Capítulo 24

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Compromiso…

Phebe.

Me muevo incomoda en el auto, ellos quieren sexo y yo siento mucha vergüenza… abrazo mi bolso, que vuelve a sonar con la llamada de Maya. La cual deslizó y estos hombres se clavan en mi.

—Maya…

Hija de… — empieza — ¿avisarme antes que tenías planes conmigo? , por que vine a tu casa y tu padre puso el grito en el cielo. Dios contigo no se puede… fui una buena amiga y les dije que pasaste hacer un trámite…

—Lo siento mucho, se me olvido avisarte.

Si vas a mentirles a tus padres al menos hazlo bien que ahora me toca bancarme una cena con tu madre…

—Lo lamento en serio — miro a través de la ventana lo oscuro que está. Además de evitar las miradas que me lanzan.

—Actúas demasiado raro, ya me está dando miedo, date prisa… ¿A qué horas vuelves?

—corta ya. — me dice Maxhell ruedo los ojos y vuelvo a la vista afuera.

—No lo sé, pero pronto, no te vallas y quédate conmigo ¿si? — le pido en un ruego.

Lo pensaré… te amo adios, que tu madre me esta llamando…

Corto la llamada y resoplo frustrada pasándome las manos por el rostro. No se que hacer para estar bien con mi madre, no puedo complacerla en algo que no quiero y me frustra pensar que la perderé y no volveremos hacer lo mismo… Si me caso con Dalton la haría feliz. ¿Pero y yo?

—Ven — me ayuda a salir Micah… caminamos a la mansión pero el que se escuche la voz de Mircea en la entrada, hace retroceder a los chicos — ¡Joder! Ven por aquí…

No alcanzamos a huir cuando se queda frente a nosotros y en sus brazos carga a la niña más linda que mis ojos han visto, trae un falda con medias y botas y un Sweater del lana de manga corta. En colores rojos y marrones, cuando mis ojos conectan con los suyos no duda en querer bajar de los brazos de su abuela y se viene frente a mi. De inmediato me pongo a su altura detallando lo hermosa que se ve, con los rulos que se forman en la punta de sus cabellos…

—Hola Accalia — la saludo en un susurro como si fuera un secreto.

—Mircea que haces aquí — le reclama Maxhell, eh intenta tomar a su hija, pero la niña se aferra a mi cuello tomándome por sorpresa — ¡Que bien! Ahora me cambian…

—Oye niña, largo — le gruñe Micah — Ella es mía no tuya.

—¡Hola! ¿Quieres comer fresas? — pone sus manitas juntas en mi oreja y me susurra para ambas, su voz es dulce y angelical.

—Claro que sí — le digo y me levanto tomándola de la mano y camino hasta la cocina.

Sin importarme que se me quedan viendo como si fuera un alíen, por lo que tengo entendido ella es la reina aquí y todos hacen lo que ella pida, incluso su padre.

—¿Con chocolate? — cuestionó y ella asiente, me indica que la alce y la dejo arriba del mesón para que me ayude. Busco una olla y también el chocolate por todos los cajones…

—¿Qué buscas? — escucho la voz de Melker atrás. Me volteo y lo veo acercarse a Accalia y depositar un beso en la cien.

—El chocolate…

—En la gaveta arriba — intento alcanzarlo pero el queda detrás de mí cuando lo saca sin problemas. — Toma.

—Gracias — le digo algo sonrojada por su presencia.

Pureza & Maldad (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora