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                       Yoonhee;

Cuando me desperté al día siguiente, obvié e ignoré por completo lo de la noche anterior.
No valía la pena que pensara en ello. Ni tampoco que le comentara a Jungkook. Después de todo, podría ser alguién de su manada. Y como el mismo me aseguró, ellos no iban a hacerme daño.

O eso quería yo creer.

Lo que me importaba ahora, y era escencial justo en este momento, era prepararme para conocer la manada de Jungkook. Tenía que ir presentable. Dar una buena impresión. Y tratar de calmar estos nervios que tenía justo ahora. Me iba a dar un infarto en cualquier momento.
Revisé varias veces en mi closet tratando de escoger que ropa debía ponerme.

-¿Aún no te has vestido? -pregunta mi madre divertida entrando a mi cuarto.

-No -lloriquee-. Ayudame. ¿Que escojo?. ¿Algún vestido o algo más casual?.

-Yoonhee -sonríe ella divertida-, como te sientas mas cómoda.

-¡Es que no sé! -suspiro con un pequeño puchero en mis labios.

-Pues deberías apurarte. Jungkook acabó de llegar -dijo y me detuve para verla con los ojos abiertos.

- ¡¿Ya llegó!? -exclamé.

-Sí -asintió ella-. Está allá abajo con tu abuela.

-Dios. Y yo en estas condiciones aún -dejo caer mis hombros con ganas de llorar.

-Bajaré. No te demores ¿sí?. Y ponte algo con lo que estés cómoda -dice antes de salir de mi cuarto y cerrar la puerta detrás de ella.

Pego mi frente por unos segundos sobre la madera de el closet y me vuelvo a alejar para tomar lo primero que alcanza mi mano; no iba a darle más vueltas o nunca saldría de aquí.
Terminé escogiendo un vestido sencillo y casual -sin nada ostentoso y simple pero bonito-. Era blanco, con dibujos de flores estampadas en este. Las mangas eran bajas permitiendo mostrar mis hombros y me quedaba por la mitad de los muslos. Ni tan corto, pero tampoco tan largo. De zapatos cogí unos converses blancos bajos ya que estos combinaban debido a la sencillez del vestido. Decidí dejar mi pelo suelto y una vez que me sentí totalmente lista salí del cuarto. Cuando bajaba las escaleras, observé a Jungkook sentado en el sofá grande mientras reía de algo que al parecer le estaba contando mi abuela.

Mientras bajaba los escalones de la escalera, lo observé. Jungkook siempre estaba guapísimo, pero era importante recordarlo. Tenía su pelo perfectamente peinado, y sonreía tan abiertamente haciendo que un pequeño hoyuelo se le formara en una de sus mejillas. Y sus ojos se veían tan chiquitos cuando lo hacía.
Vestía como siempre de negro. Este color le acentaba totalmente bien. La cazadora encima de su camisa, el ajustado jeans que resaltaba sus ejercitadas piernas y tonificados muslos. Y para concluir, sus botas negras altas de un estilo increíble.

Era perfecto.

-Siento la tardanza -comento tímida una vez que llego.

-No te preocupes. Jungkookie estaba en buenas manos -sonríe mi abuela y no puedo evitar fruncir el ceño por el apodo que había acabado de escuchar.

-¿Jungkookie? -pregunté algo divertida.

-Es de cariño -dice mi abuela y luego le sonríe a Jungkook-. Puedes venir cada vez que quieras.

-Lo haré abuela -dijo Jungkook sonriendo. Luego me miró analizandome y por un momento temí que me dijese algo con respecto a mi ropa. Y lo hizo-. Estás hermosa.

-¿En serio? -dudé-. Me demoré un poco más por esto. No sabía como...vestirme para ir.

-Así estás bien -me sonrió.

Alma Gemela |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora