Capítulo Veintitrés

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Sebastián Yatra

Me levanto por los golpes en la puerta.

¿Quien mierda es? Son como las 06:00. ¿Es que acaso ya nadie puede dormir tranquilo?

Bajo las escaleras y abro la puerta con furia. Odio que me levanten de esta manera.

Sebastián: ¿Qué haces aquí? ¿Estás consciente de qué hora es? -dije enojado mientras Kirill entraba en casa-

Kirill: Son las 15:00.

Sebastián: ¿Qué? -mire el reloj de la sala- Mierda, si.

No recordaba nada de lo que hice ayer después de... Maldita sea, ni siquiera quiero recordarlo. Siempre tomando las peores decisiones.

Kirill se sentó en el sofá mientras encendía la televisión.

Kirill: ¿Hoy no tienes una presentación con tu banda?

Sebastián: Sí, pero es la noche.

Lo dije mientras sacaba leche para hacerme un buen tazón de cereal.
Kirill se quedó callado, probablemente viendo alguna de esas series policiales que le encantan.

Kirill: Sebastián. -dijo seco-

Yo me volteé y no pude decir ni una sola palabra. Mierda. Mis piernas no se podían mover y sentía ese nudo en la garganta.

Kirill: ¿Qué es esto, Sebastián? ¡TÚ DEJASTE ESTO HACE MUCHO TIEMPO! -gritó-

Había olvidado que dejé la cocaina en la mesa.

No recuerdo nada de lo que terminé haciendo ayer, maldita sea.

Sebastián: Mira, yo te lo puedo explicar... -le dije mientras le quitaba la bolsa y él me empujó-

Kirill: ¿Quieres volver a esos tiempos, Sebastián? ¿Dónde lo único que podías hacer era llorar y drogarte? ¿Qué mierda estas haciendo con tu vida?

Sebastián: ¡Hace tiempo no lo hacía! Ayer sólo estaba en una maldita depresión, todos los recuerdos vinieron a mi y ¡sí! Lo hice. Sé que no es la salida, sé que no me ayudará, pero ¡ya estoy lo suficientemente jodido! Así que, ¿qué mierda importa?

Kirill: Hay muchas personas que te quieres, Sebastián. Y estoy seguro de que a ninguno le gustaría que te hicieras esto.

Me senté de nuevo y sentí las lágrimas sobre mis mejillas. Sólo quiero olvidarme del pasado, o simplemente aceptarlo y que ya no me afecte.

Kirill: Iré a arrojar esta porquería. -dijo saliendo-

Y la verdad, no quiero volver a estos tiempos. No quiero ser una decepción para mis amigos, ni para mi madre, ni para mi Aitana.

No puedo hacer esto.

Me levanté y me acerqué a Kirill.

Sebastián: Gracias.

Kirill: Ni lo vuelvas a hacer, Sebastián. No arruines tu vida de esa manera. -me abrazo-

Y me sentí culpable. Le estaba mintiendo a una de las personas que siempre me ha apoyado.

Conozco a Kirill desde hace mucho tiempo, es como un hermano para mi. Lo he visto crecer y él a mi, pero le conozco lo suficiente y sé que cualquier cosa que le diga, no va a creer que en serio quiero a Aitana.

Y perderá el control.

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