Canción de olvido | Revali x Lectora

29. Con suavidad

Se estaba acercando al castillo, la cantidad de guardias era mayor que nunca, tuvo algunos problemas para entrar por las primeras dos rejas creadas para que los posibles monstruos no entraran tan fácilmente, hasta que llegó a la puerta que les guiaba al castillo, había un guardia alto y de contextura ancha, se notaba que era un hyliano que entrenaba día y noche para tener su cuerpo así.

— ¿cómo logró entrar acá? — preguntó seco.

— soy acompañante de un invitado para la fiesta de la princesa.

— mmh — tenía un papel en sus manos donde tenía anotados los nombres de los invitados inscritos.

— me llamo Kaira.

Una gran ráfaga de viento asustó a Kaira y al soldado, éste último se puso en posición de ataque casi de manera automática, pero bajó la lanza que tenía guardada al ver al campeón orni posicionarse al lado de la hyliana.

— ella viene conmigo, por favor déjanos pasar.

— por supuesto — todos confiaban plenamente en los campeones, si ellos decían algo todos acataban.

Kaira miró sorprendida a Revali y le regaló una sonrisa al chocar miradas.

Cuando se alejaron del guardia caminaron lentamente hasta la puerta principal del castillo, Revali no podía creer lo preciosa que se veía su amada, nunca imaginó verla en una prenda de ese estilo, vio que tenía sus características trenzas en sus mechones y una corona de flores, específicamente margaritas que adornaban su cabello.

— te ves... bien — comentó un poco avergonzado, en esta ocasión le costó decirle con sinceridad lo hermosa que se veía a sus ojos.

— ¿tú crees? no es algo que yo usaría recurrentemente, pero siento que me queda bien.

— en realidad no te ves bien — eso asustó por unos segundos a la hyliana, sus pupilas se hicieron más pequeñas por el susto — te ves muy bien, muy... linda — se sonrojó al decir lo último, y eso llenó de ternura a la hyliana.

— ¡¿de verdad?! — se había emocionado como una niña pequeña, abrazó la cintura del orni y lo apretujó con entusiasmo, éste soltó un pequeño grito de exclamación por la sorpresa de sus actos, se vio obligado a mirarla a pesar de que deseaba no hacerlo por la vergüenza, vio sus ojos brillar y sus mejillas de color rosa pastel, no podía ser pesado con un rostro tan angelical al frente.

Pararon en seco, Revali vio a todos lados para asegurarse de que no había nadie, acarició rápidamente la cabeza de su amado quién seguía con sus brazos atados a su cuerpo — ya suéltame, no puedo caminar así — respondió fastidiado pero con una sonrisa en el rostro.

Entre risas Kaira se separó de él para seguir caminando, quedaba menos para llegar, había olvidado completamente sus miedos y sus prejuicios al ver a su amado, con su mera presencia era capaz de calmar su alma y quitar todos sus temores, a su lado se sentía segura.

Conversaron banalidades sobre lo que habían hecho con mayor detalle durante los días que no se vieron hasta que llegaron a la puerta principal del castillo, Revali golpeó esta y fue abierta por dos soldados quiénes le dejaron pasar sin ningún problema.

Una vez dentro Kaira no podía dejar de maravillarse con el interior del castillo, le trajo recuerdos de su adolescencia, donde cantaba y tocaba la guitarra para la familia real, o simplemente acompañaba a otros músicos igual de talentosos que ella durante las ceremonias, y viendo cada detalle se dio cuenta que no había cambiado en nada, seguía igual de magnífico e incluso intimidante.

Automáticamente sintió un poco de frío por los materiales usados para la construcción del castillo.

— hace años que no veía esto...