Capítulo 10

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Tres días…

Phebe

Agosto 17, 2022

Despierto algo desorientada y desnuda, junto a dos hombre. Mats y Micah, el último tiene una mano en mi pecho. Lo quito y me deslizó para poder ir al baño. Observó la hora en la mesita de noche <<5 am>> voy al baño y descargo mi vejiga. Lavo mis manos eh ignoró la punzada al ver el anillo de compromiso que reposa en mi dedo <<ya lo dañaste>>.

Camino al armario y busco una bata para cubrirme. Intento salir de la habitación pero ambos tienen la cabeza alzada mirándome. Creo que los desperté.

<<esto debe ser un sueño>> mi mente no deja de evocar los que sucedió esta noche <<perdí mi virginidad con un criminal y cinco más de ellos mirando el suceso, seis atractivos hombres>>.

—devuélvete a la cama pequeña — ordena Mats, con la voz ronca. Niego pero con sus dedos me indica que me acerque a él, cosa que hago y me toma dejándome en medio de ambos — ¿Quieres huir tan pronto?

—no, sólo necesito llamar a mis escoltas para que no se preocupen por nosotras — explicó en voz baja y acarició su rostro. Algo tonto a decir verdad, no se que me pasa pero me sale natural detallarlo y perderme en su mirada, que me devora cada que me ve.

—no molestaran por al menos tres días — dice Micah y volteo a verlo, la luz de la luna se cuela por la ventana y sus ojos negros están observándome con hambre.

—¿Qué les hicieron? — preguntó con temor.

—nada malo princesa — me dice y me acerca a el, robándome de los brazos de Mats, se me escapa un jadeo cuando me apega a su torso y abre mi bata, observando mis pechos. — estas deliciosa y quiero probarte.

No se que decir, acabo de perder mi virginidad y ya me quieren follar de nuevo. Mats se posiciona detrás y me quita la bata, dejándome desnuda nuevamente, sus grandes manos rozan mi piel y baja por mi pelvis hasta mi monte de venus colándose en mis pliegues, abriéndole paso a sus dedos y comienza a masajear mi vulva. Besa mi espalda y mi cuello, me remuevo excitada.

—estas húmeda Phebe — susurra en mi oído, se me escapa un jadeo a medida que siento el juego previo en mi clítoris, cierro los ojos disfrutando la sensación mi boca se abre jadeando suavemente.

Abro los ojos cuando siento el aliento de Micah cerca de mi, sus ojos negros me escrutan desencadenando el infierno que estoy sintiendo en estos momentos. Mordisquea mi barbilla llegando a mis boca y rozando sus labios con los míos, pasa su lengua por ellos mientras posa su mano en mi garganta generando un leve presión.

Me percató de la estupidez que estoy cometiendo al aceptar las caricias de Micah, una cosa es mirar y la otra es dejar que me toque. Me remuevo incomoda y me giro quedando boca arriba, mi pecho sube y baja errático. La mano de Mats juega con mi botón y… gimo al sentir un dedo entrar en mi canal. Giro mi cabeza para verlo relamerse los labios… <<que sexy>>.

—esto no está bien — logro formular entre gemidos.

—nada nunca estará bien Phebe, menos junto a nosotros — su aliento golpea mi rostro y su nariz rosa mi mejilla — se que quieres… te mueres de ganas de untarte en el lodo. Tanta pureza junto a nuestra maldad no te dejara nada bueno pequeña.

—no lo sé…

—si que lo sabes. Lo deseas, nos deseas… — se mueve aún más rápido entrando y saliendo, el sonido de mi humedad hace eco en la habitación una presión en mi vientre comienza a formarse.

—me estas succionando pequeña — me susurra en el oído — ¿Quieres volver a tener una verga en tu interior, pequeña traviesa?

—S-si por favor — pido en un gemido.

En un rápido movimiento me sienta dejándome frente su hermano menor. <<¿quiere que este con el?>> Dios, no se como reaccionar ante esto, es algo estúpido sentir vergüenza, cuando estoy desnuda frente a él. Y me vieron tener sexo con su hermano. Mis mejillas arden de manera descomunal, tengo la intención de dar el primer paso pero retrocedo, Mats suelta una risa y mi Micah no deja de mirarme con deseo en sus orbes negros.

Micah me toma la nuca y me besa con locura. Eliminando la distancia. Sus besos son aún más agresivos que los de Mats. Siento que acaba con mi cordura cuando no puedo seguirle el paso, es rápido y vehemente. Se separa de mi y se acomoda de espalda, toma su miembro que es igual de grueso y largo que el de su hermano.

Mats deja mi intimidad y lleva sus dedos a mi boca para que los limpie, y lo hago. Creo que eso le gusta cuando veo su dureza como un palo. Duro y venoso… se ve delicioso.

—ven princesa. Móntame — me pide Micah, pero miro a Mats. este asiente y me da una nalgada. Ya vi que no tiene problemas en compartirme.

—no se hacerlo — inquiero en voz baja.

—te enseñaré ¡ven! — me tiende la mano y la acepto, me subo en su regazo y su miembro reposa en su abdomen llegando a su ombligo, <<Dios, es demasiado grande>>.

—¿y el condón? — cuestionó.

—no te follare con eso interponiéndose, ya te dijo mi hermano que después tomas una píldora — me dice algo molesto — quiero sentirte toda y que sientas mi derrame en tu interior.

—esta bien — digo tímida. El alza su pene y lo unta con saliva masajeándolo, toca mi sexo y le da un leve golpe, suena escarchado por lo mojada que estoy.

Tampoco es que pueda ponerme a discutir con ellos, solo soy “algo nuevo” que quieren obtener y ya está. Se que no valgo tan poco para rebajarme a ser utilizada de esta manera, pero mi sentido común murió el día del intercambio y lo prefiero así. Muerto…

Toma mis caderas y me explica todo y como tengo que moverme. Siento la corona de su miembro posicionarse y comienzo a descender lentamente, me llena toda y gimo al sentir el grosor.

—sube y baja lento — me pide Mats, sacudo la cabeza. Es demasiado grande y creo que lo siento hasta mis intestinos — ¡vamos pequeña! Muévete.

Comienzo a mover mi pelvis de adelante hacia atrás, siento todo su miembro en mi interior, sus venas y lo caliente que esta me pone a gemir. Estoy siendo empalada literalmente. Me empieza a gustar la fricción y el calor aceleró el movimiento, me apoyo en su pecho lleno de tinta y el afirma mis caderas, sus ojos negros me abruman.

Esto están estúpido eh irreal, no puedes tener a seis hombres mirándote como ellos lo hacen conmigo. Sus miradas no salen de mi mente y aumentan el morbo que provoca el ser deseada. Micah se inclina y me besa la boca, gruñendo y magrea mis pechos, dejo que lo haga. Estoy tan caliente que no me reconozco a mi misma, volteo a ver a Mats, y tiene su miembro en la mano, subiendo y bajando.

—Micah — gimo su nombre cuando, siento que se forma el orgasmo.

—vente en mi preciosa — me muerde la barbilla y, me toma la caderas, dando estocadas aceleradas y rudas.

Mi corazón galopa desbocado en mi pecho y mis dedos de los pies se encogen, estoy sudando y brincando arriba de él como desesperada. Mi músculos vaginales se contraen y repercuten en mi pelvis, los espasmo acompañados de mi gemido cargado de placer y complacencia. Mis fluidos mojan su miembro y el da unas estocadas más antes de llenarme.

Caigo rendida encima del pecho de  Micah, estoy sudando y totalmente agotada, siento sus brazos rodearme y un beso en mi cabeza es depositado. Nuestras respiraciones son un desastre y volteo cuando escucho gruñir a Mats, veo sus fluidos en su abdomen los cuales limpia con papel.

Micah me ayuda salir de su miembro que aún sigue erecto, se levanta y me  limpia con una toalla.

—tu coño esta rosa y también hinchado —dice entre jadeos con voz sensual y ronca, aun así percibo la sorna y egocentrismo en ella. Por lo poco que lo que conocí estando secuestrada, es demasiado intenso y burlesco. Me da una última mirada y  se pierde en el baño.

Me acomodo y me recuesto nuevamente, aún es temprano y no pienso levantarme. Me acurrucó y Mats vuelve a pegarme a su musculado cuerpo.

—¿los rubios y tu son…? — la pregunta escapa de mis labios, sin pensarlo antes.

—somos trillizos — responde con voz ronca.

—¡ah! Por eso el parecido — murmuró, más para mí que para el.

—yo soy el mayor, después Melker y Máximo.

—¿aun no entiendo quien de todos es el mayor, si ustedes oh… ? — me muerdo la lengua al notar que estoy de preguntona — lo siento, no debería preguntar nada.

—Maxhell es el mayor tiene 28 — me volteo cuando siento hablar a Micah. Mats le da una mirada poco agradable, pero el menor no le muestra respeto y sigue hablando, soltando información — los trillizos tienen 26, Kai 24 y yo 22 — me mira fijamente a los ojos — al igual que tú princesa…

Pureza & Maldad (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora