XXXVIII

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Eleonor.

Estaba tumbada en mi cama, pensando en todo lo que había sucedido en estos dos últimos días.
Se podía decir que Tom y yo habíamos vuelto a la normalidad, si. Pero estábamos lejos de casa. Y, aunque estaba muy agusto en casa de los abuelos, sabía que tenía que volver a Londres. Mi vida estaba allí, aunque mi corazón estaba dividido entre Londres y Sevilla.
Suspiré y decidí que, a la mañana siguiente, hablaría con los abuelos de esto. También tendría que hablarlo con papá y mamá, pero quería primero hablarlo con los abuelos, pues necesitaba que ellos lo supieran antes que nadie. Siempre tenía las puertas abiertas de su casa para venir cuando quisiera.
Me arropé mejor, con la idea de hablar al día siguiente con los abuelos en cuanto llegara de trabajar.

Al día siguiente, cuando llegué a casa después de trabajar de la cafetería, me encontré una escena la cual me dejó boquiabierta al entrar al comedor: Tom Felton almorzando con mis abuelos e Irma.
Decidme si la situación es para no creerselo.
Me acerqué a ellos sin creerme nada. Él hablaba animadamente con los abuelos mientras comían. Miré a mi mejor amiga, quién me guiñó un ojo.
- Hola, cariño, ¿te sirvo la comida?- preguntó la abuela cariñosamente.
Yo asentí y la seguí a la cocina.
- Abuela, ¿qué hace Tom aquí?
- Irma llamó para preguntar si podía almorzar aquí y le dije que si. Así que me dijo que vendría con Tom y yo acepté. Hija, es tu novio, además tengo que presumir de nuevo nieto. Porque vaya novio guapo que tienes...
- Abuela...- dije riendo.
- Anda, cariño, te toca ser feliz después de todo. Te lo mereces.- dijo la abuela dejando el plato en la encimera de la cocina.
Se acercó a mí y me abrazó. Me encantaba sus abrazos y lo bien que olía a su perfume de azahar.
- Abuela, yo quería hablar contigo y el abuelo.- señalé mientras la abuela me soltaba.
- Imagino lo que será. ¿Quieres volver a Londres, cierto?
Asentí.
La abuela tenía esa capacidad de leerme el pensamiento que yo jamás entenderé.
- No te preocupes, tesoro. Después hablamos. Anda, vamos a que almuerces antes que se enfríe la comida.
La seguí hasta el comedor, dejó mi plato en la mesa, justo al lado de Tom, quien me miró sonriendo y dijo en inglés:
- Tu abuela cocina que da gusto.
- Si, la abuela es una excelente cocinera.- respondí.
- Chicos, aquí hablad en español que nos enteramos todos- dijo el abuelo mirándonos a los dos.
Nos reímos y terminamos de almorzar.

Fue después de cenar, cuando los abuelos y yo nos sentamos en el sofá para hablar como le dije al mediodía a la abuela.
- Hija, es tu decisión, nosotros te vamos a apoyar en lo que sea. Sabes que cuentas con nosotros para todo.- dijo el abuelo cuando les comenté que quería volver a Londres.
- Pero abuelo, no quiero que penséis que soy una interesada.
- Cariño, tienes tu vida en Londres. No seas tonta. Lo que tienes que hacer es hablar con tus padres, que seguro que estarán encantados de que vuelvas.- dijo la abuela sentándose a mi lado en el sofá.
Me abrazó y apoyé mi cabeza sobre su pecho. La abuela era como mi segunda madre. Sentí como me besaba en la cabeza.
- Si, sé que tendría que llamar a mis padres y hablar con ellos. Pero es que sé que mi lugar está en Londres con Tom- dije desde el abrazo.
- Él es el amor de tu vida, cariño.- dijo la abuela sonriendo- Es un excelente chico. No lo dejes escapar.
- Lo que tú decidas, cuentas con la abuela y  conmigo, no tengas dudas.- dijo el abuelo.
- Os quiero tanto- dije abrazandome aún más a la abuela.
- Y nosotros, cariño - oí decir a la abuela.
Sin duda tenía a los mejores abuelos del mundo.

Tom.

Andaba de un lado a otro de la habitación, nervioso. Quería con todas mis ganas que Eleonor volviera conmigo a Londres, pero no quería presionarla.
La verdad es que ni siquiera habíamos hablado del tema. Mi prioridad al llegar aquí era que todo volviera a la normalidad con ella, aunque siempre existía esa duda de si ella quería o no volver. Pero todo salió bien.
- ¿Quieres hacer el favor de quedarte quieto, Tom?- preguntó Irma desde el sofá de mi habitación.- Me estás poniendo nerviosa con tanto paseo de un lado a otro.
- Estoy nervioso, Irma- respondí.
Ella bufó.
- Yo también, pero no me propongo hacer un camino en el parqué del suelo. Pero vamos, que hubieras acabado con esos nervios si le hubieras preguntado a Eli si volvía con nosotros a Londres.
- No es tan fácil la situación, Irma. Ella lleva aquí un tiempo y yo tampoco la voy a obligar.
-¡Ains, Tom! Sois dos adolescentes- dijo ella levantándose del sofá.
Pasó por mi lado, sonrió levemente y dijo:
- Anda, duerme, te vendrá bien. Y me voy ya, o tendré que atarte a una silla para no verte más así.
Sonreí también.
- Anda, ven aquí- dijo y extendió sus brazos hacia mí.
Me acerqué a ella y nos abrazamos.
- Eli tendría que haberte conocido mucho antes. Eres un amor, Tom- dijo.
- Gracias, Irma. Sólo lo hago porque la quiero con toda mi alma.
- Lo sé- dijo mientras me soltaba- Me voy, descansa. Mañana hablamos. Buenas noches, Tom.
- Está bien. Buenas noches, Irma.
Se dirigió hacia la puerta y se marchó, dejándome con mis pensamientos. Me dirigí hacia la cama, me cambié de ropa, poniéndome el pijama y me metí en ella.
Suspiré.
Si, todo estaba arreglado, todo parecía que iba a ir bien esta vez, pero tenía ese miedo pese a todo.
Tendría que hablar con ella para saber si quería volver a Londres o se quedaría aquí. Deseaba con toda mi alma que volviese conmigo y continuar nuestra vida juntos allí.
Si, mañana hablaría con ella. Seguro que diría que si.
No había cosa que más deseara que volver a vivir con ella en Londres.
Pero, ¿querría volver a Londres conmigo y continuar nuestra vida donde la dejamos? ¿Podríamos volver a estar tranquilos y ser felices por fin?

Noches de Plata (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora