Capítulo 17

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¿Karma?

Phebe.


—¡Malakai basta! — murmuró, tengo su boca en mi cuello y me esta volviendo loca. Sus manos estrujan mis nalgas y…

Un teléfono comienza a sonar y busco el mío en mi cartera, pero mi móvil no está timbrado. Kai gruñe enojado y de la guantera saca su móvil para llevarlo a su oreja, tengo la intención de volver al asiento de copiloto, pero no me lo permite.

—¡Que! — espeta molesto, bufa y se lleva la mano al puente de su nariz — bien, voy en camino.

Corta la llamada y vuelve a besarme para dejarme en el asiento, me avergüenza la humedad en su pantalón cuando su vista se dirige a su erección, alza una ceja y se ríe.

—Demasiado mojada — se remueve y acomoda su miembro,  su mano va a mi muslo pero le apartó abriendo la puerta, sujeta mi muñeca — tengo que calmar tu calor…

—Tienes que irte, y yo también — digo segura. El se ríe y me deja salir y antes de cerrar la puerta me habla.

—Te llamaré, si no contestas vendré a raptarte.

—No le eh dado mi número — inquiero confundida.

—Mañana — sentencia.

Cierro la puerta al ver que no dirá nada nada más y sale disparado y, unos segundos después la camioneta que nos seguía, camino a mi casa con mi intimidad húmeda y deseosa, como puedo querer más después de lo de hoy.

Estos hombres no tienen vergüenza, me sacan de la casa de Dalton y me follan sin contemplaciones. Dios ni siquiera pensé en las cámaras, no tengo modo de contactarlos ya que no eh recibido una llamada de ellos nunca.

El se va a enterar y será mi fin y el de Dalton, por que de algo estoy muy segura y es que el no podrá con seis mafiosos.

Llegó a mi casa, es grande casi una mansión. Pero mi padre que es humilde no la ve así, a él no le gusta lo ostentoso, aunque mi madre siempre lo convence de más. Toco el timbre, al parecer olvide las llaves en casa de Dalton.

Una empleada me abre la puerta, la saludo y voy directo a mi habitación. Necesito una ducha con agua fría para poder bajar mi calentura. Me despojo de la ropa ya en el baño y abro la regadera mojando todo mi cuerpo. <<Dios estos hombres me vuelven loca>>.

Mis manos recorren mi cuerpo, mis pechos están duros, pero a la vez suaves. Cuando ellos me los chupan se siente maravilloso. Dios no puedo tener estos pensamientos, necesito ser sensata, pero no puedo. Mi cuerpo grita que me toque y lo hago. Paseo lentamente ambas manos por mis pechos y sutilmente pellizco mis pezones, mandando una choque de electricidad a todo mi cuerpo y en especial a mi intimidad. Puedo sentir el calor en esa zona, y lentamente bajo una mano recorriendo mi abdomen plano hasta llegar a mi vagina y cuando creo estar preparada para tocarme por primera vez en mi vida…

—¡Cariño! Me dijo la empleada que estas aquí — los golpes en la puerta del baño, junto a la voz de mi madre, me cortan toda mi motivación.

—¡Ya salgo! — grito frustrada.

—Bien, te espero para cenar cariño…

Bufo y corto el agua, ya que mi cuerpo se entibio y todos los hermosos pensamientos de esos hombres tocándome se esfumaron. Salgo del baño, y busco mi ropa, un pants y una camiseta larga. Quiero estar cómoda en mi casa.

Reviso mi teléfono y veo los miles de mensajes de Dalton y las llamadas sin contestar, no se que me pasa por la cabeza cada que esos hombres aparecen, se que no esta bien. Que solo me utilizan, pero me gusta, ellos me gustan. Le escribo un mensaje a Dalton.

“estoy en mi casa, necesitamos hablar. No tardes”.

Un corto mensaje que espero no lo vuelva loco, lo silencio y lo dejo en mi habitación para bajar a cenar. Ya que es tarde y no eh pasado mucho tiempo con mi madre desde que llegué.

Cuando bajo la mesa esta servida y mi padre está en la central como siempre. Es un trabajador compulsivo, mi madre me comenta muchas cosas de mi boda, mi cara no da mas de fingir una sonrisa.

—Me llamó Angeline. Puedes creer que quiere que utilices su vestido en tu boda —comenta molesta — yo te ofrecí el mío el cual rechazaste, espero hagas lo mismo…

Quien querría usar el vestido de su madre o suegra, no es malo, pero yo quiero tener mis propios recuerdos, no míos y de mi madre o en este caso los de Angeline. Mi vista queda fija el plato. No se que pensar, no quiero opinar, pero es algo que no quiero hacer. Ni hoy, ni mañana, ni nun…

—Cariño ¿me escuchas — levantó la vista y le sonrió asintiendo — mentirosa. Te perdiste en tus pensamientos, te conozco.

—Lo siento…

El timbre suena y la empleada se va directo a abrir la puerta, me tenso por completo. Y cuando miro adelante los ojos furiosos de Dalton me acribillan. Mi madre está frente a mi por eso no lo ve, pero se posa al lado de ella para saludarla.

—Rebecca — dice y mi mamá se levanta a saludarlo. De beso y abrazo.

—Hola cariño, ven siéntate con nosotras…

—No será necesario, vine a buscar a Phebe — me mira fijamente, estoy temblando.

—¿¡Tan pronto!? A penas llego hoy — me mira mi madre y a  Dalton, como un partido de tenis, esboza una sonrisa pícara. — ¿que se traen los tortolitos?

—Nada madre…

—¿Recogiste tus cosas? — espeta, su mirada ya no es la misma.

—No…

—Deberías hacerlo, estoy cansado y quiero volver a casa…

—¿Paso algo que no me eh enterado? — cuestiona mi madre y nos mira a los dos en busca de respuesta, bajo mi mirada y me levanto para caminar a la escalera — ¿Qué paso? — escucho que le pregunta a Dalton.

Este no responde y se vine detrás de mí, no se por que mierda aceleró el paso, como si estuviera corriendo. Como si no se tratara de mi novio.

Entró a mi habitación intentando cerrar la puerta, pero el es más rápido y la abre. Esta ardiendo en furia.

—¿A dónde fuiste hoy? — masculla, mientras cierra la puerta.

—Tenía asuntos que atender — digo nerviosa. Evitó mirarlo a los ojos, esta en modo policía y me causa temor su mirada.

—¿Qué asuntos? — gruñe. Se acerca a mi, me toma de la mandíbula y me apega a él — ¡habla!

—Dalton… Me estas lastimando — digo cuando la fuerza de su agarre se intensifica.

Me suelta de sopetón y me acarició donde antes estaba su mano ejerciendo presión.

—Asuntos personales Dalton, eso estaba asiendo…

—No puedes salir sin mi autorización — me grita y retrocedo un paso…

—¿¡De que hablas!? No soy una prisionera, y si crees que aceptaré esto estas muy equivocado. — le grito, no puede pretender controlarme así.

Se acerca a mi y me toma de los hombros. Lo miró a los ojos y acarició su rostro, mis lágrimas se desbordan.

—No puedo Casarme contigo Dalton… En primer lugar tendrías que ser tú quien me esté diciendo esto — sus facciones se endurecen aún más, pero continuo — No me casaré contigo, no por qué no te quiera, pero no puedo con mi cargo de conciencia cada que te veo. Y ya no te veo como lo hacia antes.

—No puedes dejarme ¿te iras con el? — me grita.

—No, no voy hacer tal cosa — sus ojos se cristalizan y mi corazón se quiebra. Acabo de romper a un hombre que me ama de verdad por un sucio juego. Dañe lo único bonito que tenía en vida, y no hay vuelta atrás. — solo necesito un tiempo ¿si?

—Tiempo — me suelta y comienza a reír — así le llamas ¿no? ¡Que tan idiota me crees Phebe! No te das cuenta lo que haces, quien sea ese sujeto te manipula.

—Te falle, te fui infiel y lo acepto. Pero tu deberías aceptar  ¡qué esto! — nos señaló ambos — no tiene futuro ahora, solo dolor y, ¡no soy tan masoquista como crees!

Escucho un jadeo y volteo a la puerta para ver a mi madre con las manos en la boca y el asombro latente. Se acerca temblorosa a mi y hace lo que menos imagine haría mi madre. Me voltea el rostro con la bofetada que me da, no la sobo, la dejo arder por que es lo mínimo que merezco en este momento. Es mi karma...

—No puedo creer que tú seas parte de mi — se le quiebra la voz — engañar a tu novio por quien sabe quien, que deshonra eres Phebe Legnnus.

—Mamá… — mi voz no sale. Y me calla dándome otra bofetada, Dalton intenta pararla para que no siga pero ella se zafa y me golpea.

—Creí haber criado a una mujer de bien, pero no, me equivoque contigo, ahora solo eres una ramera. — me grita envuelta en lágrimas — Que decepcionada estoy de ti…

—Rebecca no es necesario — intenta hablar Dalton pero mi madre lo calla.

—Esto te pasa por no tener los pantalones bien puesto, te cogieron de los huevos, y le ruegas, cuando ya deberías haberte casado con ella. — se altera y comienza a llorar. — que dirán nuestras familias… toda una boda planeada para que…

—¡Qué es este escándalo! — llega mi padre y me observa, se viene corriendo a verme y nota las marcas en mi cara — ¿Qué paso? Fuiste tu bastardo…

Intenta golpear a Dalton, pero mi madre se interpone.

—Fui yo — dice con seguridad — ¡cuéntale a tu padre lo que has echo!

Mi padre me observa, se ve preocupado, observa a los demás, Dalton se voltea, mientras mi madre permanece firme. Bajo la cabeza llena de vergüenza.

—Le fue infiel a su novio ¿puedes creerlo? — empieza mi madre al ver que no puedo hablar, estoy atacada en lágrimas y dolor en mi corazón — Tiene que casarse cuanto antes, es  la vergüenza de la familia.

—Rebecca cállate — le ordena mi padre, me toma del rostro y me observa — ¿Es cierto? — me pregunta y asiento con lágrimas en mi ojos —¿Tú te quieres casar?

—¡Pero que dices Connor! — habla mi madre y mi padre le da una mirada, que no le da derecho a refutar.

Observó a mí padre, quien me regala una sonrisa. Niego a su pregunta y es entonces que me abraza, mi madre gruñe.

—Ella no se casara si no quiere — no puedo ver que hace ya que su pecho me cubre, pero se que esta hablándole ambos — Te engañaron, ya está. Ahora largo…

—Phebe… — me habla Dalton y niego en el pecho de mi padre.

—No puedo creer ésta locura — habla mi madre.

—Si no vas ayudar no hables…

Se va gruñendo, Dalton también se va y yo salgo del abrigo. Pará poder observar sus ojos idénticos a los míos.

—Habla con Papá — me dice, cosa que me hace reír con lágrimas. Asiento y me lleva a la cama para comenzar a charlar.

—Siento tener que decirte esto, pero no puedo ser honesta contigo al cien por ciento — lo miro y alza una ceja…Me abraza y deja un beso en mi frente.

—Se quien es mi hija, siento que fue ayer el día que te cargue en mis brazos por primera vez, no siempre se es sincero con todo el mundo, y eso está bien. — toma un respiro y continua — Si no puedes contarme, por vergüenza u otro motivo lo entiendo. Pero soy detective y si estas peligro, quiero que me lo digas o realizare una investigación.

Abro los ojos como plato, y el suelta a reír para presionarme a él, sonrió incomoda.

—No lo haré, descuida. Pero si lo estas quisiera enterarme por ti, soy tu padre antes que policía.

Besa mi frente y se levanta, camina a la puerta y voltea a verme.

—Hablare con tu madre, no tiene justificación lo que hizo. Te amo hija…

Sale de la habitación dicho eso y me hago un ovillo en mi cama, mis mejillas arden. Se que lo merezco pero el que mi madre me golpee duele más que cuchillos afilados. Sus palabras su mirada de desilusión, todo en ella me dolió como nunca antes lo había sentido.

Lágrimas gruesas bajan por mi rostro, últimamente lo único que hago es llorar. No me gusta sentirme así, pero es algo que no se puede evitar. Suspiro cansada de todas estas mentiras, si tan solo ellos no hubieran cruzado la línea yo estaría feliz junto a Dalton…

Ahora no se nada, no tengo seguridad de amarlo como lo hacía. Extraño sus bromas y caricias, el tiempo que pasamos juntos, solo que ya no se sentía igual desde que volví...

Pureza & Maldad (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora