34. Una nube cuelga sobre mi

226 17 7
                                    

— ya vamos a llegar — la mano de Kaira estaba entrelazada con el ala del orni simulando un suave agarre de manos. Estaban llegando a la casa de ella tal como Revali le había prometido al inicio de la velada, a pesar de las advertencias de su amada de que probablemente tenga que ver a Meyrath o a sus padres, quiso dejarla sana y salva en su hogar.

Revali no poseía grandes temores por el prejuicio de amar a una persona que no fuese una orni, incluso pensaba en que si sus padres se enteraban que ella estaba saliendo con alguien de su talla se sentirían muy orgullosos y podría callarle la boca al molesto de su hermano.

Llegaron a una casa visualmente parecida a todas las que estaban en la ciudadela, se veía de un material resistente parecido a la gravilla, de dos pisos y de colores celestes y blancos, desde las ventanas se reflejaban las luces encendidas, dando indicio de que al menos había alguien despierto. Kaira le regaló una amplia sonrisa al orni, el cual solo le dijo que se apurara en golpear.

— de nada Revali — interrumpió con ironía, cosa que la hyliana no entendió — ¿eh? — te he traído acá sana y salva ¿no crees que me merezco un agradecimiento? — eso hizo que Kaira soltara algunas risas — ¿y cómo quiere que le agradezca, humilde caballero? tal proeza merece algo más que simples palabras.

Las manos de Kaira se fueron hacia el cuello ajeno para rodearlo, a lo que Revali le respondió rodeando la cintura de su amada y acercándola a su cuerpo — creo que se me ocurre algo con lo que puedes agradecerme — dijo aquello casi en un susurro.

Ambos estaban observándose como si fuese una obra de arte, sus rostros estaban lo suficientemente cerca como para besarse, pero fueron interrumpidos por el rechinar de una puerta.

Siempre eran las puertas, pensaron.

Meyrath había escuchado aquellas voces conocidas y decidido ir a abrir la puerta antes de que su padre fuese; sus padres sabían que Kaira tenía un enamorado, pero ella aún no les decía quién era exactamente aquel muchacho, y quería mantener el secreto hasta que su hermana estuviese lista para decirlo.

Ambos miraron al menor tras la puerta, vieron en éste una mueca exagerada de asco — iugh... — dejó salir un sonido desagrado a lo que Kaira respondió con un suspiro pesado, se separó de su amado para acercarse a él — hola a ti también Meyrath — dijo ella con leve molestia. Sabía que Revali no era de su total agrado, pero le desagradaba que no hiciese un esfuerzo por ser más amable o simplemente no ser mal educado.

Revali miró al menor con cólera y de reojo, Meyrath se moría de las ganas de decirle alguna burla al ver su mirada posada en él.

— nos vemos Revali — dijo Kaira volteando en dirección a su amado — gracias por traerme.

— pronto me lo agradecerás como corresponde — respondió juguetonamente, Kaira soltó algunas risas nerviosas y sus mejillas estaban coloradas, Meyrath presenció tal escena que a sus ojos era sumamente asquerosa, no porque fueran de distintas razas, sino porque el amor era algo incómodo para él, ver muestras de afecto en otras personas le generaba mucha repulsión dentro de su estómago.

— ya vete — dijo Meyrath en dirección al orni, éste cambió su ánimo abruptamente, ni él podía creer como ese niño podía enfadarle tanto — tú no te metas en conversaciones ajenas ¿a caso no te enseñaron modales? 

— a ti te faltan modales — respondió Meyrath levemente insultado — trataste fatal a mi hermana cuando la conociste y ahora te haces el amable, además si te vas a besuquear con ella no lo hagas en mi presencia.

— ¡tú no me conoces! así que deja de hablar como si me conocieras de toda la vida, deberías tenerme un mínimo de respeto-

Kaira no dejó que terminara de hablar, interrumpió a ambos para que dejaran de discutir — ¡ya basta! ustedes dos dejen de comportarse así, mínimo háganlo cuando yo no esté — Meyrath vio a su hermana, no la vio molesta sino más bien incómoda.

Canción de olvido | Revali x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora