Live And Let Die ~ Axl x Izzy

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El baño de la discoteca parecía estar en medio de un temblor con la música tan alta. La noche le parecía eterna a Axl en ese momento, pero las manecillas de reloj avanzaban y no les importaba como se sentía; pronto amanecería, llegaría el día y todo se esfumaría.

Unió sus labios, de una forma descarada y que no reparaba en gastos. Saco el mayor provecho al descuido que tuvo Izzy cuando trató de recuperar aire, haciendo que él moviera sus labios también. Sus manos se colaron traviesas entre la ropa del pelinegro pero éste lo detuvo antes de que pudiera avanzar más. 

—Ya me quiero ir de aquí.

—Vamos, entonces —lo soltó del agarre en la cintura y quitó la traba del cubículo del baño, saliendo los dos de éste.

Los chicos bailaban juntos en la oscuridad, algunos se mostraban desesperados por la atención de otros, eso le daba lástima a Rose. Las vidas de muchos de ellos se reducían a eso,

Pobres idiotas. —pensó, mientras presionaba la muñeca por la que sostenía al guitarrista para que no se le escapara, aunque él no tenía intenciones de ir a ningún lado sin su compañía.

No quedaba mucho entre la puerta y ellos cuando chocaron contra una figura que ambos reconocían, Slash.

—Hey, ¿A dónde van? —preguntó, sin soltar la cintura de una rubia desconocida que se movía con una candente locura contra él, buscando que volviera su atención hacia su cuerpo.

—Ya tuvimos suficiente por esta noche —le dijo el vocalista. —Pero nos vemos mañana en el garaje.

—Genial.

Finalmente, ambos pudieron salir del lugar. La luna alumbraba el paisaje nocturno, dónde los jóvenes caminaban en grupo o pareja. Era una linda noche de sábado, algo fresca pero con una chaqueta bastaba.

—¿Qué hacemos? —le preguntó el pelinegro.

—Vayamos a mi casa. Tengo algo de alcohol.

Los dos caminaron hasta atrás del club, donde el auto en el que habían llegado esperaba. Izzy subió del asiento del piloto, esperándolo. El motor arrancó con un gruñido bastante feroz para los años que tenía cuando el dueño giró la llave, una vez que ambas puertas estuvieron cerradas. Las luces de las farolas alumbraban el camino y la veredas de la avenida principal, en la cual que no estuvieron mucho tiempo y doblaron por una calle menos transcurrida, aún así estaba viva.

Stradlin estacionó el auto en la calle de en frente al departamento dónde vivía su compañero de esa noche. El edificio era algo viejo y solía hacer mucho frío dentro, sin embargo la renta era barata y los vecinos bastante amigables, así que no se quejaba.

—¿Quieres cerveza? —preguntó el pelirrojo al abrir la nevera.

—Gracias —le dijo y atrapó en al aire la lata que le lanzó el otro. Acomodándose mejor en el sofá antes de abrirla.

Axl se sentó a su lado, dándole un sorbo largo a su bebida y lo miró. —Me gustas tanto, Jeffrey. —aseguró con una sonrisa boba en el rostro.

—Y tú a mí, William. —acaricio su mejilla derecha con su pulgar. —Acuéstate —le pidió mientras dejaba la lata en el suelo, el otro obedeció.

En seguida se sentó sobre su estómago, con una pierna a cada lado de su cintura. Se quitó su camiseta y desabotonó su jean.

—Esto es muy bueno. —aseguró el menor mientras comenzaba a acariciar los muslos del guitarrista, quien ya movía sus caderas para frotarse un poco contra el cuerpo debajo suyo.

—Y un sería un desastre si alguno de los chicos se entera. —habló en un tono de burla,

—Oh, ellos no tiene que saberlo. No hay forma de que lo hagan si no les decimos.

—No lo sé, ¿No es un poco sospechosa la forma en la que nos fuimos hoy?

—Tal vez... —lo meditó un poco. —Pero da igual, Slash estaba tan borracho que ni cuenta se habrá dado. —rio, buscando besar los labios ajenos y consiguiendolo.

Se dieron algunos besos cortos y suaves antes de empezar con uno un poco más pesado. Las manos del menor se clavaron en la cintura ajena, acarició algo fuerte; su intención era mantenerlo encima de su cuerpo, más específicamente sobre el bulto que se estaba formando en su entrepierna.

Izzy jadeo cuando se separaron, su cuerpo se sentía caliente y dispuesto a seguir avanzando tanto como pudieran. Esa noche iría para largo.

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—¿Ya te vas? ¿No quieres desayunar, amor? —preguntó Axl, viendo desde su cama como su pareja ya se estaba vistiendose. Los rayos del sol que entraban por la ventana iluminaban a ambos.

—Quiero ducharme antes de ensayar hoy.

—Puedes hacerlo aquí.

—No, gracias. —terminó de colocarse su chaqueta. —Nos vemos más tarde, ¿Sí?

El vocalista asintió y eso fue señal suficiente para que el pelinegro se marchara finalmente del departamento.

Rose se acomodó en la cama, recordando el encuentro a forma de saciar su necesidad de pasar un tiempo más con él. Estaba enamorado de Izzy aunque sabía que no le correspondía y jamás lo haría, pues al guitarrista sólo le interesaba tener a alguien con quién pasar la noche. Sin embargo, se consolaba comparando el cariño que sabía que ese chico le tenía con la niebla, porque la niebla no se divisa de día; pero aún así ahí estuvo en la noche anterior y volvería a estar en la siguiente.

One-shots; Guns n Roses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora