(Penúltimo capítulo antes de decirle adiós a Han, así que comenten todo lo que puedan; son capis muy especiales y reveladores, lean con calma, disfruten, lloren, y demuestren que seguiremos adelante luego del último adiós 🥺😭)
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Aquella tarde de invierno mientras se vociferaban gritos emocionados y se esparcían por cada rincón de aquello que solía llamar mi hogar, me encontraba dentro de mi habitación terminando con las últimas cajas y metiendo los implementos necesarios en la mochila negra para la improvisada excursión que ya se había vislumbrado un par de días atrás.
Botellas de agua mineral, unos cuantos snacks y un par de linternas ocupaban el interior de aquella mochila oscura que traía consigo recuerdos inquietantes de su ausente dueño.
Había terminado de quitar los últimos pósters que habían adornado las paredes los últimos meses en los que opté por darle un poco de personalidad a ese color azul opaco que contrastaba a la perfección con el gris apagado de mis ojos; al mirar cómo aquellas paredes perdían la viveza que había optado darle la noche de mi cumpleaños, la nostalgia no se escatimaba en aparecerse con lentitud.
No me permití dudar siquiera en que podía arrojarme a la cama a rememorar antiguos días en los que el brillo de mis ojos lucía genuino, y terminé de empacar en cajas lo que creía que podría fragmentarse con facilidad y salí de la habitación con la mochila guindando en mi hombro cuan artefacto que sería testigo del peligro inminente que me esperaba.
Mi familia ya estaba lista para marcharse y cuando me vieron aparecer con los vaqueros más ajustados que tenía junto con un enorme abrigo que refugiaba al mi cuerpo por debajo del jersey, la preocupación no se hizo esperar en su mirada.
Mi madre se atrevió a hablar de primera, analizándome con su ojo crítico, llenando mis pensamientos de aquellos días en los que no podía ser capaz de llegar cinco minutos después de la hora pactada. Era esa mirada de madre castigadora que te helaba hasta las entrañas porque sabías que no podías mentirle cuando ella ya conocía tus intenciones.
—¿No vienes con nosotros?
Era demasiado obvio para todos puesto que llevaba guantes y un absurdo gorro que mi abuela me había regalado cuando tenía quince años –y que todavía me entraba en la cabezota– y un pequeño equipaje como si planease quedarme dos días por fuera cuando al día siguiente tenía que, oficialmente, partir.
—No. No iré. Quedé con los chicos en pasar la noche en el camping los Stevens —mentí, siguiendo el curso del plan que yo misma había maquinado y estructurado con la ayuda de los conocimientos que había adquirido con antelación en series delincuenciales que alguna vez miré; tenía todo bajo control, y cada uno de mis amigos tenía un rol que cumplir en caso de que todo se fuese a la mierda—. Y ya no puedo cancelarles porque quedé con ellos hace un par de días.
—La cena con los Garritsen estaba prevista desde la semana pasada.
—Lo sé, mamá, ¿pero qué se le va a hacer? Ya habrán más cenas en las que podamos estar todos juntos.
—Holl tiene razón, cariño —mi padre intentó hacerla entrar en razón; apoyándome vilmente de manera indirecta—. Ya habrán otros momentos.
—Lo sé, pero es la última noche en la que podemos llegar todos juntos como familia —insistió ella, negándose a caer rendida ante los masajes estimulantes que mi padre le hacía en los hombros.
—Somos familia juntos o separados, nada va a cambiar eso —forcé mi mejor sonrisa de hija que lamentaba mucho no poder acompañar a sus padres en una cena ante de las navidades, y les abracé para luego despeinar el cabello de mi hermana recién planchado—. Prometo no llegar tan tarde.
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HAN
Romance«El silencio puede destruir las palabras» Han no supo cómo sucedió; pasó de no preocuparse por nada a preocuparse por todo cuando Holland se le acercó el primer día de clases. Pasó de ignorarla; a mirarla por los pasillos y sentir un vuelco en...