Me enamoré del Fantasma de la Ópera

Capitulo X: Cena con el Fantôme

Perspectiva de Erik

Termine de acondicionar ese cuarto donde alguna vez Christine durmió cuando fue cantante de la Ópera, le había cambiado las sábanas a la cama y limpiado el armario donde ahora Kamille guardaría su ropa. Ya había dejado mi acostumbrada carta a los payasos que funcionaban como gerentes del Palacio Garnier, al día siguiente estaban haciendo público el llamado para las audiciones la semana siguiente pero con la obvia instrucción de que una joven morena con cabellos azules iba a entrar si o si al elenco.

La compuerta secreta se abrió luego de que pisara un botón en el suelo, baje por las escaleras del pasadizo y éste se cerró sobre mi cabeza, me sentía orgulloso por haber tenido ese detalle con ella y sabía que mi niña se sentiría feliz por tener un techo cómodo donde dormir.

Ya podía imaginar cómo sería su estancia ahí, aunque lamentablemente tuve que clausurar el espejo después de que el traidor del Daroga entrara por ahí con el petimetre, aún podía verla a través de él. Para poder entrar a su habitación tenia que caminar hasta otro pasillo y ahí encontraría la entrada que me dejaría cerca de mi niña.

Al regresar a mi casa me di una ducha para poder alistarme, tenía muchas ganas de ver a la pelirroja ese día y no me arrepentía de visitarla aunque ella no estuviera enterada, para mí era reconfortante poder observarla hacer su vida diaria. Me había dado cuenta de que se mantenía tan ocupada con la universidad que le era imposible venir a la Ópera y que no fue un comentario hecho al azar en su dormitorio.

Ella regresaba temprano ese día, así que debía darme prisa para esperarla pacientemente en el armario de su habitación y poder verla como acostumbraba todos los días, con la agradable sensación de que, a pesar de que no nos viéramos frente a frente, yo estaba presente en su vida siempre.

Tuve un presentimiento extraño así que tome una pequeña cuerda de mi cómoda, era apenas visible pero estaba hecha con el mismo material que el lazo Punjab y era perfecta para pasar desapercibida, la escondí en mi manga, envuelta a modo a pulsera.

Cuando llegue a la ventana de su habitación ya eran las siete, necesitaba que ella entrara a su baño o bajará al primer piso para esconderme, la pelirroja camino por toda la habitación y tirándose el cabello en un gesto desesperado, salió por la puerta.

Me quedé impresionado al verla en esa actitud, no se veía tan risueña como siempre y pude ver su rostro lloroso antes de salir por la puerta. Me escondí en el armario y toque la suave tela del vestido verde con el cual vino a mi palco a nuestro encuentro, pero me llamó la atención no encontrar el vestido blanco con flores en la falda colgado a mi lado.

Ella regreso al cuarto y cerró la puerta, dejándose caer en la cama y pude ver cómo lloraba, tomo una almohada y escuche sus gritos ahogados mientras la chica apretaba el objeto contra su cara.

Mis manos se hicieron puños por la impotencia que sentía al verla así y trate de controlarme, pero no podía continuar sin saber el motivo de su estado por más tiempo.

Ella se sentó en la cama con su cabello rojo alborotado y sus ojos hinchados, abrazando la almohada que había contenido sus gritos, se quedó viendo el clóset en donde yo estaba escondido y dude por un momento si la chica pensaba acercarse y abrir las puertas.

Kamille tomo su teléfono en su mano y al tocarlo varias veces en la pantalla, lo puso cerca de su boca y empezó a hablar, aún viendo mi escondite: -¿Qué puedo hacer para escapar de este problema, Lía? Ya hablé con Marie y aunque le expliqué todo lo que pasó en la heladería con ese monstruo, ella me dio permiso para ir y me pidió encarecidamente que fuera amable con él, no podía ser tan malo cenar con él. No entiendo como ella no me cree cuando le digo que Christian Chagny es un hombre horrible- presionó otra vez la pantalla y dejó el teléfono a su lado en la cama, se levantó y levantó con dos dedos el vestido blanco faltante de su armario.