La vieja madera del muelle chirriaba agotada debajo de sus pies, ambos adolescentes corrían haciendo sonar los tablones casi podridos cuando pisaban fuertemente.
—¡No vas a alcanzarme, Izzy! —gritó uno de los adolescentes mientras reía, Jeffrey corría detrás de él tratando de seguirle el paso. Las ventiscas que venían desde el lago hacian que los rizos todavía mojados del más rápido se enredaran.
Irónicamente, fue atrapado por su amigo justo antes de caer al agua, quien lo jaló por la camiseta para evitar que lo hiciera. Habían pasado ya toda la tarde nadando y mojar sus únicas ropas secas sería un inconveniente, puesto que la noche ya venía acercándose. Además, también se mojaría su mochila con el resto de cosas dentro.
—¡Ves! ¡Te alcancé! —rio y lo dejo libre después de algunos forcejeos.
—¡Jódete! —le enseñó el dedo mayor, se quitó la mochila y la dejó en el suelo para después apoyar su espalda contra una de las barandillas de madera a uno de sus costados. Su amigo imitó su acción, buscando el contacto visual con él que anhelaba desde que el día había comenzado, el cuál era el último que pasarían juntos.
Durante la mañana, luego del desayuno, hicieron sus bolsos. Almorzaron junto con el resto de jóvenes y coordinadores en el gran comedor; al finalizar, los tutores les dieron la tarde libre a todos para que terminaran de empacar sus cosas y se despidieran de los amigos que muy probablemente no volverían a ver jamás. Ellos decidieron que lo mejor era pasar el resto del día en el lago, su lugar favorito del campamento.
Ahora, el sol ya se ponía sobre el agua, dando así fin al día. Mañana muy temprano, Jeffery volvería a Lafayette en Indiana y Saul regresaría Los Ángeles, California. Habían intercambiado sus números de teléfono, e incluso compartían brazaletes trenzados de amistad pero Izzy sabía perfectamente que la distancia los separaría en algún momento. Comenzarían la escuela secundaria en una semana y estaba seguro de que Slash (apodo que le habían puesto entre todos) haría nuevos amigos y estaría muy ocupado siendo el chico social para hablar con él todos los días.
Dejaron pasar algunos minutos en silencio, dónde ambos contemplaban sus rostros por lo que aseguraban sería la última vez. Sin embargo, las sonrisas no se borraban de sus caras. Extrañarían los momentos juntos, sobre todo porque ahora irían hacia una parte desconocida de la vida. A pesar de cualquier sentimiento de miedo o confusión que se encontraban ahí, agradecían haberse conocido y haber vivido tantos días con la compañía del otro.
Hudson miro hacia el lago, suspirando con pesadez porque pasaría los siguientes meses dentro de la apretada y escandalosa ciudad, teniendo que soportar una escuela nueva donde no conocía a nadie. Amaba Los Ángeles, era su hogar, pero eso no quitaba que toda la urbanización fuera un caos a veces.
—Izzy. —lo llamó cuando se dio cuenta de que él ya no estaba mirándolo.
—¿Sí? —respondió, volteando a su dirección.
—Gracias. —le dijo sonriente.
—¿Por qué?
—Por ser mi amigo y haber pasado el último verano de primaria conmigo.
De inmediato, Stradlin lo abrazó, rodeando fuertemente su cuerpo levemente más grande. —Te quiero, amigo.
—Y yo a ti. —palmeo su delgada espalda suavemente.
—No me olvides, por favor.
—Jamás lo haría. —declaró. —¿Cómo podría olvidar mi primer beso?
—¿Qué-
No tuvo tiempo de cuestionar nada, pues el de rulos tomó sus hombros para alejarlo y en un valiente acto repentino, besó sus labios. Los ojos del pelinegro se abrieron grandes, sorprendido por lo que estaba pasando. Puso sus manos sobre las mejillas del moreno, besándolo de forma inexperta pero con tierna curiosidad. Izzy cerró sus ojos, dejándose llevar lo mejor que podía. Slash sólo intentaba imitar la manera en la que la gente se besaba en las películas románticas.
Se separaron después de algunos segundo que parecieron eternos y que los dos desearon que realmente lo fueran, el menor acarició suavemente los pómulos ajenos con sus pulgares.
—De veras que voy a extrañarte, amigo. —dijo Hudson, sintiendo el tacto dulce sobre su rostro. Su primer beso lo había dado a los catorce años con su mejor amigo del campamento, no podía olvidar aquello.
—Hablaremos cada vez que podamos. —lo soltó. Bajó una de sus manos y cerró el puño con la otra, mostrándole sólo el dedo meñique. —Es una promesa.
Ambos entrelezaron sus meñiques, cerrandolos para sellar su promesa y así, dejar constancia al menos dicha de su amistad.
—Ya debemos regresar. —aseguró Stradlin cuando observó su reloj de pulsera, justo debajo de su brazalete.
—Vayamos. —tomó otra vez su mochila.
Emprendieron camino de vuelta a las cabañas. Detrás de ellos, el agua se mecia y sol ya reposaba sobre el horizonte. Los días felices de sencilla niñez habían acabado.
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One-shots; Guns n Roses
FanfictionRecopilación de one-shots y drabbles con parejas conformadas entre los integrantes de Guns n Roses. ☞ No pretendo burlarme de ninguna de las personas, vivas o fallecidas, que son nombrados en este libro (Aunque los Guns están todos con vida, al meno...