Capítulo 4

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¿Chocolates con fresa?

Phebe

Junio 3, 2022


Estoy temblando, el frío cala mis huesos y el más atrevido de todos quien se quedó aquí, no ah dejado de observarme mientras fuma una especie de cigarro. No lo sé muy bien, solo que tiene un olor demasiado extraño. Me subo a la cama para abrazar mis piernas y generar un poco de calor que calme el dolor en mis huesos. Esta sabana es delgada y no capea el frío.

La habitación en la que estoy es una victoriana si es que no estoy equivocada. Pero la cama es moderna. Observó la alcoba, tiene dos puertas al fondo y una a la derecha que es la salida.

—¿Cómo voy a ir al baño? — le pregunto al chico, quien no ah dejado de mirarme, poniéndome incomoda.

—hazte encima — se encoje de hombros y esboza una sonrisa.

Lo miró mal obviando mi papel de chica buena, Papá siempre me dijo que sí analizas todo y no te vuelve locas conseguirás una forma de salir. Parece que me eh rendido pero no es así. El chico me sigue observando y se acerca quedando frente a mi, se sienta en el colchón y me toca el mechón rebelde que siempre se me escapa.

—¿Quieres ir al baño? — pregunta en un tono amable, asiento y lo miró a los ojos, ojos negros como la noche — enséñame tu pie.

Hago lo que me pide, mi pie izquierdo está atado y se lo entrego con cautela, con la yemas de los dedos comienza a trazar un camino que sube por mi pantorrilla, un escalofrío me recorre con el calor que emana su cuerpo. Se detiene antes de llegar al muslo y saca un manojo de llaves tomando una entre sus dedos que abre el grillete, por inercia sobo mi piel.

—ven Baby — me dice.

—no me digas así — le digo y alza una ceja al ver que lo desafío.

—¿Por qué no baby? — pregunta y acerca su rostro al mío, una forma de intimidar.

—m-mi novio me llama así — le digo y bufa burlándose.

—que bien ¿te molesta? — asiento y el sonríe ampliamente — esa es la idea baby…

Me levanta tomando mi mano y la sabana cae al suelo, quiero recogerla. Pero el lo hace también y queda su rostro muy cerca de mí, me tiende la sabana y me envuelvo en ella. No llevo mis sandalias y el piso está frío.

—no demores o entraré a buscarte — me dice y asiento. Abro la puerta del baño que parece renovado ya que no lleva el estilo de la habitación. Orino y me lavo las manos. Comienzo a buscar en los cajones cuando la puerta se abre — ¿Qué haces? —Me mira, enarcando una ceja y frunciendo el ceño.

—Solo buscaba un cepillo dental… — contestó y el me hace aún lado, y en el último cajón hay cepillos nuevos y pasta dental, me la tiende de mala gana. Al parecer el humor de este chico es muy variable. Esta riéndose hace un momento y ahora gruñe por todo — gracias — le digo cuando lo recibo.

El no se va y se queda en el umbral viendo lo que hago, no puedo evitar detallarlo. El va casual con una sudadera negra y Jeans negro. Se le divisan tatuajes en el cuello y en las manos también tiene, dejo de verlo cuando noto que soy demasiado indiscreta y terminó con mi cepillado. Busco en la cajonera algún peine y encuentro uno que es medio viejito y me doy una pasada, para no estar tan desordenada. Lo escucho reír de mi accionar.

—estas Secuestrada baby ¿Qué más quieres? Modelo no vas a parecer — se burla y volteo a verlo de pies a cabeza.

—eso no tiene nada que ver — le digo airosa — no por qué este Secuestrada voy a querer oler mal. Si no hubiera me las aguanto, pero veo que aquí hay lo esencial…

Se adentra de golpe y me acorralar en el lavamanos, su altura intimida y sus ojos negro a un más. Juraría no haber visto nunca unos así. Se acerca a mi cuello mientras intento alejarme y esquivarlo.

—si quieres… te puedo ayudar a bañarte — me susurra en el oído — ¿Qué dices? — pasa sus nudillos en mi mejilla bajando por mi cuello expuesto y se detiene en los tres lunares que tengo en una fila — responde — su aliento choca en mi cuello y creo que estoy hiperventilando con su cercanía.

Nunca antes me había sentido tan intimidada como en este lugar y no hablo de las amenazas de que me corten en pedazos, son ellos, su hombría es la que me intimida, emanan dominio y poder que es casi indescriptibles, tengo que hacer algo para mantenerlos lejos, que se compadezcan de mi y mi situación.

—por favor no lo hagas…

—aun no te eh echo nada — sube y baja su mano rosando sus nudillos en mi garganta — ¿tienes miedo?

—si… por favor no me hagas daño — le suplico y lo miro a los ojos que tiene oscurecidos, me mira con deseo y su mirada recorre todo mi rostro.

—pero lo que te quiero hacer podría gustarte mucho ¿no crees? — niego y las lágrimas comienzan a caer — pero no llores que no hare nada. Por ahora…

Me toma de la cara y con sus pulgares me limpia las mejillas, su mirada lasciva no lo abandona, se relame sus hermosos labios. Y sonríe de lado cuando me ve mirándolo. Aún no paro de llorar y cuando presiento que me besara habló, sin siquiera medir las palabras que digo.

—¡soy virgen por favor no! — le digo en voz alta presa del pánico. Miedo que si me besa no se quiera detener y mancille mi cuerpo, cuerpo que solo le pertenece y le pertenecerá a mi novio Dalton. Más que nunca en estos momentos quiero llegar virgen al matrimonio.

Su acción se detiene, yo solo miro la piso y siento que mis mejillas se encienden, alzó la vista cuando escucho la carcajada que suelta ¿se esta riendo de mi? Lo miro en busca del chiste. Pero el se calla cuando nota que lo que digo es verdad.

—¿es enserio? — pregunta.

—si — digo en un susurro y bajo la cabeza avergonzada, el toma mi barbilla y me alza el rostro mirándome fijamente.

—se lo dijiste a la persona equivocada — sus palabras me dejan en shock, me sigue recorriendo el cuello con sus dedos y se acerca a mi oído — ahora el lobo tiene más hambre…

En la puerta aparece el chico Kai y nos mira atentamente, el al igual que todos tiene esa mirada oscura, le hace un gesto con la cabeza y el chico que tengo frente a mi le guiña el ojo.

—¿divirtiéndote? — Dice Kai y este sonríe y asiente — ¿sin mi? — cuestiona, pero este no le responde y aspira mi olor natural.


Deja un beso en mi mejilla antes de salir y llevarme con el arrastras hasta la cama en donde lo único que hace Kai es tirarme una sudadera negra que no abriga mucho pero es largo y creo que me tapara el trasero. Cuando me lo pongo ante la atenta mirada de los dos me cubre al menos mis partes íntimas y me llega hasta los muslos.

Kai se acerca a mi y me ata con la cadena fría nuevamente apretando el grillete que me pone a chillar cuando lo hace a propósito.

—no es un hotel — espeta — no esperes nada más…

¿Esta enojado? Eso parece estos hombres son tan raros. Asiento con lágrimas en mis ojos. Creo que ni de bebé lloraba tanto como lo estoy asiendo ahora. Si sigo así me deshidratare y estaré débil y no quiero estarlo, no quiero que sientan pena por mi cuando vuelva con mi familia, que mi padre se sienta culpable. Por que no es así… el no es culpable de que unos miserables quieran resolver sus problemas de esta forma, canjeando vidas… pero al parecer eso a ellos no les importa.

Los dos salen por la puerta y me hago un ovillo en la cama, cubriéndome con la sudadera las rodillas ya que al parecer es de hombre y caigo a dentro. Creo que llorar es mi única forma de liberarme y lo hago, bastante tengo con ser obediente.


El sueño me toma pero siento que no duermo nada cuando la cama es movida constantemente, abro los ojos de golpe asustada y mis ojos ven a la hermosa niña de antes <<Accalia>> es ella quien salta nuevamente eh inclina su cabeza como un cachorro al ver su objetivo conseguido. <<que despierte>>.

—¡Accalia! — me hace sonreír ampliamente al ver que esta bien — que bueno que no te paso nada…

Digo resoplando, ella se aleja un momento bajándose de la cama pero vuelve a subir como puede y deja una bandeja de fresas cubiertas de chocolate, mi estómago ruge y ella acerca el plato a mi invitándome a que tome alguna.

Su acción me causa un poco de tristeza y no puedo evitar dejar caer las lágrimas. Ella del bolsillo de su pijama saca un pañuelo y me lo tiende. Caigo en cuenta que es de noche y solo nos alumbra la luna que se cola por la ventana. Su pijama tiene estampado muchos lobos de caricatura. Y se ve demasiado tierna.

Tomo una frutilla untándola más en el chocolate que hay en el plato y lo llevo a mi boca saboreando la fruta. Ella hace lo mismo y sonríe enseñándome sus dientes cubiertos de chocolate. Siempre eh dicho que cuando te haces amigo de un niño es la amistad más sincera que puedes tener, lo niños no se acercan a cualquier persona y si llegan a ti es por que de corazón eres puro y bueno.

—están muy ricas gracias — le digo cuando noto que lo único que hace es mirarme, su voz me dejó encantada y me gustaría volver a escucharla — ¿tu preparaste todo esto? — le pregunto, pero asiente sin responderme.

Comemos todas las fresas y saboreamos el chocolate juntas. No se que tiene esta niña que me atrae como un magneto, tiene una aura angelical y calidez que te hace querer abrazarla. Pero su belleza es envolvente y no puedes dejar de detallarla, sus expresiones faciales hablan lo que ella calla. Y aún así, es la niña más linda que mi ojos han visto.

El sueño me toma cuando los bostezos se hacen constantes. Accalia toma el plato y lo deja en uno de los muebles que rodean la habitación, y sale sin despedirse por el mismo pasadizo de antes. Doy por echo que no regresará y que debe dormir, oscureció hace mucho y es obvio que una niña de su edad no se puede quedar despierta tanto tiempo.

Mis párpados pesan y me hago un ovillo tapándome con la delgada sabana que recubría al colchón antes que fuera entregada a mi, la sudadera ayuda pero aún así no me hace generar el calor suficiente con el frío que hace. <<no estoy acostumbrada a pasar frío>> esta es mi primera noche consciente aquí y la tristeza me invade y…

Siento movimiento y me alzó cargando mi peso en mi brazo derecho, es Accalia intentando subir a la cama con una cobija peluda, lágrimas brotan nuevamente, <<es la niña más linda que eh conocido>> después de todo en mi vida no eh sido mala, para merecer lo que esos cretinos quieren hacerme.

La niña acomoda la cobija en mi y la ayudo, se acerca aun más  y limpia mis lágrimas con un pañuelo, sus pequeñas manitas que se coordinan muy bien recoge toda mis lágrimas y cuando creo que se va a ir, se acomoda a mi lado tapándose con la cobija y apoya su cabeza en mi brazo. Queda frente a mí mirándome con sus ojos cielo y le sonrió agradecida por el hecho de no sentirme miserable y por la compañía que me brinda. Comienza a cerrar sus ojos y puedo detallarla aún mejor, piel de porcelana sus cejas son negras pero no espesas, sus pestañas rizadas y largas. La apego más a mi en busca del calor que emana y solo me basta cerrar los ojos para dormir profundamente.

Pureza & Maldad (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora