24. Me gustas tanto

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Han pasado aproximadamente dos meses desde aquella última visita de Kaira la aldea orni, cosa que le dolía por distintas razones, porque amaba aquel ambiente gélido pero agradable a la vez, sus hermosas vistas y cultura, pero en su mayoría por su amado campeón, quién le dio literalmente la espalda cuando trató de disculparse y razonar esa vez, durante muchos días castigó sus pensamientos y acciones prejuiciosas, y que aquellas hayan probablemente el orgullo y los sentimientos de Revali, quién con esmero y valor dejó salir lo más profundo de su alma a la azabache con la esperanza de ser correspondido completamente.

Su hermano menor notó de inmediato que algo pasaba con su adorada hermana, ya no era tan alegre y bromista, sus melodías y cánticos se volvieron depresivos y solo se la pasaba en casa horneando pasteles o cantando en las calles que había dejado de visitar por sus visitas a la aldea orni; en un intento de animarla, aquella mañana le llevó el desayuno a su recamara, llevaba en una pequeña bandeja una taza de café, un vaso con jugo de naranja, unas tostadas y un trozo de tarta que ella misma había horneado la noche anterior — ¡Kaira, ábreme! — por detrás de la puerta escuchaba el rajeo de su guitarra, se detuvo en seco cuando su grito fue expulsado, la chica abrió la puerta, tenía notorias ojeras y un semblante preocupante.

A pesar de eso, sus ojos se iluminaron de ternura y amor al ver a su hermano con sus platillos favoritos para desayunar, sin dudar lo dejó entrar, y cerró la puerta tras de él — deja la bandeja en el escritorio — dictó, para luego sentarse sobre su cama y agarrar nuevamente su guitarra — ¿vas a comer luego? el café puede enfriarse — preocupado su hermano la observó, pero la chica solo le sonrió y lo invitó a sentarse junto a ella en la cama.

— muchas gracias por traerme el desayuno, sabes que son mis cosas favoritas — sonrió, comenzó a rajear su guitarra delicadamente para que su voz no se perdiera con el ruido del instrumento — lo hice con mucho amor, aunque la tarta es crédito tuyo — ambos rieron — perdóname — dijo la chica de la nada, cosa que dejó confuso al menor — te prometí ir a la aldea orni para buscar fresas y hacer muñecos de nieve, pero... — suspiró — está muy peligroso salir. El chico no era tonto, entendía y sabía todo el torbellino de sentimientos que estaba pasando su hermana — ¿y esos monstruos se llaman Revali? — preguntó sin ningún tipo de escrúpulos o trato, sabiendo que aquel nombre hacía que el corazón de Kaira se cristalizara aún más; la chica suspiró y puso la palma de su mano bruscamente sobre las cuerdas de su instrumento, interrumpiendo toda melodía — siempre eres tan directo... — susurró. Por los nervios y el caos que creó aquel nombre dentro suyo se levantó y buscó la taza de café para beberla de golpe, pero estaba muy caliente para ser bebido rápidamente, tosió debido a que también se ahogó, su hermano solo rió a carcajadas — Kaira no soy un idiota, y sé que evades temas bebiendo o comiendo algo — la chica solo hacía gestos de que se había quemado horriblemente la boca y lengua — aprovecharé eso para que me escuches — dictó — Ganon está cada vez más cerca, y nuestro futuro es incierto, si amas a ese pájaro corre y dile todo, si no te escucha repíteselo, hazlo hasta el final, bésalo si es necesario, pero no tienes nada que perder, además él por ser un campeón corre peligro de morir cada segundo, aunque él mismo diga que es el mejor, nada nos asegura que algún monstruo o el mismísimo Ganon venga justo ahora y lo derrote, Kaira, no tienes nada que perder, el tiempo se acaba... en vez de cocinar tantos pasteles y galletas deberías estar con Revali, aprovechando los días que tenemos con vida... — por un segundo la azabache olvidó el ardor en su boca y la picazón en su garganta.

¿cuándo su hermano había madurado tanto? recordó aquellos momentos en que era más pequeño y le estaba enseñando a hablar, o cuando dio sus primeros pasos, incluso meses antes que estaban recostados en la plaza contemplando las estrellas y le expresó sus sentimientos por Revali y el miedo de que sus padres le regañaran por eso, o perjudicar a Revali por sus sentimientos egoístas. Miró orgullosa a su hermano, por un segundo sintió que derramaría lágrimas de orgullo de hermana mayor, dejó la taza sobre la bandeja y fue donde su hermano, lo abrazó con dulzura y le agradeció por ser su cable a tierra en aquellos momentos, expresándole la madurez que había obtenido últimamente y lo orgullosa que estaba de eso.

Canción de olvido | Revali x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora