Capítulo 15

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Imposiciones.

Phebe.

Mi corazón bombea a una velocidad descomunal, mi garganta está completamente cerrada y arde… todo se fue por la borda gracias a Malakai.

Mis manos se mantienen apretadas en puños, tengo mucho coraje y pena. No sé qué diré cuando lo vea, como le explicaré que otro hombre contesto mi teléfono, además de decirle un mentira.

Odio esta situación y lo mejor que podría hacer es mudarme de país, de continente o de planeta. Siento asco de misma ahora, ya había aceptado la idea de que no me buscarían y que todo había terminado. Que me casaría con Dalton y tendría mi adorada familia feliz. Pero no todo se acabó y…

Jackson se detiene frente a la casa de Dalton, yo solo me ahogo por que no puedo respirar correctamente. Más aún cuando lo veo salir embravecido y se acerca a grandes zancadas a mi puerta trasera y la abre con furia.

—Dalton no es lo que crees… — me toma de la muñeca y me hace bajar del auto. Me deja frente a él y me toma de lo brazos sacudiéndome.

—¿Qué mierda esta sucediendo? — me grita en el rostro, esta furioso y jamás lo había visto así, ardiendo en celos — ¿con quien carajos te atreviste a engañarme? Lo matare…

—Dalton, suéltala ahora mismo — espeta y quedó pálida cuando Jackson saca un arma y se dispone apuntarle a Dalton.

—¡Habla! — me grita y sacude… mis lágrimas aparecen como un río desbordado.

—Te lo voy a explicar, no es lo que crees… — le suplico.

—¡Suéltala ya! — exige mi escolta nuevamente sin dejar de apuntarle, Dalton niega — La llevare a su casa aquí no es seguro — se dirige a mi y niego.

—Hablemos a dentro, por favor — le suplico nuevamente, intento acariciarlo y sostiene mis manos fuertemente y me empuja, entrando a la casa. Se voltea a verme y me señala que entre.

—¡No es seguro, está descontrolado! — me sujeta mi escolta cuando doy un paso para entrar a la casa.

—Vete… estas despedido Jackson… — me zafó y camino con las piernas temblorosas a la casa.

Entro en la casa y siento el portazo que me hace respingar, camina al bar y toma una botella de whisky bebiéndola de golpe, se limpia con el dorso y su mirada me acribilla de la peor manera posible.

Se planta frente y respira ruidosamente, bajo la cara. Pero no es temor lo que siento, es vergüenza y miedo. Miedo de no ver el amor en sus ojos.

—No seas cobarde y mírame a los ojos — me obliga a verlo y mis ojos se empañan con las lágrimas — ¿son reales o falsas?

—Lo siento mucho — sollozo…

—¿Fue en el viaje? — pregunta con dureza, intento bajar el rostro pero me sostiene aún más fuerte, ve el si plasmado en mi cara y me suelta asqueado.

Me cuesta mentirle con una cosa así, más cuando se lo han dicho y yo misma eh rectificado con mi actitud. Debí ser sincera y dejarlo, pero mi estupidez me llevó a creer que el no se enteraría, que ellos no me buscarían… me equivoque.

Se da vueltas y comienza a patear el sofá una y otra vez descargando toda su ira. Voltea la mesa de centro y hace un completo desastre, bota la botella de licor.

—¡Pará! Pará… pará por favor — le pido entre sollozos, alejándome cuando comienzan a volar mas cosas.

—¡MALDICIÓN! ¿NO SUPONÍA QUE AMABAS? — me grita acercándose a mi, sacude mi cuerpo. Yo solo se llorar y rogar que me escuche — MALDITA MENTIROSA. NO QUIERO OÍR TUS MENTIRAS…

Pureza & Maldad (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora