33. Adiós México.

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¿Recuerdan cuando les dije que esto no iba a resultar bien?

Bueno, creo que me equivoqué, porque papá jura y jura que ya cambio que ya no es más una persona alcohólica y en verdad dudo un poco ante eso porque ¿En verdad una persona podía dejar ese vicio así porque así? 

Mamá está más que feliz porque el este fin nosotros yo... Bueno, qué puedo hacer, mientras mi mamá sea feliz yo también lo soy. 

Carl y Angela bueno, a ellos no les importa mucho el hecho de que esté aquí mi papá, a decir verdad supongo que se llevan muy bien todos. Y siento que yo soy el que sobra aquí.

¿Por qué no me siento cómodo estando con él? 

Claramente, no dejaré que esté mi papá aquí así, porque si, tonto no soy, deje una botella de alcohol en la habitación de papá, bueno, no en la habitación, más bien a un lado del sofá porque, sí, él está durmiendo en la sala. 

Cuando despierte estoy seguro de que todo el alcohol que hay dentro de la botella estará por toda su sangre. 

Despierto y me dirijo a la sala, en donde sigue la botella, pero está completamente llena, la abro para asegurarme de que sea el alcohol y no solo esté rellenada de agua. Cómo era de esperarse nuevamente me equivoco ¡Joder! ¿Qué tengo que hacer para demostrar que no es tan bueno como aparenta ser? 

—Te dije que ya dejé el alcohol —me dice aún soñoliento —Ponme a prueba las veces que quieras, ya te dije que cambie y lo hice por ti y tu mamá.

—Por favor, papá, ni siquiera me reconociste el otro día —ruedo los ojos —¿En serio quieres que me crea eso? 

—Qué esperabas —se sienta en el sillón y se encoge de hombros —Eres muy guapo y yo muy feo, pensé que te parecería a mí, pero no, te pareces a tu madre, tan hermoso como ella.

—Cállate, por favor.

—Nada más quiero que me aceptes, hijo, te prometo que cambie y lo seguiré haciendo por nuestra familia.

—Sí, papá, lo que digas. 

Me voy de la sala y me encamino hacia mi cuarto, en fin, considero que tener aquí a mi papá me puede servir de algo.

Saco un sobre con unas impresiones y una declaración, reviso que todo esté en orden y vuelvo a meter todo al sobre.

Nuevamente, me dirijo hacia la sala, pero está vez con un nuevo propósito. Me acerco a mi papá quien está viendo como los dedos de su pie se salen de su calcetín.

—Necesito que hagas algo por mí, ¿Puedes? —le digo con amabilidad.

—De qué se trata —se ve interesado en el tema —Siempre y cuando no sea ilegal te puedo ayudar.

Evito rodar los ojos y finjo una sonrisa —Quiero que vayas a dejar estos papeles de forma anónima a esta dirección, digo, no será tan anónima, pero ¿Puedes? 

Él solo me observa, odio que haga esto, ve el sobre y después a mí —Lo haré, solo si me aceptas —me da una sonrisa.

—Si lo haces bien, te aceptaré papá, lo prometo. 

—Dejadme vestirme y voy —se dirige hacia el baño y nada más observo como camina, al parecer tiene lastimado el pie. 

Empaco mis cosas porque sí, ya nos vamos a mi casa, por fin estaré allá. No es que no me guste estar aquí, pero si se extraña estar en un lugar en donde has vivido toda tu vida. 

Angela está un poco molesta y si te preguntas el por qué yo te lo diré. Digamos que le dije que si mi papá le pedía dinero que no se lo diera.

Porque seamos sinceros, una persona alcohólica con dinero es muy peligrosa. En fin, lo único que busco es estar en paz con mi papá, ver qué si ha cambiado y ya. 

𝔊𝔬𝔱𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔞𝔤𝔲𝔞 𝔡𝔲𝔩𝔠𝔢 [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora