Capítulo Treinta y Seis

206 11 21
                                    

Aitana Ocaña

Esta noche había sido increíble. Y pensar que fue la fiesta de Marta.

Sebastián siempre aprovechaba cualquier momento para acercarse a mi, sin que mi hermano nos viera. Incluso fuimos al jardín y hablamos un poco. Es bueno saber que siempre voy a poder contar con él.

Kirill en la fiesta no miró a ninguna otra chica que no sea Lia, se veía tan felíz a su lado. Se puede decir que mi hermano está enamorado.

Me siento bastante felíz por él. Lia es una buena chica.

Estaba en mi habitación dando vueltas por la cama, todavía algo dormida. De lo único que tenía ganas hoy era de quedarme debajo de mis sábanas.

Sentí que alguien abrió la puerta y fingí estar dormida.

Kirill: ¡Aitana! Levántate.

Él se sentó en mi cama y sacudiendo mi brazo.

No, no, y no.

Aitana: mmm, No. Déjame, Kirill.

Me escondí más entre mis sábanas.

Él tomó de mis sábanas y las tiró.

Kirill: Necesito tu ayuda urgente, por favor. -suplicó-

Aitana: Como sea algo estúpido, Kirill, juro que te voy a matar.

Kirill: Cállate y escúchame. -dijo serio-

Aitana: A ver, ¿ahora qué es lo que no puedes resolver? -me senté en mi cama-

Kirill: Lo que pasa es que... -suspiro- Quiero invitar a Lia a cenar.

Aitana: ¡¿POR ESO ME LEVANTASTE?!¡SAL DE MI HABITACIÓN YA! -lo empujé hasta la puerta-

Ser pequeña no es tan bueno del todo. En menos de cinco segundos, yo ya estaba sobre mi cama de nuevo.

Kirill: Aitana, por favor. Esa chica en serio me gusta. -suplicó de nuevo-

¿Qué voy a ser con él?

Aitana: ¿Qué es exactamente lo que necesitas? -dije frustrada, él sonrió y me dió un beso en la frente-

Kirill: Tenía en mente comprarle un vestido. Que vaya conmigo a cenar a uno de esos restaurantes caro fuera de la ciudad, usando el vestido que le compré. Necesito que me ayudes a elegir uno.

Aitana: Kirill sólo tienes que ir al shopping y elegir el vestido que más te guste para ella. Fin.

Kirill: ¡No! No sé nada de vestidos. ¿Y si el que elijo no le gusta? Vamos Aitana, ayúdame. Lo único que sé de vestidos es cómo quitarlos.

Aitana: ¡KIRILL, EH! -grite y él rió-

Kirill: Lo juro. En serio, necesito que me ayudes.

Aitana: Hagamos algo... Busca tú el vestido, el que más te guste y luego me lo muestras. Si no me gusta, yo misma iré a comprarle uno, con mi dinero. ¿Está bien?

Kirill: Eres la mejor hermana del mundo. -me abrazo-

Aitana: Lo sé, lo sé.

Kirill salió de mi habitación y varios minutos después, lo vi salir en su auto.

Me di una de esas largas y relajante duchas, donde sólo podía pensar en cómo ha cambiado mi vida.

¿Quién iba a pensar que en algún momento de mi vida, Sebastián terminaría a mi lado? ¿Que le contaría mis más grandes secretos? ¿Que incluso me ayudaría con los problemas de mi padre? Nunca me lo imaginé. Y de lo único que estoy segura es que no quiero que esto acabe. Y hay que asumir que esa opción está ahí. Tal vez acabe, tal vez no. Y es por eso que, sea cual sea el tiempo que nos quede juntos, pienso darle lo mejor de mi.

Sei Mia, PiccolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora