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Cuando los secretos se acumulan, tienes que tener cuidado de no hacer daño a la gente que quieres

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Cuando los secretos se acumulan, tienes que tener cuidado de no hacer daño a la gente que quieres.

Otra noche más, Lucas y Olivia compartían la madrugada, pero en esta ocasión, a diferencia de las otras noches, las caricias del demonio no consiguieron el sueño de la castaña, por lo que, al final, escogieron un libro de la inmensa estantería, y comenzaron a leer juntos. Olivia se sentó entre las piernas de Lucas, y él, rodeándola con sus brazos, sostenía el libro mientras ella relataba con suave voz lo que las páginas escondían.

Leían una de las últimas adquisiciones de la biblioteca, un libro llamado Ramé y otras bellas palabras, de Athanasia Edevane, que relataba un dulce romance entre dos perfectamente imperfectos jóvenes. Últimamente, le gustaba mucho leer novela rosa, planteándose, en varias ocasiones, la extraña relación que tenía con Lucas. Ella era humana, y él un demonio; estaban unidos por algo más allá de una relación normal. No eran solo simples sentimientos, sino que su unión estaba hecha por un pacto. Un pacto de sangre. Sobrepasaba todo lo físico que alguien pudiese llegar a sentir.

Olivia se calló y giró levemente el rostro, mirando a Lucas un poco de refilón. Él se extrañó y soltó el libro. No dijo nada, solo la miró mientras sus suaves respiraciones calaban en el otro. Al final, ella terminó de girarse y se sentó a horcajadas sobre él. Cogió su mano y comenzó a hacer círculos en el dorso de su mano.

Las palabras no le salían. «¿Qué somos?», quería preguntas. No le gustaba poner etiquetas a las cosas, pero su relación con Lucas la desconcertaba. Era todo muy nuevo para ella, y nada de lo que ocurría entre ellos dos era normal. A fin de cuentas, ¿iba a aparecer todas las noches en su habitación por el resto de su vida? Si se diese el caso , ¿podrían tener hijos, o habría una ley del más allá que se lo impidiese? Odiaba hacerse ese tipo de preguntas. No le gustaba pensar de más en el futuro, para eso ya estaba su madre, pero ahora era inevitable. Lucas siempre estaba en su cabeza.

—Venga, suéltalo ya, princesita —dijo Lucas. Notaba la incertidumbre de Olivia, y quería ayudarla, pero si no le decía nada, no podría hacer mucho.

—¿En qué punto estamos?

Lucas alzó una ceja. La verdad es que no se esperó esa pregunta.

—¿En qué punto quieres que estemos?

Olivia se separó de él y se tumbó en la cama, apoyando sus piernas en la pared.

—No lo sé. Simplemente... —comenzó, pero tampoco estaba muy segura de lo que iba a decir —. Tengo un lio muy grande en la cabeza.

Lo miró y sus orbes conectaron como tantas veces lo habían hecho. Era increíble la forma en la que siendo algo tan frecuente, conseguía que todas las veces se sintiese tan bien, con ese hormigueo en el cuerpo y la mente totalmente en blanco.

Al final, Olivia dio un suspiro.

—Creo que tengo miedo —respondió.

—¿Miedo de qué, princesita?

—De perderte.

Lucas se mordió el labio, sin saber qué respuesta darle. En otra situación, podría haber predicho lo que ocurriría, pero en esta ocasión, no lo sabía. Al demonio le gustaba mucho jugar, y atormentaba a los humanos hasta que se aburría, sabiendo que acabaría marchándose, por general, más pronto que tarde. Pero ahora era diferente. Ahora, Lucas no pretendía irse. No se le pasó ese pensamiento por la cabeza ni una sola vez desde que conoció a Olivia.

—Hemos hecho un pacto de sangre, Olivia. Un demonio no puede romperlo, es una ley del Infierno.

—¿No hay forma de romper un pacto con un demonio? —preguntó ella. Sabía que nada de aquello sería como en las películas de miedo que le gustaban, pero había algunas cosas que sí pensó que podrían ser, como lo de romper una maldición dando un sacrificio o algo por el estilo. No es que quisiera hacerlo, es más, en su caso, prefería que no se pudiese, pero la curiosidad estaba presente.

—Sí que la hay. Existen muchos ritos para hacerlo, pero solo pueden hacerlo los humanos. Nosotros, los demonios, tenemos que evitarlo.

—¿Y cómo va eso de hacer un pacto? ¿Hay una sala de invocaciones en el Infierno y estáis en fila hasta que os toca a vosotros hacerlo?

Él se rio y ella frunció el ceño. ¿Tal barbarie había dicho?

—Si te lo dijera —comenzó, y acercó sus labios a la oreja de Olivia —, tendría que matarte.

El tono que utilizó, podría hacer que cualquiera se pusiese nervioso y estuviese muerto de miedo. Lo dijo de una forma, en la que uno se creería de verdad que la mataría. Pero por el contrario, ella tuvo que aguantarse para que no se le escapase la risa. Era increíble, Olivia se sentía en total comodidad y armonía cuando estaba Lucas. Daba igual lo que ocurriese.

—Oh, venga ya. ¿Me puedes decir aunque sea porqué apareciste en mi invocación?

—No hagas preguntas de las que no quieres respuesta, princesita.

Ella arrugó la nariz. No era la primera vez que se negaba a responderle alguna pregunta, y eso no le hacía gracia, porque se notaba desde lejos que escapaban de su entender cosas importantes que estaban pasando, como por ejemplo, la mera presencia del demonio. Había algún motivo más complejo de lo que ella podría pensar para que Lucas estuviese allí, pero por como pintaba la cosa, posiblemente hasta que no muriese y acabase ella en el Infierno, no podría saberlo.

—No te hagas la indignada. Además, los dos sabemos que tú también tienes algo escondido que no me quieres contar, y es algo que entiendo y que voy a respetar. Solo tienes que entender, que no soy tan diferente a ti, y que como tú, tengo mis secretos.

Se quedó callada. Tenía razón. Demasiada. Ella tampoco le estaba contando el por qué de su estado, y no entraba en sus planes contárselo por el momento, era muy doloroso como para recordarlo.

Sin saber qué decir, se acercó a su ventana y se dedicó a observar a la imponente y brillante luna. Después, dejó que una pequeña sonrisa apareciese en su rostro y miró a Lucas.

—Entonces, seamos misteriosos como lo son la noche y la luna que la aguarda. Tengamos nuestros secretos, pero siempre protegiéndonos.

Lucas sonrió.

—Está bien. Seámoslo. Y te prometo por el Infierno, que siempre te protegeré.

N/A
¡Muy buenas, lectores!
Me he atrasado un poquito con la actualización, ¡perdón!

¿Os habéis fijado en el libro que leen Lucas y Olivia? Porque tenéis que hacerlo sí o sí, pues en un poquito, tendréis esa novela publicada en este perfil.

Besitos desde la luna,
Mía. ♥️🌙

 ♥️🌙

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