Knockin' on heaven's door ~ Axl x Slash

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ya sé que es de Bob Dylan pero bueno, la versión de los Guns está muy buena también.

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Entre el humo y las risas de la gente, se sentía aturdido y agobiado. No sabía cuánto de qué había consumido pero estaba seguro de que algo se había metido, sino no estaría así de mareado y perdido.

Metió la cabeza entre sus propias manos, sintiéndose mal consigo mismo. Como pudo se levantó del banquillo de la barra, y balanceandose salió del bar por la puerta trasera, una que daba a un callejón que era iluminado únicamente por una lámpara tenue.

Bajo la luz de esta, se encontraba Axl. Él pensó que cuando dijo que se marcharía, se iría a su casa pero no fue así.

—Te había estado esperando. —le dijo. Esa sonrisa que denotaba una alegría casi morbosa al verlo ebrio, por ende vulnerable. —Ven aquí —le invitó a acercarse, abriendo sus brazos. Slash no dudó ni un segundo antes de desplomarse sobre él, se sentía morir.

—No me siento muy bien. —habló con su voz un poco temblorosa.

—No pasa nada, te llevaré a casa.

—¿Y los chicos?

—Ellos saben cómo volver a sus casas, tú no. Sostente bien de mí. —puso una de sus manos sobre su cintura y llevó la del contrario hacia arriba para que abrazara sus hombros.

Despacio comenzó a caminar, sentía como el de rulos se tambaleaba con cada paso que daba. Si tuviera más fuerza, lo hubiera cargado. Caminaban bajo las luces de las decaídas farolas. No había ni un alma en la calle, tenía sentido ¿Quien andaría por esos lugares a las tres de la mañana un día de semana?, sólo algunos borrachos o drogadictos.

Hudson estaba sorprendido por la estabilidad que llevaba el pelirrojo, parecía que no había consumido nada, aunque él podría jurar que lo vio tomar varias botellas.

A pesar de estar caminando en el desolado frío de la noche casi arrastrando a un borracho, Axl se sentía como si estuviera cumpliendo un pequeño sueño. "Pequeño" porque él soñaba en grande y pronto lo tendría de otra forma.

Cuando llegaron al departamento del más alto, abrió la puerta, la cual estaba sin llave, y se dirigió de inmediato a su cama mientras se quitaba su chaqueta que fue arrojada por ahí. Axl entró detrás de él.

—¿Ya te vas a dormir? —preguntó.

—Sí, ya ha sido suficiente por hoy. —habló por primera vez desde que había salido del local, mientras se quitaba las zapatillas sentado en el colchón.

—Bien, buenas noches. —le dijo. —Recuerda el ensayo de mañana. —se dio media vuelta para salir de la habitación pero la voz de él lo detuvo.

—Quédate a dormir, vives lejos y podrían robarte si sales a esta hora.

—No tengo nada que me puedan quitar más que la vida. —metió las manos en los bolsillos de su pantalón para luego sacarlos hacía afuera, mostrándole que no había nada dentro. —Y eso tampoco sería una catástrofe.

—Da igual, Axl, no quiero dormir solo ¿Entiendes?

Él rio despacio, acercándose a la cama y sentandose a su lado. Se quitó sus botas de cuero y subió sus pies al colchón.

—¿Quieras que duerma en contigo o me voy a la sala?

—Si te dije que te quedarás a dormir, no era para que te fueras a la sala. —le contestó, comenzando a enojarse. Su cabeza palpitaba y no estaba para escuchar las palabras del pelirrojo.

—Bien, bien, pero no te pongas así. —se recostó sobre la cama, con las manos bajo la cabeza y las piernas cruzadas.

Slash se dejó caer también, suspirando aliviado al finalmente sentirse en su cama. Cerró sus ojos, los cuales le pesaban desde hacía rato. Pudo sentir como la cálida mano del más bajo lo tomaba de la suya con fuerza, entrelazando sus dedos y por un momento, en el que se encontró a si mismo en un aterrador limbo entre la perdición total y la lucidez, el guitarrista se sintió tocando las puertas del cielo.

El silencio se hizo entre ellos y el de rulos cayó ante Morfeo incluso más rápido de lo que pensó que sería.

One-shots; Guns n Roses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora