Black Leather ~ Duff x Izzy

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—Michael~ —jadeó el mayor. Las manos firmes del otro hombre se aferraban fuertes a su cadera, mientras varios chupones y besos eran depositados en su cuello. Se encontraba sentando sobre el regazo del rubio con las piernas abiertas, casi temblaba.

McKagan no podía contenerse. Había sido una bestia desde que ingresaron a la habitación. Aquellos pantalones de cuero negro que llevaba su pareja lo habían hecho calentarse tremendamente, tanto así que le fue imposible resistirse a las ganas de arrancarselos apenas entrar al cuarto.

Cuando se canso de jugar con el cuello de Izzy, lo dejó encima del colchón en lo que él terminaba de desvestirse para poder comenzar con lo que consideraba la acción real. Revistió su miembro con un condón, a su novio no le gustaba hacerlo sin.

El bajista se colocó al raz de la cama, tomando las caderas del chico sobre esta para atraerlo hasta él. No necesitaba prepararlo, ya lo habían hecho algunos minutos atrás. Sin más, se comenzó a deslizar lentamente en el apretado interior del mayor.

—Agh, siempre estás estrecho. —aseguró, no podía moverse aún gracias a los fuertes apretones que daba su novio. Tomó con tal fuerza sus costados que estaba seguro que sus manos quedarían marcadas en la piel del otro.

Izzy jadeo pesadamente cuando los empujones comenzaron a hacerse presentes en su interior. Se sentía tan bien. Estaba completamente entregado a él y dispuesto a dejarse tocar como el otro quisiera.

—Amor~ —gimió su nombre, apretando las sábanas con fuerza. Sus ojos brillaban en lujuria y ya se encontraba húmedos gracias a las lágrimas que amenazaban en salir. —¡Bebé! —gritó cuando el otro arremetió contra el final de su cavidad.

—Te amo, Izzy... —aseguró con su voz ronca producto del esfuerzo. El lubricante del preservativo hacia que sus movimientos fueran más profundos y rápidos. —Te amo muchísimo.

—Yo tambien- aah~ —contestó. —¡Mierda, sí! —apretó sus párpados con fuerza, llevando sus manos hasta los hombros del menor para rasguñarlos y descargar su placer.

El rubio no podía detenerse, el ruido del chapoteo que se generaba cuando sus pieles chocaban era muy fuerte. Aquel sonido combinado con el rechinar de la cama y los ruidos que provenían de ambos lo hacia perderse en el éxtasis.

—M-Me voy a correr- —avisó para después morder su labio inferior. El nudo en su pelvis se ajustaba ya con cierta incomodidad. Comenzó a menear sus caderas, deseando sentir su orgasmo de una buena vez.

Duff no dijo nada, pero se movió más rápidamente. Él también se sentía cerca. Tomó suavemente el miembro del pelinegro, masturbandolo sin vergüenza al mismo ritmo que arremetía contra su excitado cuerpo.

—¡Oh, amor! —gritó, dejando que toda su escencia saliera de su miembro. Se retorcía y temblaba de placer, era mucho. Su novio jadeo, pegandose completamente a él antes de acabar en el condón.

Se dejó caer sobre su pareja, quien lo rodeo con sus brazos. Lentamente recuperó su respiración y pudo quitar su pene. Se puso de pie, quitándose en condón y atandolo para arrojarlo al pequeño tacho de basura en el baño.

Lavó su cara en el lavamanos, frotando un poco sus ojos por el cansancio. Regresó al cuarto, echándose de costado en la cama para mirar a su pareja; este tenía su respiración agitada y su rostro muy rojo. No le importaba estar sudado o lleno de diferentes fluidos, lo tomó las caderas e inicio un beso suave; las manos del guitarrista lo tomaron por los cabellos, acercándolo aún más a su figura.

—Te amo muchísimo. —habló cuando se separaron del beso.

—Yo igual te amo. —rio y palmeó la mejilla derecha de su novio. Se hizo bollito en su pecho, besando su cuello antes de cerrar sus párpados.

Duff tomó las sábanas y lo abrazó con fuerza, rodeándolo con amor. Suspiró cansado, revolviendo sus cabellos negros antes de besar su frente y acomodarse para descansar junto con su novio.

One-shots; Guns n Roses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora