14. Lucha sin fin

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El transcurso de la semana fue rápido desde que el orni abandonó la cabaña, tenía tantas emociones mezcladas que le fue imposible actuar con normalidad, estaba constantemente pensando en todo lo ocurrido, sobre pensando e imaginando lo que habría ocurrido si todos esos días en los que estuvo en manos de la hyliana hubiera estado consciente.

Sentía vergüenza por mostrarse vulnerable, por no ser capaz de dominar su propio movimiento de batalla, por caer tan bajo por cansancio y un simple resfriado, sentía esas raras emociones cuando pensaba en ella, a pesar de haberlas dominado, conocer un poco más de ella alborotó todos sus sentidos. Además ella tuvo todo su cuerpo a su merced (sin su consentimiento y voluntad) deseaba morir al pensar en ello, pero también deseaba haber estado consciente para saber si realmente sus manos eran tan suaves sobre su espalda.

Por otro lado la hyliana vivió aquella semana con suma normalidad, pudo hacer muchos muñecos de nieve con su hermano, hornear variados pasteles, pasear por la aldea orni junto a él, incluso Liv tuvo el agrado de conocerle.

Tenían planeado irse, pero Kaira no estaba tan entusiasmada, cada vez se sentía más cercana a los ornis, su cultura y sus bellos paisajes, fue el lugar donde su pasión musical renació, y de alguna manera le dolía separarse momentáneamente de ese trozo de felicidad que le brindaron.

Pensó en tocar su guitarra una última vez antes de partir a su hogar, pensaba incluso en que podría ser su última vez allí, aunque tenía a su caballo Durazno para transportarse, no iba a ponerlo en riesgo, cada vez el ambiente era más tenso y catastrófico, los rumores de que había extraños seres atacando e incluso apariciones de hylianos con poderes sobrenaturales eran más latentes que nunca, odiaba estar tan lejos de los ornis.

No sabía si aquella idea de tocar en la aldea orni le gustaría a su hermano, quizás quería hacer una última actividad como hermanos antes de irse, sin embargo decidió planteársela esa misma mañana en la que pensaban irse.  

— Meyrath ¿a qué hora quieres irte?

— mmm, durante la tarde, me da un poco de miedo estar muy tarde fuera ¿por qué?

— nada, porque bueno, ya es medio día, y tenía pensado algo...

— ¿quieres cantar algo, no?

La hyliana se sonrojó, su hermano se limitó a reírse.

— no sé si adivinaste o me conoces bien... pero sí.

— yo te puedo acompañar si quieres, no tengo ningún problema.

Kaira se acercó más al menor con un gran brillo en los ojos y se dibujó una amplia sonrisa en sus ojos.

— ¡¿de verdad?! — a Meyrath le causaba un poco de inquietud las enormes ganas de su hermana tocar en un pueblo tan pequeño, sus ojos eran los que estaban a cargo de demostrar al exterior sus pensamientos — s-sí... ¿quieres ir ahora?

— mmm — se quedó un par de segundos pensando — creo que es lo mejor, así a penas termine nos vamos directo a casa, solo que no tengo nada preparado — comentó lo último con desgano.

— Kaira ese no es un gran problema, canta cualquier cosa, o lo que sientas más ahora en este momento — eso encendió una ampolleta invisible sobre su cabeza, se le vinieron algunas canciones a su mente que reflejaban lo que pasaba por su mente y su corazón.

Desde que conoció a Revali le llamó mucho la atención, además de las notorias diferencias físicas que ella encontraba fascinante, había algo en él que la llamaba a conocerlo más y tratar de saber más de él, nunca fue muy buena respecto a sus emociones, solo lloraba y muchas veces no concebía el por qué, solo con su puño y letra era capaz de autoconocerse.

Canción de olvido | Revali x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora