6. Estrechez de corazón

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Revali volvía a pasos tranquilos a la aldea, ya era de noche y muchos se habían ido a dormir, debido a su duro entrenamiento olvidó rondar la aldea para asegurarse de que todo estuviese bien.

Para su suerte no tuvo pensamientos intrusivos que interrumpieran su entrenamiento con el arco, nada de cantantes, hylianas o ansiedad por la calamidad, todo estuvo en paz, hasta que caminó por fuera de la tienda de Liv, la cuál aún no caía en los brazos de morfeo.

- ¡Revali! - pegó un grito fuerte, pero no lo suficiente para despertar a los demás.

- ¡LIV! - dio un pequeño salto por el susto, llevó su ala a su pecho para tratar de controlar su agitada respiración, volteó hacia donde estaba ella y se acercó muy molesto - ¿por qué siempre me asustas y no me llamas como un orni normal?

Liv soltó unas grandes carcajadas al ver al orni despavorido, sus plumas estaban algo esponjadas y aún no podía respirar bien, esa escena le causó mucha gracia. Esto hizo que Revali se enfadara más.

- ja, ja, muy gracioso, si vas a burlarte de mi mejor me voy - iba a dar media vuelta para irse, pero Liv le agarró el ala aún riendose. 

- lo lamento mucho Revali, ay, espera - inhaló y exhaló variadas veces para inhibir las ganas de reír que salían de su estómago. Soltó al orni al ver que no ejercía fuerza - quería decirte algo ¿tienes tiempo?

- depende - respondió molesto - si vas a reírte de mi no tengo tiempo. 

- no seas aguafiestas - sacó una manzana de los sacos que tenía cerca y se la dio a Revali en forma de disculpas, éste la aceptó, pero su semblante enojado no se iba.

- ¿cómo estuvo el entrenamiento hoy? - preguntó por cortesía.

- bien, muy tranquilo, cada vez me hago más fuerte si es tu verdadera pregunta - respondió mientras guardaba la manzana en su alforja.

Liv rodó los ojos con una sonrisa en el rostro, a pesar del egocentrismo de Revali, sabía que dentro de él había un corazón muy puro.

- me alegro escuchar eso... bueno, lo que te iba a decir... - tomó una bocanada de aire antes de hablar, eso le dio tiempo a Revali a pensar en las posibles cosas que iba a decirle su amiga ¿alguien se iba a casar? ¿alguien murió? ¿vino el insoportable caballerito? ¿alguien iba a darle un premio por su fuerza?

- hoy vino alguien a mi tienda... no sé si puedas adivinar quién es - dijo con vacile y sonrisas.

- no tengo idea.

- ay vamos, te daré una pista... tenía una guitarra, muy bien cuidada, es hyliana y...

Eso fue suficiente para saber de quién hablaba, toda su paz se había esfumado al recordar a esa persona que lo mantuvo varios días pensando y desconcentrado de sus actividades, nunca había hablado con ella, pero ya le estaba cayendo un poco mal, detestaba su mera existencia porque le hacía pensar banalidades.

- ¿y? - fingió desinterés, pero una parte de él quería hacerle mil preguntas, si era una persona cálida o fría, qué cosas compró, si sabía su nombre o su edad, su comida favorita y un largo etcétera.

- bueno, es una hyliana muy dulce y linda, creo que vendrá a cantar por acá muy pronto, te diría su nombre pero eso te lo dejo a ti - Liv presentía lo que pasaba por la cabeza y el corazón de Revali, y quería darle un empujón para que se atreviera a hablarle.

- ¿yo? ¿y por qué? como si no tuviese tantas cosas que hacer, me importa muy poco lo que haga esa hyliana con su vida, la calamidad está cerca y todos dependen de mi, eso es mucho más importante, Liv - la orni sonrió y posó su ala en el hombro de su amigo amistosamente, era unos centímetros más alto que ella, por lo que tuvo que levantar un poco la cabeza para mirarlo a los ojos - ambos sabemos el por qué, Revali ¿qué tiene de malo hacer nuevas amistades? y si son amigos, tendrás menos distracciones ¿no? no te estarás comiendo la cabeza con pensamientos intrusivos sobre su forma de ser, por ejemplo.

¿Cómo era posible que Liv supiese la mayoría de las cosas que rondan por su mente con tan solo mirarlo? - bruja - susurró Revali, a lo que la orni sonrió - gracias por el cumplido.

Revali la miraba con seriedad, tratando de no darle más razones para que pensara cualquier cosa respecto a su curiosidad por la hyliana cantante - me debo ir Liv, deja tus suposiciones raras para otro momento.

Se alejó mientras escuchaba cómo se despedía la orni, siguió su camino un poco más acelerado y sin voltear atrás, su rostro serio era un poema, esa hyliana la tenía cada vez más cerca y eso le preocupaba, le rezaba a las diosas no toparse nunca con ella, sabía que era un distractor de su verdadero y único objetivo, derrotar a Ganon y ser el campeón más aclamado de Hyrule, nada ni nadie iba a desviar sus metas.

Canción de olvido | Revali x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora