La oscuridad es lo único que veo y el hedor me tiene mareada, si efectivamente estoy donde mas odio en el sótano, no se que paso y tampoco se por que estoy aquí.
Admito que la mayoría de veces me lo merezco pero hoy no tengo ni la mas mínima idea de por que estoy aquí, llevo como unas 3 o 4 horas, mi cuerpo me duele, la cabeza me da vueltas y las nauseas cada vez son mas grandes.
Me recuesto en la pared de las escaleras y abrazo mis rodillas, las lagrimas no salen tampoco siento miedo y es hay donde compruebo que si me acostumbre a estar aquí.
-Para la próxima traigo una cobija ¿no?- hablo conmigo misma, la oscuridad se volvió mi aliada o eso quiero creer, escucho ruiditos en el piso recordándome que no estoy sola que me acompaña una familia de ratas y otros bichos que no quiero saber cuales son por el bien de mi tranquilidad.
-¿También quieren unas cobijas?-le pregunto al animal que hiso el ruidito, luego me rio por lo estúpida que soy.
-A las ratas no les da frio para eso tienen pelos-dice una voz en mi cabeza.
-Yo también tengo pelos y me da frio-contesto.
-si, pero no en todo el cuerpo-vuelve a decir la misma voz.
-Buen punto-escucho como la luz del sol espanta a las ratas, lo que significa que papá ya se transformo en el papá bueno.
-¿pero que...?-escucho una voz ronca, trato de mirar quien es pero la luz me molesta en los ojos.
-¿puedes apagar el sol un momento?-le pregunto a quien sea que este ahí-Es que nos esta molestando en los ojos.
-¿A quienes?-cuestiona ese chico mientras apaga el sol y se acerca a mi.
-A mis amigas las ratas-le contesto señalando hacia donde se escuchaban los ruiditos el se sienta a mi lado.
-¿Eres el o ella?-pregunto antes de seguir hablando pues no quiero que mi compañero se valla por que se ofenda por la forma en que le hablo.
-Soy ella-su voz sonó mas dulce como si se hubiera transformado.
-Yo también-le digo contenta-¿Sabes? yo nunca he tenido una amiga-le digo triste.
-Yo tampoco-me dice-¿Podemos ser amigas?-me pregunta yo asiento frenéticamente emocionada.
-Es bueno tener una amiga-digo emocionada- A las ratas no les gusta hablar mucho.
-Ellas son unas aburridas-yo asiento dándole la razón.
-¿Como te llamas?-le pregunto al darme cuenta de que no me se su nombre.
-Daniela-me emociono aun mas al escuchar ese nombre.
-¡me encanta!-exclamo eufórica, me quedo callada pensando que preguntarle a mi nueva amiga.
-No se escucha nada ¿estas segura que escuchaste bien?-escucho una voz que suena desde fuera del sótano.
-Crees que estoy loca? te lo juro la escuche hablando-se escucha otra voz.
-¿Quienes están arriba?-pregunta Daniela en un susurro.
-Son los Hijos de los locos Adams-le respondo de igual manera ella me mira con sorpresa.
-¿¡Hablas con los chicos Adams!?-exclama asombrada.
-shhhh-le digo-Te van a oír-menciono tapándole la boca.
-Lo siento-susurra cuando quito mi mano.
-De hecho los bese-ella abre los ojos como platos y yo suelto una risita.
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Aquí Empieza El Juego
Short StoryLos locos Adams, al escuchar ese nombre lo primero que te viene a la mente es la película ¿cierto?, pues a mi no, lo primero que me viene a la cabeza es la imagen de mis raros vecinos, llevan mas de veinte años viviendo en el pueblo y nadie sabe s...