Perfect crime ~ Axl x Duff.

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Respiraba agitado, sabía bien que alguien lo venía siguiendo desde hacía varios metros ya. Le dolía el cuerpo y su corazón parecía querer salirse de su pecho, palpitaba con tanta fuerza que tenía miedo de morir ahí mismo. Su respiración creaba vapor por el frío que hacía y la nieve y ramas secas crujían bajo sus botas. Sostenía su brazo izquierdo, el cuál se balanceaba estando fuera de su eje normal.

Esto lo tenía merecido y Michael "Duff" McKagan sabía perfectamente que era así. No debió meterse con ese camión cargado de droga esa noche. No debió meterse en el negocio del narcotráfico, como para empezar. Robar a otros era fácil y él ágil, por eso le dieron ese puesto. Pero había que saber defenderse, Duff no tenía miedo y parecía que no lo tendría nunca, por lo que al jefe no le preocupó en realidad las consecuencias que pudieran traer mandarlo al atardecer por una carga de kilos completa. No era algo que McKagan hubiese hecho antes, pero no parecía difícil. Seguiría el camión hasta que este parara a descargar y cuando el conductor se bajara del vehículo, entraba en él rápidamente y arrancaba hacia una dirección muy lejana a ellos.

Claro que ninguno contó con toda la pandilla esperando en el lugar donde recibirían: un prostíbulo de mala muerte ubicado a las afueras de la ciudad, cerca del bosque; de clientes habituales de todos los sábados y alcohol barato, con un sureño que tenía armas debajo de la cama como dueño. Apenas trató de entrar al camión que le dispararon a una ventana de éste. Tuvo que bajar y empezar a correr.

Escuchó como gritaban y disparaban al aire, mientras mandaban a un chico a correr detrás de él para alcanzarlo al menos. Esa vez no pudieron llegar y la próxima tampoco. Pero ahora sí que lo tenían en la mira.

La tercera es la vencida, dicen. Y Michael corría tratando de que no lo fuera. Pero ya sentía que no podía escaparse de su destino.

—¡Espera! —escuchó que gritaban detrás de él. —¡No estoy armado! ¡Sólo llévame contigo por favor! ¡Quiero salir de aquí!

Duff frenó en seco pero se movió hasta detrás de un árbol, cerca del claro.

—¡Por favor! —sollozó la voz. —Mi novio me vendió al dueño y tengo miedo.

El corazón del rubio de ablandó de inmediato al oir aquello.—¿Estás seguro de que no vas armado?

—¡Muy seguro! —gritó, escuchándose débil y decaído por haber corrido tanto. —¡Sólo quiero volver a casa con la abuela!

McKagan mordió su labio inferior, sintiéndose comprometido con el extraño. Tal vez, él era su única oportunidad para huir de ese lugar.

—Bien, acércate con las manos en alto. —habló mientras salía de su escondite. Logró ver cómo una sombra se dibujaba en el suelo y se asomó, viendo una figura más delgada y baja que él.

Finalmente se decidió a salir y quedó de espaldas al árbol, mirando a los ojos al pelirrojo que tenía en frente a escasos metros de su persona. No advirtió el momento en el que sacó el arma de su bolsillo y disparó a él, directo a su brazo derecho. Gritó fuerte y se dejó caer contra el tronco. Ninguno de sus brazos funcionaba correctamente ahora, ya no iba a poder levantarse.

El chico se acercó a él, sonriendo victorioso ante sus sollozos. —Hasta aquí llegaste, McKagan. Ya, dile adiós al mundo.

—Fue una buena jugada, debo admitir. —sonrió un poco; si iba a caer frente a un cualquiera, caería mostrándose superior. Para ese punto, su garganta ardía como creía que lo hacía el infierno pero si tenía que burlarse de él, lo haría.

—Gracias.

—Vamos, no tengas miedo —le dijo. —Dispárame, fuiste inteligente. —el chico se arrolló frente a él y besó su frente, dejando una marca de lápiz labial allí.

Luego volvió a ponerse de pie y se alejo un poco. Cargó el arma, queriendo evitar verlo a los ojos. Duff cerró los suyos, buscando que no fuera tan difícil.

—¿Listo para morir?

—Esta vez sí.

Las aves volaron alto de las copas de los árboles al oir el estruendo en el claro. La cabeza de Duff cayó sobre su hombro izquierdo mientras sangraba por el agujero de su frente. Estaba más que muerto.

El chico miró su reloj. —En una o dos horas, los animales se van a encargar de tu cuerpo. —guardó el arma y luego retomó su camino hacia el prostíbulo.

One-shots; Guns n Roses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora