39. Rogando

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Link pasó la noche en la casa habitada por los únicos hylianos de Kakariko, luego de una deliciosa cena compuesta por arroz y patatas le otorgaron la habitación de Kaira, la cual estaba inhabilitada desde su muerte, Link se sintió en un principio incómodo, sabía que no debía invadir la memoria de un difunto, menos si se trataba de aquella persona especial de su pasado, pero no tuvo más opción.

Cuando entró a la habitación observó todo su alrededor, era pequeña pero acogedora, la cama estaba pegada a la ventana que daba vistas hacia el poblado, cerró las cortinas para que ningún chismoso lo mirase.

Vio un pequeño escritorio cerca de la puerta de entrada, y en la otra esquina un armario de madera, era un cuarto simple.

Se sentó sobre la cama con suma delicadeza, como si estuviese a punto de romperse, le perturbaba un poco dormir en las mismas sábanas de Kaira. Se quitó la alforja mientras se volvía a levantar.

Sintió golpes en la puerta, dejó la alforja sobre el escritorio y la tableta sheikah antes de abrir.

— disculpe, traje unos ropajes que pueden servirle como pijama.

— gracias — se apartó Link para que Margarita entrara — no era necesario.

Dejó la ropa doblada sobre la cama, dándole la espalda a Link, se quedó quieta por algunos segundos, éste no sabía que le pasaba.

— Link... ¿crees que mi abuela era feliz en tu época? — podía ser una pregunta casi repetitiva, pero el recién nombrado no tuvo molestias en responder — no tengo dudas.

— ¿crees en el cielo? si es así... ¿crees que esté descansando junto a Revali? — sintió su voz romperse, se acercó un poco hasta quedar tras ella.

— ¿por qué preguntas eso? — pensó en acariciar su hombro para darle tranquilidad, pero un apretado abrazo y fuertes sollozos le interrumpieron. Margarita se dio vuelta hasta quedar frente a Link, de manera desesperada abrazó su cuello con fuerza y dejó caer rápidas lágrimas sobre su pecho.

— ¡me siento tan mal! — exclamó, Link había dado un suspiro por las sorpresas, quedó con los brazos abiertos por un par de segundos, hasta que lentamente fue juntando sus manos a la espalda ajena — ¡no sabía que mi abuela había sufrido tanto! y saber que ella nunca fue feliz después de eso me rompe el corazón, suena egoísta pero pensé que... mis hermanas y yo podíamos hacerla feliz, y creí que era así hasta ahora, no fuimos suficientes, no nos comparamos a Revali...

Link la interrumpió — no digas eso, estoy seguro que fuiste muy especial para ella, Kaira no era así, siempre quiso a las personas por igual — trató de alejar a Margarita de su cuerpo porque no sabía como reaccionar ante tanto contacto físico y para poder tranquilizarla, su respiración se estaba descontrolando.

La tomó de sus hombros con delicadeza haciendo que le mirase — creo que ella sufrió mucho y no supo como afrontar el trauma... pero eso no quita el hecho de que te amó y a tus hermanas también, después de todo fuiste la única que la escuchó cantar ¿no? — los ojos de Margarita brillaron por unos segundos — s-sí... tienes razón, yo... — se alejó de Link, soltándose de su agarre, sentía mucha vergüenza al haberse mostrado tan vulnerable hacia un desconocido, pero extrañamente Link le transmitía confianza, la suficiente para llorar en su hombro.

— lamento mucho haberte abrazado y todo eso, ya sabes... — sus mejillas se sonrojaron de la vergüenza, vio como Link sonreía levemente, eso le obligó a desviar la mirada hacia el suelo.

— no debes disculparte —  sonrió — gracias por recibirme en tu casa, a ti a tu familia, muchas gracias —  estaba a punto de inclinar la parte superior de su cuerpo hacia bajo como gesto de agradecimiento, pero Margarita lo detuvo con chillidos — ¡no es necesario! ¡de verdad! — Link volvió a sonreír —  mi abuela era fundamental para la mayoría de nosotros, y conocer a alguien que fue cercano a ella es un gran privilegio...

Canción de olvido | Revali x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora