10. Como el sol en el cielo

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- ¿estás segura que es seguro acá? - Meyrath estaba bastante asustado de estar en el mismo lugar donde había monstruos que casi atacaron a Kaira, ésta revolvió sus cabellos con la intención de calmarlo - tranquilo, ahora tenemos un caballo para escapar - bromeó, pero no le hizo mucha gracia al menor - Durazno no es un caballo de guerra, tiene sentimientos.

Durante el tiempo en el que Kaira estuvo en su casa con sus padres y Meyrath, adoptaron un caballo que estaba perdido, relinchaba desesperadamente y tenía heridas en sus patas traseras, Kaira y Meyrath asumieron que fue algún monstruo o un hyliana mal intencionado, no dudaron en llevarlo a su hogar, y aunque sus padres eran reacios a la idea de tener un caballo, lograron convencerlos de que era una forma más cómoda de movilizarse y podrían escapar sobre él si ocurría algo.

Poseer un potrillo era una gran responsabilidad y rupias, cuando lo rescataron aún era pequeño así que Meyrath y Kaira juntaron sus rupias para poder comprarle leche y medicamentos, luego de unos meses creció lo suficiente como para llevar dos personas sobre su lomo, y su nombre fue apodado por Meyrath debido a sus colores cafés claros, que eran parecidos al rosa pálido del durazno.

- por cierto, aún así debemos estar atentos con Durazno, aunque lo tengamos escondido detrás de acá, hay que protegerlo de cualquier cosa ¿sí? - cuando se trataba de su caballo, la valentía del menor volvía a su cuerpo - por supuesto.

Habían terminado de desempacar sus ropajes, y por el viento que se escuchaba a través de la ventana se avecinaba una tormenta, eso puso a la hyliana en alerta.

- sabes, creo que tendré que salir con Durazno.
- ¿¡por qué?! 

- ¿escuchas el viento? es como el de las tormentas, si viene una no dejaré que Durazno se moje afuera, y como no podemos entrarlo, pensaba en dejarlo en el establo que está en la entrada.
- pero es muy lejos, tendrías que volver a pie.
- no es problema, voy corriendo - bromeó - y así aprovecho de comprarle algunas cosas a Liv.

- ¿es la orni de la tienda? - Kaira asintió con la cabeza - pensaba hacer una tarta de manzana ¿te gustaría?

- ¡eso no se pregunta! - exclamó el menor - tomar una taza de chocolate caliente y comer tarta mientras llueve... es la mejor sensación de la vida - Kaira estalló de risa, eso descolocó a su hermano quién la miraba con notoria verguenza - ¿de qué te ríes?

- eres un exagerado - respondió tratando de calmar la risa - además, no hay chocolate así que tendrás que conformarte con té o leche, aún no tienes edad para el café.

- pero tengo 14 años Kaira, no me hará nada.

- a los 16, no antes ¿te imaginas te da un paro cardíaco por la cafeína? me muero si tú te mueres.

- no deberías morir ¿quién cuidará a Durazno?

- mmm, buen punto.

Después de algunas charlas triviales sobre el clima o que sus padres los llenarán de cartas por la preocupación de los supuestos monstruos, Kaira tomó su abrigo estilo cárdigan corto color verde y algunas rupias en su alforja para pagar la estadía de Durazno y los ingredientes para la tarta.

Se despidió de su hermano y le encargó encarecidamente que no le abriese a nadie y si era necesario escapar, que lo hiciera.

Cerró la puerta de la pequeña y acogedora casa comunitaria, acarició la suave piel del caballo el cuál estaba detrás de la casa - te vamos a dejar en un lugar seguro ¿sí? creo que habrá lluvias y no quiero que te resfríes - montó a su caballo y éste se encaminó hacia su lugar de destino.

...

- serían 25 rupias la noche, estará bien cuidada acá, el servicio consta de un techo, limpieza y alimentación para tu caballo. 

Canción de olvido | Revali x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora