Alma Gemela |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔

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                      Jungkook;

Me quedé viendo como Yoonhee miraba su teléfono fijamente y me preocupaba que hubiese pasado algo.

—¿Que ocurre? —indagué.

Ella tragó fuertamente y suspiró mirando hacia otro lado. —Tú...no puedes estar aquí.

—¿Que? —la miré sin entender.

Agitó su cabello frustrada al parecer.
—Youngjae vino ayer —me miró entonces—. Salió con mi madre pero puede llegar en cualquier momento. No quiero que te vea. Es todo...

—Por mi no hay ningún problema —confesé sinceramente—. Quiero conocerlo.

Ella me miró entre asombrada y confundida. —Jungkook no es gracioso.

—No —aseguré—. No lo es. Quiero conocerlo en serio...

—Ya...—suspiró dispuesta bajarse pero puse mis manos sobre su cintura deteniendola—. Ya basta de bromas –dijo mirándome.

—No estoy bromeando —me enderecé acercandome más a ella—. No me importa.

—Pero a mi sí —fue su respuesta—. Es decir... –hace una pausa sacando un suspiro–. El sigue siendo mi esposo y tú-

—¿Yo que? —alzo una ceja esperando que continue mordiendo mi labio al final mirandola.

Ella se queda viendo esa acción por unos segundos para mirarme nuevamente a los ojos. —Tú eres...

—Dime —pido mirándola.

—¿Vas a hacer este jueguito? —alza una ceja mirándome.

Sonreí levemente. Negué. —Quiero escucharlo.

—No voy a decirlo —murmuró.

—¿No? —intrigué.

—No —negó viendo hacia otro lado evitando a toda costa mi mirada.

Sonreí nuevamente y dejé algunos de sus mechones de pelo tras su oreja para acercarme a esta y susurrar.
—Son dos palabras. La primera un pronombre posesivo empieza con M y la segunda termina con 'bre'  –digo.

Ella gira su rostro para verme haciendo que nos veamos cerca. —No.

—¿No? —intento no sonreír pero era muy adorable verla con el puchero y sonrrojada.

—No...

—Bueno...—dije mirándola—. Independientemente de que me dices que no, puedo afirmar que sí.

—¿Si que? —alza una ceja.

—Que soy tuyo.

Ella pestañeó seguidamente mientras me miraba y aproveché para dejar un rápido beso sobre sus labios.
—¡Deja de jugar así!  —golpeó mi brazo y se levantó en seguida.

—¿Así tratas a tus pacientes? —murmuro.

—Tu eres el paciente más rebelde que he conocido en toda mi vida —suspiró—. Pero ya. En serio; debes irte.

—No. Quiero conocer a ese...Youngjae —respondí encongiendome de hombros.

—¿Podrías actuar más maduro? —pregunta poniendose seria.

—¿Y crees que es maduro que evite a...Youngjae? —la observo incrédulo—. No hice nada malo. Solo me enamoré de ti.

Ella se me quedó viendo y yo correspondí a su mirada.
—Iré a ducharme. Esperame aquí —es lo que dice antes de tomar algunas cosas y salir del cuarto.