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Cuando lloras, tu dolor lo sienten también las personas que más te aman

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Cuando lloras, tu dolor lo sienten también las personas que más te aman.

Ya habían pasado tres días desde que se le implantó el castigo a Olivia, y aunque pensaron que con esto recapacitaría, había un factor con el que sus padres no contaban. Y ese factor se llamaba Lucas.

Sus padres le quitaron todos sus aparatos electrónicos y le pusieron un guarda las veinticuatro horas del día, por ya no hablar, de que la trasladaron a la habitación de invitados para que tampoco tuviese sus libros a la vista. La idea era que no tuviese distracciones y estuviese estudiando todo el tiempo, así que, tan solo tenía permitido salir de la habitación para las comidas y para ir a la universidad.

A sus padres les parecía un buen castigo por haberse marchado ese fin de semana entero sin decir nada, y así estudiaría todo lo que no había estudiado ese tiempo y recapacitaría de sus actos. Pero cuando tienes acompañándote a un demonio que solo te hace feliz, todo cambia.

Sus libros de texto y apuntes estaban todos escampados por el escritorio, con el estuche abierto y varios bolígrafos entre las hojas, para que, cuando entraran sus padres, que venían a verla cada media hora, pudiese fingir que estaba haciendo algo productivo.

Al principio intentó estudiar, pero cada vez que se ponía delante de los libros con el bolígrafo en la mano, recordaba por qué estaba allí y se le acababan escapando un par de lágrimas, pero al final siempre estaba ahí Lucas para poder calmarla.

—Esto es una mierda, princesita. Aquí no tienes nada.

—Tú como demonio deberías saber que los castigos no son precisamente para pasárselo bien. 

—Soy el que castiga. Yo siempre me lo paso bien.

Olivia alzó una ceja y dejó que una pequeña sonrisa se formase en su rostro. A veces se le olvidaba que él no era humano y que había hecho cosas que a ella jamás podrían pasársele por la cabeza. Sentía curiosidad por preguntar, pero algo en su interior le decía que no quería saber las respuestas.

—¿Es muy diferente? —acabó preguntando.

Él arrugó la nariz, intentando descifrar a qué se refería, pero ya sabía cómo era la expresión de esa princesita, y por ende sabía, que no sacaría mucho de esa fría mirada.

—¿A qué te refieres?

—A tu hogar —aclaró —. ¿Es muy diferente a esto?

Lucas dejó en sus labios una sonrisa torcida.

—Si te estás imaginando un mundo subterráneo en llamas, quítate esa idea tan arcaica y retrógrada de la cabeza.

Olivia se sintió indignadísima, porque había dado en el clavo. Odiaba esa sensación de pensar algo y que acabase siendo todo lo contrario, y para su lástima, siendo el mundo del demonio tan desconocido para ella, era un sentimiento que tenía constantemente. Se sentía un poco tonta, aunque la sensación que más le venía, era de sentirse una inútil para aquella persona que estaba siempre para ella. Era una impotencia tenerle delante, quererle, y, sin embargo, no saber prácticamente nada de él.

Solo sabía que el pacto que habían hecho, había sido un momento de desesperación por parte del demonio, y un momento de sinsentido por parte de ella. Ninguno de los dos pensó que esas palabras que ella citó aquella noche de manera burlesca, acabarían con ellos dos sintiéndose así.

—Hey —. Lucas sacó de su trance a Olivia chasqueando los dedos —. No sé qué estarás pensando, pero lo siento tanto que quema. No dejes que nada pueda contigo, princesita. Eres fuerte, y eres valiente. Eres todo lo que está bien en el mundo, así que no te derrumbes haciéndote de menos, porque vales más que el mismísimo Lucifer en el Infierno.

Las palabras del demonio, que salían con total calma de sus cuerdas vocales, y la dulce mirada que le dedicaba a Olivia, hicieron que a esta le comenzase a temblar el labio. Y fue en ese momento en el que Lucas se acercó y le acarició el rostro con su enorme mano tatuada, que no aguantó más y las lágrimas se apoderaron de sus ojos. Pero nunca llegaron a sus mejillas, pues él se encargaba de secarlas todas con besos y suaves caricias. 

—No entiendo cómo la mejor persona que he conocido en mi vida sea un demonio, con la mala fama que tenéis —susurró Olivia una vez que estuvo más tranquila, sorbiendo por la nariz e intentando reírse un poco.

—Bueno, la visión que tenéis de nosotros no es precisamente la correcta.

—Pues me tendrás que dar clases del Infierno y los demonios. No sé, me gustaría saber algo para que cuando llegue dentro de unos años pueda estar algo enterada de cómo será mi vida desde ese momento.

—Realmente, no se le llama vida, porque para que fuese una vida, tendrías que estar vivo. Pero ese no es el caso ahora — Lucas miró a Olivia —. De todas formas, eres demasiado perfecta como para ir al infierno, princesita.

Olivia sonrió.

—Iré donde estés tú, igual que tú estás haciendo ahora. Y si para eso tengo que saltarme alguna regla, lo haré.

N/A 

⚠️IMPORTANTE LEER⚠️

¡Muy buenas!

Llevaba tiempo sin pasarme por aquí, pero de vez en cuando hay que hacer una visita a estos maravillosos lectores que tanto me alegran la vida cuando leen esta historia, así que, aquí estamos.

Cuéntenme, ¿qué les está pareciendo la historia? ¿Qué esperan de ella? ¿Qué les está trasmitiendo? Sus opiniones son muy importantes para mí, y obviamente tendrán relevancia a la hora de escribir los capítulos, así que cuenten, cuenten, yo estaré aquí leyéndolos.

Me da mucha pena, pero tengo que informarles ahora de que por temas personales, las actualizaciones de la obra serán un poco más lentas que de costumbre. Esto sucederá así durante un mes y medio como mucho. Seguirán teniendo sus capítulos, lo único es, que quizás en lugar de ser un capítulo por semana, sea uno cada dos o tres. Intentaré que sea lo más rápido posible, y no se desanimen, que ni loca les dejaré sin terminar la historia del demonio y su princesita.

Espero comprendan y sigan aquí con Cuidado con lo que deseas. Por mi parte, iré escribiendo en todos los ratitos que tenga, e iré leyendo vuestros comentarios.

Un besito desde la luna,

Mía.  ♥️🌙

(( ❤️‍🔥;; Cuidado con lo que deseas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora