Capítulo 30

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Tiempo perdido...

Phebe.

Noviembre 30, 2022.

Los días pasan y pasan. El otoño está en ese punto que no te deja salir sin cubrirte la piel.

El jardín está escarchado y camino junto a Accalia que no me deja ni por un segundo. Mircea conversó con ella y la condición de seguirme viendo es no proponer la idea de hace días…

Por el costado observó a Max que no me quita los ojos de encima y lo noto molesto. A decir verdad ah estado distante desde ese día.

Entró a la casa y me despido de Accalia quien se va con sus niñeras y Mircea quien conversaba con sus hijos. Viajan todo el tiempo…

Los noto distante <<deben estar agotados>> esta última semana solo trabajan ¿en que? No lo sé, pero trabajan. Por eso mismo tomó mi cartera y encaminó a la puerta.

—¿Dónde vas? — me pregunta Maxhell.

—A mi apartamento. Están cansados por lo que veo… — se acerca a mi y sus ojos negros me detallan completamente.

Quisiera preguntar que sucede pero ellos nunca hablan, no conversan y no se abren conmigo. Yo tampoco lo hice, comprendí muy bien cual era mi posición y aunque intente por todos los medios tomarlo como algo normal no se puede y siento un enorme vacío en mi pecho.

—¿Quién te dijo que podías irte? Ven aquí.

Me acerco a él y me guía al despacho donde se encuentran sus hermanos bebiendo, me ofrece una copa de vino y la acepto. Bebo el contenido de golpe, necesito quitar estos nervios que llevo hace días.

Es una intuición de que algo malo va a suceder pero no pasa nada, todo sigue igual.

—¿Celebran algo? — cuestionó confundida y me acerco a Mats, quien permanece serio mirándome —¿Sucede algo?

—Nada ven aquí — me arrima a su cuerpo y prefiero sentarme en su regazo, oculta su rostro en mi cuello y empieza a olfatearme.

Su mano se posa en mi entrepierna y comienza a sobar, disfruto su tacto y comienzo a besar su cuello pero no me deja tocarlo y me voltea pegando su pecho a mi espalda mirando de frente. Abre mis piernas y se cuela entre mi falda, los demás terminan su conversación y comienzan a mirar.

—Quédate quieta Phebe — sentencia molesto y me levanto de sopetón arreglando mi falda — ¡Ven aquí! — me gruñe.

Niego buscando mi cartera para salir de este lugar pero como siempre alguien se interpone.

—Has lo que te digo con un carajo — me grita de la nada y pego un respingo… me volteo a verlo y suaviza sus expresión como si se arrepintiera .

—Últimamente solo soy Phebe ¿verdad? — inquiero y mis ojos arden, mi pecho se estruja y mi tontas fantasías se desmoronan — Ya lo entendí… no es necesario que digan nada.

—Quiero hablar y dejarte…

—¡¿Ahora?! — lo increpó molesta — Ahora si quieren hablar… no lo hicieron desde un principio y ya es tarde…

No me atrevo a mirar a ninguno más que a Mats por que o si no romperé en llanto y bastante me eh rebajo todo este tiempo, creía que solo eran días malo. Pero veo que no es así y todo ya llego a su fin, <<Se aburrieron de mi>>.

—Ya que lo entiendes te dejare las cosas claras — empieza — No puedes hablar de nosotros o tendré que tomar medidas… también dejarte en claro que se acabó todo tipo de contactó con nuestro entorno y no cometas locuras absurdas…

Pureza & Maldad (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora