Capítulo 20

2.4K 298 25
                                    

Tres meses pasaron desde los primeros pasos con sus nuevas piernas, Jimin ahora ya caminaba solo y sin ayuda.

Jungkook les envió un video a sus padres y los de Jimin mostrándoles todo lo que Jimin había logrado, estaban locos por visitarlos, pero Jungkook les dijo que Jimin aún no se sentía preparado, tal vez para navidad podrían reunirse todos finalmente.

La vida de ambos había cambiado para bien, Jimin seguía con su curso de cocina e incluso ya había hecho sus primeros pasteles.

Jungkook como le había ofrecido fue su medio pollo ayudando en lo que Jimin requería para llevar a cabo sus recetas, fue un tiempo maravilloso que fortaleció aún más su relación, quedaba una semana para finalizar el curso y obtener su diploma de pastelero, se reunirían todos los alumnos con Tae hyung para conocerse en persona y disfrutar de una tarde de degustación de pasteles hechos por ellos mismos.

Pequeñín había crecido bastante y era el compañero inseparable de Jimin ya sea en la cocina o en sus paseos con Jungkook a la playa o simplemente holgazaneando en el jardín mientras Jungkook trabajaba en su oficina.

Jimin también participaba activamente en la rehabilitación de adolescentes en la clínica de la universidad de Yansang, de primera tuvo dudas en participar, no sabía de qué manera el podía ser de utilidad con ellos, pero cuando los conoció todas sus dudas se disiparon, con sólo contarles su experiencia, por todo lo que había pasado para llegar a donde ahora estaba, se dio cuenta que les aportaba un granito de arena para que no perdieran la esperanza, algunos de ellos incluso lo conocían como bailarín y otros simplemente lo habían visto en revistas o programas dedicados a la moda donde Jimin trabajaba de modelo, se abrieron a él de manera inmediata y lo vieron como un amigo al que podían acudir cuando las fuerzas los abandonaban, Jimin se sentía profundamente agradecido de esta oportunidad porque también lo fortalecía cuando tenía ganas de bajar los brazos y darse por vencido.

Jungkook era su lugar seguro, su fortaleza, el apoyo incondicional en cada momento, siempre dispuesto para él con una sonrisa en su rostro.

Su relación como pareja también había ido avanzando de a poco, esta era la parte más difícil para Jimin y donde todas sus inseguridades volvían a salir a flote, se besaban y habían llegado a algunas caricias un poco más íntimas, pero tener sexo aún era algo que Jimin no se permitía experimentar, tenía miedo de defraudar a Jungkook, dejarlo con ganas, no ser suficiente. El sexo siempre había sido intenso y satisfactorio dentro de su relación, ahora no sabía si sería igual y lo evitaba, obviamente esto lo frustraba, porque sí deseaba a Jungkook como hombre, pero su miedo era mayor.

Jungkook por su parte esperaba pacientemente que Jimin comprendiera que lo amaba y deseaba igual o tal vez mucho más que antes, pero no quería forzarlo, cuando estuvieran por fin juntos de forma íntima quería que fuera un momento que Jimin también disfrutara, porsupuesto seguían besándose y a veces se acariciaban, pero cuando sentía a Jimin ponerse tenso e incómodo paraba inmediatamente, en el fondo podía entenderlo, sabía que se sentía inseguro con su cuerpo, moría de ganas de que su esposo le dejara demostrarle cuanto lo deseaba, porque sabía que Jimin en ningún momento dudaba de su amor por él, la cosa era que aún tenía inseguridades físicas, esperaba que pudiera ver cuán hermoso y sexy aún era para él.

Exceptuando estas cosas todo en general iba mejorando, incluso Ana los visitaba seguido y se había convertido en una gran amiga de Jimin y Jungkook.

Esa tarde Jungkook tenía mucho trabajo acumulado porque tenía que terminar un proyecto para su padre, así que Ana acompañó a Jimin mientras estaba descansando en el jardín.

- ¿ Has probado nuevas recetas Jimin?- ana se comió una de las galletas de zanahoria que Jimin había horneado por la mañana.

- Sí, también quiero hacer la receta de tú kuchen de nuez, si queda bien lo llevaré a la reunión con mis compañeros de clases- le dijo con entusiasmo Jimin.

- Te quedará perfecto, ¡mmmm!, estas galletas son adictivas, ¿ qué les pusiste Jimin?- Ana apenas hablaba masticando una nueva galleta.

Jimin se puso a reír mientras pequeñín trataba de atrapar una mariposa revoloteando por el jardín.

- Les puse un poco de jengibre, por eso su sabor refrescante, ¿ en serio te gustaron?- Jimin se sentía halagado aunque Jungkook también era adicto a sus galletas, se había llevado un pocillo con él a la oficina.

- Porsupuesto, ¿ no has pensado en venderlas?- le preguntó Ana.

- Lo pensaré, tal vez es una buena idea, pero aún es pronto Ana- le sonrió Jimin.

- No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, eso me decía mi madre- Ana le cerró un ojo y se puso a reír.

- Buen consejo- Jimin también probó una y se quedó observando a pequeñín- Ana, ¿ puedo preguntarte algo?

- Claro, si puedo serte útil- le respondió sonriendo.

- Me da un poco de vergüenza, pero eres la única amiga que tengo y además confío en tí y en la experiencia que te han dado los años- las manos le sudaban un poco al sentirse expuesto.

- ¿ Me estás diciendo vieja de forma amable?- Ana lo hizo sentir cómodo de inmediato aligerando la tensión.

- Nunca serás vieja Ana, no para mí, eres la mejor amiga que nunca imaginé conocer, y todo gracias a mi accidente, nunca me has preguntado nada y eso siempre te lo tendré que agradecer, cuando te conocí no estaba preparado, mejor dicho no me había asumido con mi nueva realidad.

Ana tomó su mano y se la acarició suavemente.

- No era necesario Jimin, ¿ ahora me quieres contar?- su voz era dulce al preguntarle.

Jimin asintió con su cabeza y le contó todo a Ana que la escuchó atentamente sin interrumpirlo.

- Jungkook ha sido tan generoso y paciente- terminó Jimin.

- Ese hombre te ama muchacho, basta ver como te mira y todo a su alrededor desaparece, menos tú- le dijo Ana.

- Ese es mi problema Ana- suspiró Jimin.

Ana lo miró sorprendido.

- ¿ Tu no amas a tú esposo Jimin?- su voz denotaba sorpresa.

Jimin negó inmediatamente con su cabeza.

- Al contrario lo amo demasiado, pero temo no ser suficiente para él...tengo miedo de no satisfacer sus necesidades físicas, ¿ entiendes Ana?- el sonrojó tiñó las mejillas de Jimin ante esta confesión.

- ¿Puedo darte un consejo de vieja?- le preguntó Ana y Jimin asintió.

- Claro, confío en tí.

- No tengas miedo ni dudas, eres joven y bello, tu esposo te necesita en su corazón y también en la cama, atrévete a descubrir esta nueva sexualidad, creo que ninguno terminará decepcionado, ¿ y sabes porqué?- le preguntó Ana.

Jimin negó atentó a lo que Ana le decía.

- Porque tienes el ingrediente principal de la receta, amor Jimin, ambos se aman.

Jimin le sonrió a Ana y unas lágrimas cayeron cuando la abrazó, su corazón y mente por fin se habían aclarado, ya no tenía dudas.

Jimin le sonrió a Ana y unas lágrimas cayeron cuando la abrazó,  su corazón y mente por fin se habían aclarado,  ya no tenía dudas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora