16. Señor amante

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Teba y Revali estaban sentados al rededor de una fogata que estaba ubicada a pasos de una casa característica del pueblo orni; ambos habían entrenado durante la tarde sin hablar mucho, y Teba insistió en que se tomaran un descanso para además comentarle lo que le había dicho en el pueblo.

Estaban bebiendo té negro caliente con ramas de canela para batallar contra las heladas del atardecer.

— tengo un mal presentimiento, la princesa aún no ha despertado su poder, y tú y los campeones siguen entrenando como locos, estudiando a sus bestias divinas... no crees que... ¿necesites ayuda? quería proponerte ser tu mano derecha, y sé que esto no te gusta.

Observó a su compañero con vacile — pero visto lo que pasó con tu desmayo hace unos días, creo que un ala extra no te vendría mal, si me dejas pilotear contigo a Vah Medoh podría...

— no, gracias — respondió seco — estoy agradecido de tu ayuda, pero entrenar juntos ya me ayuda lo suficiente, yo seré capaz de derrotar a Ganon, Vah Medoh y yo vamos a triunfar, te lo aseguro, incluso si la princesa no despierta su poder, vamos a ganar.

Teba le dio un sorvo a su té y miró de reojo al orni azulado, su mirada era realmente amenazadora, estaba completamente decidido de detener a Ganon inclusive él solo, confiaba completamente en sus capacidades, pero sabía que por dentro moría de miedo.

— esta bien, pero mi oferta estará siempre abierta, a parte de hacerlo por ti, lo hago por mi familia, por nuestro pueblo, además aún eres joven, creo que deberías hacer cosas distintas a estar en tu propio régimen militar, y si todo llega a salir bien, una parte de ti lamentará no haber balanceado tus tiempos.

— ¿y qué cosas serían de las que me arrepentiré de no haber hecho? me arrepentiría no haberme esforzado tanto en entrenar.

— es cierto, todo es de vida o muerte, pero otros ornis de tu edad están descubriendo sus pasiones, viajan por todo Hyrule, forman familia, se enamoran... — Teba nombró lo último con intención de ver su reacción ante el amor, pero se sorprendió al no ver ningún gesto distinto en su rostro.

— le tendré que decir a Liv que él no está enamorado, sino se siente amenazado por ella...

— eso es una pérdida de tiempo, hay cosas que realmente importan, no gastaré mi valioso tiempo en pequeñeses.

— ¿tener un pequeño Revali es una pérdida de tiempo? yo creo que necesitas a un polluelo fuerte para que batalle contigo — soltó algunas risas, Revali solo rio una vez de forma irónica.

— sigue soñando.

— bueno, no es necesario un pequeño Revali, sino más bien alguien... especial, en quién confiar y poder desahogar tus penas.

— ya te dije, no necesito de eso, hay cosas más importantes que mis propios problemas.

— si no estás bien, no podrás derrotar a Ganon — se le vino a la cabeza como una flecha directa a su subconsciente la frase que le dijo Kaira cuando lo cuidó, e inevitablemente recordó la discusión que tuvo con ella; después de haberse ido, se arrepintió totalmente de haberla tratado así, ella tenía toda la razón, ella hizo todo bien, solo él y su estúpido orgullo y pensamientos intrusivos sobre si sería capaz de derrocar la calamidad hicieron que se alejara, la lastimaron.

Tal vez ella era la clave para aminorar su ansiedad.

— ¿Revali? — al escuchar su nombre salió de su trance, pestañeó variadas veces para despertar por completo — ¿habías dicho algo?

— sí, sobre esa niña que estaba tocando la guitarra ¿la conoces? nunca la había visto.

— que fastidio seguir pensando en ella —

— lamentablemente sí... no es primera vez que hace eso acá, no sé que le dio con nuestro pueblo, pero lleva muchas semanas cantando, incluso esos niños la adoran.

— ¿en serio? la verdad sí canta muy bien... ¿qué opinas de ella?

Esa pregunta le hizo ruido en su cabeza ¿a caso sospechaba algo? ¿alguien le dijo sobre los cuidados que le dio Kaira? decidió seguirle el juego hasta que estimara pertinente.

— no sé a que viene esa pregunta — tomó un trago rápido a su té — pero su presencia me molesta, siempre está sonriendo, cantando, como si no hubiese una pronta calamidad, como si la princesa no estuviese sufriendo cada día por su poder, como si nada pasara, no se da cuenta que estamos entre la vida y la muerte y ella solo se dedica a sonreír...

Miró a su compañero, vio rabia en sus gestos pero notó un brillo particular en sus ojos, muy diferente a como estaba momentos antes o durante el día cuando la tenía frente a sus ojos. Deseaba intervenir más, tal vez ayudarlo a ordenar sus emociones, pero sabía más que nadie que Revali posee muros, los cuales no va a derribar, no dejará a nadie ver sus verdaderas emociones.

— entiendo tu punto, pero también creo que puede ser algo bueno, las pocas veces que he estado en la aldea he visto a los niños cantar muchas canciones... quizás ella los influenció y tienen otra cosa en que pensar a parte de que existe una probabilidad de no volver a despertar más.

Revali tenía la mirada pegada en el suelo recapitulando la discusión que había tenido con ella.

— creo que deberías dejarte influenciar por ella, déjate llevar por su felicidad, si estás más feliz, el entrenamiento se te hará más fácil y Ganon se convertirá en un chiste, después de todo, nuestro cuerpo está conectado con nuestra mente y estados de ánimo, tal vez ella vino a darnos felicidad, y tú mismo pones barreras para no serlo... míralo por ese lado, si estás feliz y sano, todo será mejor.

No se había detenido a verlo desde ese punto de vista, para él no era opción dejarse llevar por sus emociones más sensibles.

Pero quizás, si se atrevía ¿qué podía perder? ¿tiempo? ¿fortaleza? y si sale todo bien ¿qué ganaría? ¿felicidad? ¿paz?

Todo era confuso, pero había tomado la decisión de al menos dejarse llevar, quizás era un mensaje de las diosas, de que era posible tener paz en momentos de colapso.

Un mensaje de que tenía permitido experimentar otras cosas.

Tenía permitido ser feliz.

Quizás era capaz de sentir aprecio.

¿y si lo que estaba sintiendo era...?

— amor...
— ¿qué dijiste, Revali? — había escuchado perfectamente y sonrió victorioso.
— si la amas, no hay problema, Revali.
— ¡¿qué?! — cayó en cuenta de que estaba pensando en voz alta ¡aún no estaba listo! aún no sabía con claridad lo que sentía.

Estaba muriendo de vergüenza, deseaba que viniese un rayo y retumbara en su cabeza, sus plumas se esponjaron y esos molestos colores burdeos atacaban nuevamente.

— ¡no es eso! cómo crees... — Teba estalló en risas, eso le molestaba aún más, su semblante cambió rápidamente a uno de enfado.

— tranquilo, no le diré a nadie esto, morirá junto a mi.

— estás equivocado, no sé que tienes en la cabeza pero nada es cierto — recalcó un poco acelerado, por desgracia Teba conocía muy bien a su amigo.

— espero que me hagas caso y te des el permiso de ser feliz, no sabemos cuánto tiempo nos queda de vida, y si vencemos a Ganon, demoraremos muchos años en reconstruir la memoria perdida, aprovecha este tiempo indefinido que aún la vida es normal... no pierdas la oportunidad, Revali.

Tal vez tenía razón, pensaba.

Tal vez era cosa de tiempo

Tal vez Kaira muera antes en manos de un monstruo y el último recuerdo que tendría de ella sería su discusión.

Tenía el poder de cambiar el rumbo de su vida, y estaba cada vez más decidido a reescribirla.

Canción de olvido | Revali x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora