.
- Puede ser, pero estoy harta de cenar salteado de verduras y nunca me ha pasado esto.- dije apoyando mi cabeza sobre su pecho.
- Siempre hay una primera vez, Eli. Anda, ven, tumbate en la cama, te voy a traer un té.- dijo.
Me soltó de las caderas y cogió mi mano. Me llevó hasta la cama y me volví a tumbar en ella. Tom me tapó con las sábanas y de marchó a la cocina.
Regresó unos minutos más tarde, con una taza en las manos. Me la acercó y al olerlo, tuve que salir rápidamente de la cama, tapándome la boca con las manos, para volver a vomitar, está vez en el vater.
Tom llegó detrás de mí, preocupado.
- ¿Y si vamos al médico?- preguntó en tono preocupado.
- Será solo un virus estomacal o lo que dijiste antes, que la cena me haya sentado mal - respondí después de lavarme la boca.
Cosa que fue inútil, pues el olor del té llegó de nuevo, provocando que volviera a tener arcadas. Miré a Tom en un segundo, antes que vomitara sobre el lavabo. Tenía la taza de té en las manos.
Cuando terminé, volví a lavar el lavabo y me lavé la boca. Arrugando la nariz y tapandomela, le dije a Tom:
- Aleja esa taza de mí, Tom.
- Pero es un simple té, Eleonor. Además es tu favorito.- dijo mirando la taza.
- Ya lo sé, pero alejala de mí, por favor.- repetí conteniendo la respiración.
- Vale, vale- dijo y salió del baño.
Lo oí salir de la habitación y yo me fui para la cama. Me tumbé y me tapé hasta la cabeza. Me sentía fatal, aún con el estómago revuelto.
Creo que me dormí, pues cuando me desperté, Tom estaba sentado en el sillón, vestido con una sudadera y un pantalón de chándal. Demasiado sexy a mi vista.
Pero, ¿qué me estaba pasando?
Él siempre estaba guapo, pero ¿y estas sensaciones?
Negué con la cabeza y miré hacia la ventana, por la que entraba bastante sol.
- ¿Qué hora es?- pregunté sentándome en la cama.
- Las diez de la mañana - respondió levantandose del sillón y viniendo hacía mí.
Se sentó a mi lado y me acarició la mejilla.
- ¿Cómo te encuentras?- preguntó.
- Siento el estómago pesado, pero estoy mejor.- respondí mientras él me abrazaba por la cintura.
Apoyé mi cabeza sobre su hombro y su perfume inundó mis fosas nasales, provocando que mis hormonas se dispararan.
Rocé, con mi nariz, su cuello y, Tom, apretó su mano sobre mí cintura.
- Eli, estás mal...
- Hueles tan bien...- dije y empecé a besarlo por el cuello.
Me incorporé para sentarme sobre sus piernas, mientras lo seguía besando por el cuello. Sus manos volaron a mi cintura, colandose por debajo de la camiseta de mi pijama. Llegué a sus labios, donde él me acogió con los suyos. Lo empujé para atrás, quedando ambos tumbados en la cama, yo encima de él. Mi camiseta voló hacia cualquier parte de la habitación, mientras notaba como su erección presionaba entre los dos.
En pocos minutos, ambos estábamos desnudos, besándonos sin control, llenando la habitación de gemidos.
Si había algo que me gustaba al hacer el amor con Tom, era el llegar juntos al orgasmo, como aquella ocasión.
Cuando todo terminó, fui a darme una ducha, y mi novio, se vino detrás de mí.
Por supuesto, acabamos volviendo hacer el amor en la ducha.
Podía estar así por horas con él, no me cansaba de hacerlo con Tom.El sábado lo pasamos en casa, viendo películas, comiendo palomitas, chocolatinas y toda clase de dulces.
No hubo más rastro de vómitos en el resto del día, ni de ningún tipo de malestar.
Terminamos en la cama a eso de las dos de la mañana, ríendonos porque Tom se había quedado dormido en el sillón de la habitación mientras yo estaba en el vestidor buscando no sé qué camisa que él decía que no tenía.El domingo, me levanté de la misma forma que el sábado, pero esta vez, Tom no me trajo ningún tipo de té, gracias al cielo.
- Si mañana te levantas igual, te llevo al médico - dijo Tom mientras me sostenía el pelo a la vez que yo vomitaba en el wc.
Asentí y me incorporé.
Me lavé la boca y me entraron ganas de llorar, sin explicación ninguna. Tom me abrazó sin entender nada.
De hecho yo tampoco entendía nada de estos cambios.El lunes llegó, si, y volví a levantarme de la misma manera. Tom esperó a que terminara en el baño pacientemente y, después, de vestirme, me llevó al hospital.
Y aquí me encontraba, en la sala de urgencias, con un Tom Felton al lado mía nervioso.
El médico nos llamó y entramos en su consulta. Le expliqué lo que me pasaba y llamó a una enfermera.
- Llévese a Eleonor y hágale una prueba de sangre de urgencia. Usted, puede esperarla aquí, no tardará.
Tom asintió y yo me fui con la enfermera a otra consulta. Me pidió que me levantara el jersey y comenzó a sacarme sangre. No quise ni preguntar para lo que era. No me hacía gracia ese tipo de pruebas.
Cuando acabó, me dijo que podía regresar a la consulta del doctor.
Y así hice.Tras algo más de media hora, la misma enfermera llegó acompañada del médico que salió unos minutos antes.
Si yo estaba nerviosa, Tom a mi lado era un flan. Tenía mi mano cogida fuertemente y yo lo miraba de reojo, tensa en mi silla, sin saber que pensar.
¿Qué sería lo que me pasaba?, ¿Sería algo malo?
- Bueno, Eleonor no tienes nada grave. Son síntomas normales en su caso.
-¿Síntomas normales?- preguntó Tom y su mirada pasó del doctor a mí y viceversa.
- ¿Qué tengo, doctor? ¿Si no es grave, qué es?- me estaba poniendo demasiado nerviosa.
Lo que el doctor dijo, era lo último que hubiera pensado que sucedería:
- Eleonor, estás embarazada de cinco semanas.
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Noches de Plata (Completa)
FanfictionEleonor ha sido elegida para un papel en una película donde se encuentra con dos de sus actores favoritos. El destino hará que los dos se enamoren de ella, pero solo uno de ellos logrará conquistar su corazón. Pero el destino es caprichoso y hará qu...